Hoy vengo a hacer algo más que una reseña. Voy a revivir unos cuantos años de mi vida en los que me acompañaron unas chicas a las que a mí, cariñosamente, me gusta llamar «las lerdas». Un día, sin previo aviso, comencé a ver una serie llamada Pequeñas mentirosas. Era una noche de verano, hacía un calor sofocante y yo no podía dormir, así que buceé en internet hasta que encontré esta serie que tenía buena pinta. El resultado fue que no pude parar de ver capítulo tras capítulo en toda la noche. Había asesinatos, desapariciones, unas protagonistas que habrían solucionado todo con llamar a la policía y que todo lo que hacían lo hacían mal, y alguien misterioso cuya identidad se desconocía.
Esa identidad desconocida fue lo que me tuvo en vilo durante varias temporadas hasta que descubrí quién era. Entonces pensé que todo se había acabado, pero de repente salió otra identidad misteriosa que seguía haciéndole la vida imposible a mis lerdas. Así pasaron muchos años y muchas temporadas en las que la trama se fue enrevesado tanto que aquello ya no tenía sentido. Pero yo, fiel a ellas, seguía semana tras semana pendiente de si las teorías que tenía en mente se cumplían o no.
Así estuve muchos años de mi vida, sin perderme ni un solo capítulo y leyendo la infinidad de teorías que volaban por internet. Y cuando me enteré de que la serie estaba basada en unos libros, ya os imagináis que fui corriendo a hacerme con ellos. Sara Shepard, su autora, me descubrió un mundo.
Y eso es lo que me lleva hoy a estar aquí. Después de terminar la serie, mi vida se quedó un poco triste sin las lerdas. Así que Sara Shepard, sabedora de que no podía dejar a sus fans así sin más, decidió darnos una nueva historia muy relacionada con la anterior: Las chicas perfectas. Igual incluso os suena de haber visto una serie llamada The Perfectionist, de HBO, pues bien, esa serie está basada en estos libros.
Todo empieza cuando un chico del pueblo aparece muerto. Sobredosis de oxicodona. Todo el pueblo se entristece por esta pérdida, ya que el cuerpo pertenece al típico chico perfecto de familia bien que tiene un gran futuro por delante. Entonces los focos se centran en nuestras cinco protagonistas, cinco universitarias que tenían motivos para acabar con la vida del fallecido, pero con una coartada muy bien formada.
El asesinato se queda sobrevolando la historia, ya que la autora nos introduce en la vida de las cinco chicas para profundizar en los problemas que cada una de ellas tiene. Y esto se debe a que, en principio, son cinco chicas perfectas, sin un solo defecto, pero que al final se quitan la careta y demuestran que su vida es tan desastrosa como tuya o la mía. Nadie aquí se salva de los defectos.
Si conocéis la saga original, os habréis dado cuenta de que el estilo de este libro es muy parecido al de aquella. Un muerto, cinco chicas, cinco sospechosas y mucho salseo de por medio. Pero me parece que en este libro la autora se queda muy por encima de la historia. Es una novela muy breve donde no se profundiza en la vida de las chicas como a mí me habría gustado y hay ciertos momentos de la historia que se me han hecho un poco aburridos.
No me malinterpretéis, creo que esto se debe precisamente a las altas expectativas que tenía en esta historia. Esperaba encontrar algo que no he encontrado y por eso tengo esa sensación agridulce en el cuerpo.
Por otra parte, diré que la adaptación que ha hecho HBO se separa un poco de la trama original, introduciendo elementos muy interesantes que hacen que la serie sea entretenida y que nos recuerde mucho a nuestras pequeñas mentirosas.
Para terminar, diré que Las chicas perfectas tiene una segunda parte que ya se ha publicado en España que, de momento, creo que voy a dejar en el tintero. Quizás más adelante, en un arrebato de necesidad por reencontrarme con mis lerdas, me dé por leerlo y reseñarlo, pero de momento me voy a quedar con las cosas buenas que tiene este libro, y es que ha conseguido llevarme a aquella época en la que todos mis problemas se arreglaban intentando descubrir quién era A.
Bye, bitches.
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