“Me alegra sobremanera que puedas decir lo que dices después de leer la novela entera; y los elogios de Fanny me hacen muy feliz. Tenía una confianza fundada en ella, pero me faltaba la certeza. Que Darcy y Elizabeth le gusten es suficiente. Si quiere, puede odiar a todos los demás […]”
Carta a Cassandra Austen, fechada el 9 de febrero de 1813.
¿Sabéis lo difícil que es escribir reseñas cuando ese libro o autor en cuestión es importante para ti? Siempre tengo la sensación de que me dejo algo. O que no consigo plasmar en palabras todo lo que me transmite. Y el caso de Jane Austen es uno de los más especiales. Es una de las autoras a las que más he admirado desde que, de pequeña, me leí Orgullo y prejuicio y me sorprendió increíblemente su manera de retratar la sociedad a la que pertenecía personajes como Elizabeth Bennet, que destaca por su manera de pensar y actuar, bastante adelantada a su época.
Desde entonces, no he dejado de leer sus novelas y relatos. Y, llevo tanto tiempo queriendo leer su recopilación de cartas, que cuando vi esta edición pensé que sería una gran forma de empezar, ya que es una pequeña recopilación de algunas de las cartas que ella envió y le enviaron durante su estancia en Chawton (Hampshire), que nos explica también (antes de cada una de las cartas) las circunstancias que marcan su día a día y su trabajo como escritora. Y creo que una bonita forma de empezar a conocer la vida de esta joven que, en ese momento, tenía alrededor de 25 años y ya había escrito y estaba escribiendo algunas de sus obras más conocidas.
Muchas de las cartas, enviadas a su hermana Cassandra, contenían detalles que parecen nimios de su rutina diaria, así como las novedades en cuanto a sus hermanos, padres y vecinos y amigos de los Austen. Pero es muy interesante ver cómo algunos de estos detalles influyen en sus novelas y cómo la ironía que tanto caracteriza a la autora también se vislumbra en sus cartas. Y también observamos en sus cartas la relación tan fuerte que unía a Jane y Cassandra Austen, que influye tanto en la vida y obra de la escritora.
Jane le relataba con todo detalle sus visitas a amigos, familiares y vecinos, cuando salía de compras, veía exposiciones o salía a pasear o tomar el té, todo ello sumado a todo tipo de información sobre las personas y familias que ambas conocían: si se habían casado, si habían perdido todo su dinero, si los habían visto en situaciones que no esperaban… Y, aunque algunas de las cartas son meramente informativas, se ve perfectamente el cariño que la profesa y las ganas que tenía de estar en su compañía.
Y, en todas ellas, observamos el estilo que tanto la caracteriza escribiendo, el tiempo que le dedica a leer y la importancia que también tuvo para ella mantener sus obras en el anonimato y las pocas personas que sabían la verdad acerca de ello. Y es una delicia poder leerla de nuevo, esta vez en su verdadera esencia, en su rutina diaria. Y es increíble que podamos contar con esta correspondencia, no demasiado personal, pero sí esencial y básica para conocer un poco más por qué escribía cómo escribía y los temas que decidía tratar por encima de otros. Porque ella, como Elizabeth Bennet, también fue una mujer independiente y adelantada a su tiempo.
Las cartas de Chawton, reunidas en este precioso libro ilustrado, junto con comentarios sobre las circunstancias en las que fueron escritas cada una de las cartas, ha sido una gran forma (y muy recomendable) de empezar a conocer algunos de los entresijos de la vida de esta famosa escritora. Si bien es verdad que vemos, al finalizar el libro, que la autora se encuentra en un gran momento de su vida, y quizás se quede algo corto. Por eso, creo que ya ha llegado el momento de hacerme con la recopilación completa de sus cartas, en las que espero poder conocerla en otras circunstancias y momentos diferentes de su vida.
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