Reseña del libro “Lady Susan”, de Jane Austen
¿Y cómo hago yo ahora para hacerte entender lo que ha supuesto para mi conocer a Lady Susan? Yo, que desde hace más de dos décadas adoro a las hermanas Dashwood; que considero a Lizzy Bennet la perfecta heroína… ¡qué será de mí ahora! ¿será capaz de leer de nuevo las aventuras y desventuras de estas tres señoritas sin sentir que no son ni la mitad de divertidas que Lady Susan?
Mi querida Jane Austen: no me esperaba este ataque por tu parte hacia el prototipo de personaje literario femenino. Has convertido la belleza en un arma de doble filo. Has dotado a una mujer de un poder sobre la voluntad de los demás que no corresponde a su época, donde todas debían ser dóciles y además nos lo has contado como un epistolario maravillosamente entretenido que te mantiene enganchado a una trama leyendo una carta tras otras, pidiendo más.
La editorial Montesinos recupera este clásico de Austen que se publicó originalmente tras su muerte y que me ha recordado a la Louisa May Alcott que se escondía bajo el seudónimo de A. M. Barnard. Me han parecido similares en el sentido de que, estando acostumbrada leer sus novelas, el modo en el que narran las historias y, sobre todo el tipo de personajes que construyen, en la Lady Susan de Austen me he sorprendido tanto o más que cuando leí Tras la máscara (esa obra oscura de la creadora de Jo March).
Una arpía sin corazón, necesitada de atención constante sobre su persona. Una madre nefasta que trata a su hija como una enemiga ante los hombres que ella pueda considerar como futuribles en su vida. Una mujer viuda que, sin llegar aún a un año en ese estado, no muestra el menor reparo en coquetear con hombres solteros y casados siempre que tengan una renta anual adecuada a lo que ella pueda requerir el resto de su vida. En las cartas que leemos en Lady Susan, somos testigos de cómo planea sus visitas, sus manipulaciones, de cómo reacciona ante los demás de manera educada y convincente y después habla sin pelos en la lengua de todo lo acontecido con una amiga que es igual de desagradable y egocéntrica que ella. Y ha sido maravilloso.
Hay un momento en Lady Susan que resume a la perfección el modo de pensar de esta señora, está hablando de su hija y de un muchacho al que está manipulando para “quizás” hacerlo su esposo y dice así: “Tengo que castigar a Frederica, y con el mayor rigor, por haber apelado a la intercesión de Reginald; he de castigarlo a él por haber accedido de buen grado y por su conducta subsiguiente. Debo castigar a mi cuñada por la insolente mirada de triunfo que viene ostentando desde la marcha de Sir James (…) y debo cobrarme venganza por las humillaciones que se me han infligido en los últimos días”.
Como veis Lady Susan va a estar muy ocupada, y nosotros no podremos parar de mirar, en este caso leer, lo que vaya saliendo de su mente retorcida.
Me ha gustado mucho descubrir esta cara de Jane Austen, saber que si hubiera tenido más tiempo nos hubiera podido regalar más personajes como Lady Susan. No deja de sorprender a pesar de los años que lleva escrita porque siempre va a ver alguien que, como yo, se acerque por primera vez, pero con cautela, por no ser de sus obras más conocidas, y que piense que es una maravilla que existan personajes como ella capaces de hacerse odiar y admirar a la vez.
Leer a esta Lady Susan, escrita por Jane Austen en su veintena, publicada tras su muerte y que ha sabido conservar su frescura a lo largo de los siglos, ha sido un más que satisfactorio placer literario que debería ser disfrutado por todo lector que necesite pasar un rato entretenido entre intrigas y confabulaciones.