Las crónicas de la señorita Hempel, de Sarah Shun-lien Bynum
Título: Las crónicas de la señorita Hempel
Autor: Traducción: Gabriela Bustelo
Editorial: Asteroide, 2011
Páginas:261
Querida amiga,
Como bien sabes, y dada mi especial situación personal de deshabituación a la nicotina, necesitaba leer algo ligero, que no precisase de demasiada concentración y que creyese que ni siquiera fuese a reseñar, y apareció ante mí este libro que tenía pinta de ser entretenido (sí, sí, sí, había leído la contraportada), pero el caso es que no ha resultado tan ligero, me ha hecho pensar demasiado, recordar demasiadas cosas, y eso que yo no soy profesora, que si no casi seguro que hasta me habría hecho llorar, claro que no debes perder de vista que estoy especialmente sensible.
El caso es que me ha hecho recordar que el tiempo pasa y que eso hace que cambiemos, que tomemos decisiones importantes muy pensadas y otras que también deberían ser muy pensadas las tomamos muy a la ligera, y no solemos darnos cuenta ni ser conscientes de todos esos cambios que, en general, se han ido obrando en nosotros hasta que no nos paramos a reflexionar un poco.
¿Y tu crees que este era el momento para esto? Pues puede que sí, o puede que no; en cualquier caso hablar del paso del tiempo es algo que me apasiona ¿Pasa el tiempo por nosotros o nosotros por el tiempo…? Bueno ahora tampoco doy para mucho más, pero ya no me preocupa tanto mi estado actual, solo tengo que recordar esas palabras milagrosas que siempre me dices machaconamente: “Esto se pasa, Susana, se pasa”.
Claro, como el tiempo …, que mejor o peor también se pasa !!!!
Ves, todo está relacionado, y no, lo malo no es que el tiempo pase, eso es inevitable, lo malo es tener la sensación de que no has hecho aquello para lo que, “ingenuos de nosotros”, pensábamos que estábamos destinados (no sé si hablo en plural o es un yo mayestático, me falta lucidez, caso de que en alguna ocasión la haya tenido). O lo que es más duro todavía, pensar que no hemos llegado a aquello que todos esperaban de nosotros. Recuerdas “Querida amiga” cuando tus padres o tus tíos o tus profes te decían que eras una niña con unas capacidades extraordinarias para interpretar, estudiar, comunicar, y que además serías la mujer con los ojos más bonitos del mundo…, que ya te veías tú recogiendo el Nóbel o un Óscar o un Goya mirando a las cámaras con tus preciosos ojos…
Es curioso, cuando uno va teniendo una edad, regresar a la niñez nos suele llevar a la añoranza, y no debería ser así, aquellos fueron buenos momentos, pero nunca mejores que el primer beso, el primer amor, el día de tu boda, o el nacimiento de tus hijos… El caso es que, como a nuestra protagonista, nos llega la madurez cuando aprendemos a mirar el pasado de forma reflexiva y asumimos el futuro con cierto sentido común, y digo “cierto”, porque de no ser así, ni tu ni yo habríamos traspasado esa frontera.
Me han contado que “Las crónicas de la señorita Hempel” es la segunda novela de Sarah Shun-lien Bynum, una autora americana que parece que ha pegado muy fuerte en su país, no he leído la primera pero desde luego esta me ha gustado mucho, incluso a ratos me ha divertido, pero te aseguro que no quería pensar y sin embargo frases como: “Cualquiera que haya superado la infancia tiene material para estar escribiendo hasta el día de su muerte”, me hacían colocar el libro en el regazo, con un dedito metido en el página en cuestión, recostarme en el sofá y pensar… Y resulta que pensar tiene de bueno que olvidas otras cosas que te agobian más y que resultan mucho menos importantes.
En realidad este libro son ocho relatos que están enlazados perfectamente. En ellos, y aunque están contados por un narrador, llegas a tener la sensación de que esta joven profesora de literatura es la autora, que nos está contando su propia vida, sus experiencias y recuerdos, cosas que para muchos pueden resultar muy interesantes ya que de no estar muy cerca del mundillo docente no es fácil llegar a conocer. Por cierto que esta mujer sí es profesora de Literatura en la Universidad de Califormia.
¿Qué siente un profesor al estar frente a 30 chavales? ¿Qué sentías cuando eras niño y tus padres hacían preguntas a los profesores en las reuniones del colegio? ¿Hasta que punto es importante la relación profesor-alumno? ¿Por qué algunos profesores nos llegan a marcar tanto en la vida?
¿Puedes creerte que cuando yo empecé el Bachillerato te dejaban fumar en clase con la única condición de que llevases un cenicero para la ceniza? Durante la educación primaria no nos dejaban, había que conformarse con ver fumar a los profesores.
Y hay una pregunta de la contraportada que si quiero recuperar ¿Qué pasa con tu habitación, (sí esa de toda la vida que había en casa de tus padres), una vez que te has ido de casa? Yo creo que mientras sigue la habitación montada sigues sintiendo que esa es tu casa, pero una vez que tus padres han puesto en ella, por ejemplo, el Spa, pues ya es otra cosa, pero no tu casa.
En fin, querida, como tan bien sabes, teniendo en cuenta el estado tan deplorable en el que me encuentro, pero sobre todo el desánimo que me embarga por sentirme en un estado… como te diría, como de duelo, sí, esa puede ser la expresión, pensaba que no sería capaz de contarte nada de este libro que fuese mínimamente inteligente o inteligible. Y es posible que así haya sido, pero tenía la necesidad de volver a hablarte de libros.
Los cambios que damos a nuestra vida hay veces que son necesariamente dolorosos.
Un “afectuoso” besico!
Susana Hernández
¡Ay queridita, quertidita¡ pues ahora voy a tener que comprar el libro, porque a mí las historias de profesores me gustan mucho, la verdad :P.
Lo bueno de todo lo que dices, eso de que nos alejamos mucho del ideal que nos hubiera gustado alcanzar, es que somos súper libres, podemos hacer las cosas sin necesidad de pensar en éxitos o fracasos, porque nos da exactamente igual ¿o no?. El baremo empieza a ser otro, porque no esperas nada. Eso da mucha libertad 😀
Déjame que me ría, jajaja, pero voy a fastidiarte: No, queridita, no me compares el “se pasa” con eso de que el tiempo también se pasa. No, no, y no. El tiempo no se pasa, siempre está ahí, pero “eso” sí se pasa (por si las moscas hay futuros sabotajes, jeje)
Por último … ¿Tu habitación convertida en spa? jajaja ¡qué original! (la idea si es un recurso, o los padres si realmente lo hicieron, jajaja)
Otro “afectuoso” besico 😛
POSDATA: Para estar bajo “la escasez de alimento” no está nada nada nada mal. Nada tiene que envidiar a cuando te “alimentabas” a tutti plen 😛
Jajajja Querida Icíar!!!
Cómo? Pero, tu compras libros? Jajjaja
Este libro sí nos habla de una jovencísima profesora de literatura con todos los sueños que se tienen al inicio del ejercicio de cualquier profesión.
El problema es cuando nos sentimos tristes o culpables por no haber alcanzado las expectativas que “OTROS” tenían puestas en nosotros.
El tiempo no se pasa, querida ????? Hummmm, te doy dos minutos más para que reflexiones sobre esto, por muy relativo que sea el tiempo pasa, hombre ahora a mí, por ejemplo, se me hace más largo, pero se pasa y no hay manera de volver a tras.
Jajajaj lo del Spa ha sido un recurso jajajaja, mis padres cuando me fui de casa lo que hicieron fue una fiesta! Jajajaja
Gracias y besicos!
Una gran reseña con ese formato epistolar que me encanta.
¡Este pasa directamente al principio de mi lista!
La pregunta de la contraportada me toca muy de cerca… Mi habitación en casa de mis padres está casi igual como cuando yo la dejé, incluso ahora que mis padres ya no están… Hubiera preferido que hubieran puesto un spa cuando me fui, ahora es como un imán que me retiene en el pasado… 🙁
Besos guapa y mucho ánimo y buenos humos!!! 😉
¡Fantástica reseña! Si ya tu reseña me ha hecho pensar en muchas cosas, ni quiero imaginarme lo que me hará el libro. Y a veces no nos pone triste el no cumplir las expectativas que los demás tenían en nosotros… A veces lo que nos pone triste es no haber cumplido nuestras propias expectativas… Yo creo que eso es lo que más tristeza causa.
Besotes!!!
Un libro muy interesante el que nos ofreces en este momento que parece delicado para tí. Yo mejor que nadie se que es difícl no solo tomar las decisones sino seguir con ellas adelante. El tiempo es reltivo, pero también soy de la opinión de que el tiempo pasa irremediablemente para vosotros los humanos, para mí que soy una Diosa, ya es otra cosa!
Ánimo y un fuerte abrazo.
No queridita, el tiempo no se pasa, está siempre ahí, no desaparece nunca, aunque nosotros sí, sniff, sniff, a nosotros se nos acaba, pero al tiempo nunca, ese permanece siempre, para que otros puedan disfrutarlo. (esto es un ejemplo de lo absurdo que a veces son las palabras. Las dos sabemos lo que quieres decir, jeje)
Ana, muchísimas gracias por compartirlo con nosotros, me has emocionado, sí hay cosas que nos atrapan en el pasado y otras que nos empujan irremediablemente hacia el futuro.
Un besico!
Tienes razón Margarita, pero hay veces que las que te han dicho en voz alta es como si hubiesen quedado escritas en el aire. Mis padres aun viven los dos, (como se decía antes G.A.D.) pero supongo que todas estas cosas deben de pensarse y mucho cuando alguno de ellos falta (algo de esto también hay en el libro pero ya sabes que no me gusta contar mucho, que creo que es mejor que solo se consozcan las sensaciones que el libro me deja), pero ahora que tenemos, ambas, una hija/o podemos entender mejor muchas cosas… Ser madre o padre nos hace cambiar, y ese cambio supongo que es otro paso a la madurez.
Besicos y gracias!!
Te quivocas Temis, yo también soy una diosa!!!! jajajaj
Tienes razón, dejar el tabaco no es fácil pues al tener la cabeza sin tanto humo se piensa más. jajjaj
Un abrazo!
Has visto Icíar???? Hasta los Dioses vienen a decirte que el tiempo pasa jajajaj claro el de cada uno. “El tiempo” en realidad no existiría si la vida no existiera. Piensa, piensa…jejejje
Besicos querida!