Nunca me ha gustado releer una misma novela. Hay tantísimos libros nuevos por descubrir que nunca he pensado que fuera algo muy productivo. Sin embargo, creo que siempre hay excepciones, y que una segunda o tercera lectura puede resultar más enriquecedora que la primera. Con esta brillante autora siempre he hecho una excepción. Me releí Orgullo y prejuicio dos veces y cada vez me resultó aún mejor que la primera.
Pero todos los apasionados de sus novelas sabemos que Jane Austen es mucho más que su obra cumbre y, por eso, esta vez he releído dos de sus novelas cortas en esta preciosa edición revisada llamada Lady Susan y otras novelas: Lady Susan y Los Watson.
La primera ya supuso todo un descubrimiento la primera vez que la leí, pero me ha gustado aún más en esta segunda lectura. Es increíble cómo la protagonista de este libro se aleja de los modelos comunes de Austen. Lady Susan es una mujer manipuladora, atrevida, interesada, egoísta y consentida. Pero también es un personaje que quiere reivindicar su poder como mujer en la sociedad, y creo que es por eso por lo que la autora la incluyó dentro de su obra. Sin embargo, en esta obra no solo destaca su protagonista, sino que también nos encontramos con la narración a la que la autora nos tiene acostumbrados. A través de una pluma repleta de ironía y absurdos, nos muestra que las principales preocupaciones de las mujeres en la época eran el dinero y la búsqueda de marido (que no de amor).
En Los Watson, nos encontramos con una protagonista bastante diferente a Lady Susan. Sin embargo, también es un personaje fuerte, valiente y no políticamente correcta que se niega a vivir como mujer débil y objeto sexual frente a los hombres que la rodean y que reclama su independencia en la sociedad. Aunque está sin acabar, creo que es de mis favoritas y si hubiera sido acabada, habría sido una de sus novelas más importantes.
Además de estas dos novelas, en esta edición también he descubierto Amor y Amistad y Sanditon, dos obras que llevaba mucho tiempo queriendo leer. Mientras la primera nos muestra la dependencia de la mujer del hombre y las preocupaciones absurdas que afligen sus vidas y ambos temas son llevados al extremo, en la segunda nos encontramos una historia en la que el amor por disfrutar la vida al máximo hasta el final es el núcleo clave. Ambas me han sorprendido bastante, ya que la primera fue escrita cuando la autora solo tenía quince años, cuando ya comenzaba a mostrar su genialidad, y la última la escribió en el transcurso de su enfermedad y no puede reflejar menos amor por la vida de lo que demuestra. Además, también se nota que fue su última novela, porque la narración es brillante y muestra todo lo que ha aprendido en sus años como novelista.
Es increíble que una autora como Jane Austen haya sobrevivido al paso del tiempo y que se sigan leyendo sus novelas como si hubieran sido publicadas ayer. Su tema favorito, la reivindicación del papel de la mujer en la sociedad, a través de las situaciones vividas en sus novelas y con su narración llena de ironía y absurdos, la ha catapultado como una de las mejores novelistas británicas de todos los tiempos.
Al margen de esto, creo que hoy en día todos deberíamos leer a esta autora, porque aunque hayan transcurrido más de dos siglos desde que sus novelas fueron escritas, hay situaciones que aún no han cambiado y seguimos viviendo en un sistema patriarcal. El feminismo es algo por lo que hay que luchar cada día, y si Jane Austen ya se dio cuenta en su época y tuvo la valentía de plasmarlo en las más de mil páginas que ocupan todos sus libros, nosotros también deberíamos seguir haciéndolo.
Estas obras recogidas en Lady Susan y otras novelas son el ejemplo perfecto de clásicos imprescindibles que todos deberíamos leer, y que nadie debería aplazar. En poco más de trescientas páginas, esta autora vuelve a sorprender a sus lectores, además de divertirles, entretenerles y hacerles reflexionar. Afirmo sin lugar a dudas que nunca me cansaré de leer a Jane Austen, da igual el tiempo que pase o los libros que lea. Su sello de identidad la diferencia de cualquier escritor y la convierte en una verdadera heroína de su siglo.