Reseña del libro “Las armas de la luz”, de Jesús Sánchez Adalid
Hace años, una persona cercana a mí me recomendó leer El mozárabe. Y la verdad es que a pesar de atraerme mucho la historia que presentaba, nunca le llegué a dar una oportunidad. El tiempo pasó y aunque siempre que veía aquel libro en alguna librería me entraban ganas de leerlo, nunca lo hice. ¡Qué tonta fui!
Y digo que qué tonta fui porque después de haber leído la novela que hoy os traigo, escrita también por el mismo autor que El mozárabe, Jesús Sánchez Adalid, ahora me arrepiento muchísimo de no haberle dado una oportunidad a ese otro libro, pues he quedado muy impresionada por los conocimientos y la prosa del autor. Pero bueno, nunca es tarde, por lo que yo creo que este año leeré sin duda El mozárabe.
Sin embargo, ahora centrémonos en lo que hoy toca, hablar de la novela histórica con la que hoy vengo: Las armas de la luz. Nos encontramos cerca del año 1000. Un período complicado y peligroso. Dos jóvenes que viajan al Alto Urgel. Condes y magnates luchan por independizarse y romper con el califato de Córdoba. Una mujer cansada de estar sometida a una sociedad cerrada. El joven Blai de Adrall y el joven Oliba, hijo de los condes de Cerdeña y Besalú, que sacrifica todo lo que es por hacer su sueño realidad: ser monje. Todo esto y más es esta novela, donde lo más importante es la sabiduría y la sensatez, porque gracias a ellas podremos alcanzar la verdad y la auténtica luz que guiará nuestro camino.
Un camino, la lectura de este libro, que ha resultado ser complejo y a la vez muy satisfactorio. Complejo por la cantidad de información que he podido descubrir en cada una de sus páginas y capítulos. El trabajo de documentación que ha llevado a cabo el autor es enorme y tremendo, así como la minuciosidad en los mapas que hallamos al principio y al final de la obra. Unos mapas que nos ubican a la perfección en la época y nos proporcionan todos los detalles necesarios para no perdernos en el seguimiento de la historia que nos ofrece Jesús Sánchez Adalid.
Y sí, muy satisfactoria ha sido la lectura, por la sensación que queda al finalizarla, por la conexión con sus personajes y por esa necesidad que tanto los jóvenes actuales como los de antaño compartimos: alcanzar un estado de paz y tranquilidad en nuestras vidas y conocernos a nosotros mismos.
El autor nos demuestra que el amor, la libertad y la igualdad entre diferentes sociedades y culturas es algo universal y atemporal, que aunque parezcan deseos de nuestros días, podemos ver que también los tenían hace más de mil años.
Así, Las armas de la luz, es una novela dividida en veinte completas partes a modo de diario de viaje que comienzan con una introducción a los capítulos, como si de manuscritos se tratase, denominada «Libros»; con una nota histórica imprescindible que nos aclara muchas dudas que nos puedan haber quedado; una cronología precisa y extensa; y un apartado donde podemos zambullirnos de forma detallada en datos sobre los reyes y los gobernantes del momento. Es una obra ambientada en la Alta Edad Media que ha resultado ser toda una experiencia para mí y que nos regala una pluma impecable que consigue transportarnos a una época tan alejada de la nuestra y a la vez tan similar; a las vidas de esos personajes tan distantes de nuestro presente y al mismo tiempo tan cercanos en mente y alma.
Por lo que recomiendo encarecidamente este libro no solo a todos los amantes de la novela histórica, sino a todos los que quieran conocer más sobre este género y empaparse de conocimiento. De un conocimiento que nos ayude a encontrar nuestro camino en la vida y en el mundo, y que nos empuje a averiguar quiénes somos.