“¿Puedes contarme algo que te haya hecho crecer?”.
No sé, yo no soy madre, pero imagino que si un hijo te hace esta pregunta debes quedarte un poco de piedra. ¿Qué diríais vosotros?, ¿os acordáis de algún suceso que os ocurriera y os hiciera madurar en su momento? Lo cierto es que, después de mucho pensarlo, no se me ocurre nada. Supongo que esa es una buena señal. Quiere decir que el paso de mi infancia a la adolescencia fue normal, son grandes sobresaltos ni situaciones que me hicieran abrir de golpe los ojos.
Sophie, la madre a la que le llega esta pregunta por sorpresa en Las desventuras de Sophie, también se queda paralizada. Su primer pensamiento tiene que ver con su hijo: ¿por qué me hace esta pregunta?, ¿es que le estará ocurriendo algo a él? Y aunque consigue eludir la pregunta, acaba por volver a ella, más tarde, para hablarle de su propia infancia y de aquel verano que pasó en casa de sus tíos en el sur de Francia.
Sophie y su madre Rosemonde fueron a pasar las vacaciones de Semana Santa con Cora, la hermana de esta. Allí vivían sus tíos con sus dos primos Grégoire y Violaine.
Sophie se sentía fascinada por la casa tan lujosa donde vive su familia. Jamás había visto nada igual y todo cuanto veía le parecía maravilloso: su tía Cora y su elegancia, sus educados primos, la criada italiana que prepara deliciosos platos de pasta… ¡todo es tan perfecto! Solo un pequeño detalle parece estropear el ambiente. Félix, ese niño invitado por sus primos que también pasa con ellos las vacaciones, pero que no juega con ellos y apenas sale de suhabitación. Eso sí que es raro. Pero Sophie está tan pletórica que apenas le da importancia. Será su madre, Rosemonde, quien se pregunte por el niño y decida, en cierto modo, ocuparse de él.
Cuando las vacaciones de Semana Santa acaban, Sophie y su madre deben volver a casa con el resto de hermanos. Cora decide entonces invitar a Sophie a pasar el verano con ellos y la niña, encantada, acepta. La madre, algo más reticente, acepta que su hija vuelva, esta vez sola, a casa de su hermana en verano.
Pero ese verano todo va a ser distinto. La pequeña Sophie aprenderá que las apariencias engañan y todo lo que en Semana Santa le pareció tan bien o intentó justificar, ahora empieza a sufrirlo en primera persona. ¿Cómo pueden ser sus primos tan crueles?, ¿cómo puede justificarse su comportamiento? Sophie no entiende nada, pero menos mal que siempre hay un poquito de luz.
Las desventuras de Sophie es una novela para niños a partir de once años. Puede parecer cruel y directa, pero es también muy necesaria. Una novela que habla del abuso y del acoso, de las apariencias y la maldad injustificada. Y al mismo tiempo nos habla de la esperanza, del amor y de los vínculos tan únicos que se crean entre padres e hijos. Como os decía, uno de esos libros que son necesarios.
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