El inicio de un poema de Charles Chaplin dice así:
«La vida es una obra de teatro que no permite ensayos
Por eso, canta, ríe, baila, llora
y vive intensamente cada momento de tu vida
antes de que el telón baje
y la obra termine sin aplausos».
Pero ¿y si tuviéramos otra oportunidad para hacerlo mejor? ¿Y si a esta vida le siguiera otra, y otra, y otra más, y fuéramos aprendiendo de nuestros errores y nuestros aciertos hasta alcanzar la Perfección? Eso es lo que plantea Michael Poore en su novela Las diez mil vidas de Milo, con un sentido del humor que me ha recordado al gran Terry Pratchett.
Milo es el alma más vieja del mundo. La mayoría de almas alcanzan la ansiada Perfección cuando llevan unas nueve mil vidas, pero él está a punto de llegar a las diez mil y todavía no lo ha conseguido. Milo está preocupado, claro. Solo le quedan cinco oportunidades, y si no lo logra, en vez de atravesar el Umbral del Sol y fundirse con la Ultraalma, será absorbido por la Nada. Y lo malo no es desaparecer en el olvido, después de haber muerto miles de veces, Milo tiene cierta experiencia en eso, el problema es que en la Nada ya no habrá vuelta atrás y nunca más verá a Suzie, su alma gemela.
¿Y quién es Suzie? La Muerte. No es que Milo haya cogido cariño a la muerte por visitarla tan a menudo, sino que esa Muerte, una de tantas que pululan por el mundo para llevar a las almas al otro lado del río de la vida, tiene cuerpo de mujer y la personalidad más afín que Milo ha encontrado a lo largo de sus miles de existencias. Quizá por eso a Milo le guste tanto vivir y morir, porque es la única forma de reencontrarse con ella.
¿Conseguirá Milo alcanzar la Perfección o tendrá un plan mejor?
Las miles de vidas de Milo, vidas del futuro y del pasado, en las que es desde rey hasta insecto, pasando por seguidor de Buda e incluso psicópata, le sirven a Michael Poore para coquetear con el género de ciencia ficción, pero también con el de aventuras y el de terror, sin perder de vista el humor en ningún momento ni la bonita historia de amor que le da sentido a todo. Milo protagoniza tantas vidas anodinas como trascendentales y muere de las formas más heroicas, pero también de las maneras más absurdas. Y de todas esas existencias se lleva una enseñanza, para bien o para mal, al igual que los lectores. Porque Las diez mil vidas de Milo puede parecer una novela desenfadada, pero en realidad es una motivadora reflexión sobre la vida y la muerte.
La filosofía de vida que nos enseña Milo a lo largo de sus diez mil vidas bien podría resumirse en otra frase del genial Charles Chaplin: «Aprende como si fueras a vivir toda la vida y vive como si fueras a morir mañana». Quizá todos tengamos más vidas aguardándonos para hacerlo mejor, o tal vez no. Sea como sea, deberíamos tomar nota de la sabiduría de Milo. Así, aunque solo vivamos una, haremos que merezca la pena.