Hay vidas que dan para un libro, y es una lástima que sus protagonistas no suelan pedirle a un escritor que se lo escriban para que podamos conocerlas. Sin embargo, Domingo Escudero sí lo hizo. Un día de Sant Jordi, se acercó a Gabi Martínez y le ofreció su historia, la de un neurólogo que se había vuelto loco durante una etapa de su vida. Igual que hubiera sido apasionante para sí mismo tratar como médico su propia enfermedad, pues era un caso excepcional y ni siquiera se conocía todavía el tipo de trastorno estaba padeciendo, también lo fue para Gabi Martínez desde el punto de vista literario y aceptó el reto de novelarlo.
Así surgió Las defensas, una historia narrada en primera persona por Camilo Escobedo, un neurólogo que rememora su vida desde el psiquiátrico para dilucidar cómo ha acabado allí. A través de su relato, recorre no solo los últimos treinta años de su vida (su matrimonio y paternidad por inercia, su obsesión por la neurología y especialmente por las enfermedades autoinmunes, su acoso laboral…), sino también los acontecimientos que han marcado España, en general, y Cataluña, en particular, desde la Transición hasta hoy.
La deriva de Camilo Escobedo es extrema y, aun así, la mayoría de los lectores se verán reflejados en muchos de los episodios que protagoniza. La historia retratada en Las defensas cuestiona la forma de vivir de nuestra sociedad, en la que la presión del entorno determina cómo debemos ser y a qué debemos aspirar, tanto en el ámbito personal como en el laboral, aunque ello suponga altas cotas de estrés y de frustración que van mermando nuestra salud física y mental. Y, además, pone en el punto de mira el sistema sanitario desde varios frentes. Por un lado, denuncia el corporativismo y los abusos de poder. Y, por otro, aboga por un nuevo enfoque de las enfermedades neurológicas, que tenga en cuenta que es posible curarlas y que «se puede llegar a los sentimientos leyendo el lenguaje del cuerpo».
Pese a lo que pueda parecer, no es suficiente contar una historia real y contextualizarla en un entorno que todos conocemos para que sea verosímil. Por eso Gabi Martínez ha ficcionado los hechos para crear una novela creíble, sin aclarar cuánto de lo que relata ha sucedido de verdad y cuánto es fruto de su imaginación. Y es que, como dijo Juan Rulfo, la literatura es una mentira que dice la verdad. Las defensas en un buen ejemplo de ello: la ficción de Gabi Martínez no se ciñe a los hechos tal y como sucedieron, pero hace que el lector se tope con esa realidad que tiene ante sus ojos y que no siempre se atreve a enfrentar. Ni siquiera a su protagonista de carne y hueso le han importado esas licencias, pues la novela inspirada en su vida ha transmitido esa verdad que quería reflejar.
Hay vidas que dan para un libro, como la de Domingo Escudero, pero en manos de un escritor como Gabi Martínez, además se convierten en buena literatura; esa que nos hace ver más allá de una vivencia particular para descubrirnos a nosotros mismos.