Las estrellas de Hollywood, de Peter Bogdanovich
Todos los sábados, en nuestra sección De Cine y Literatura intentamos diseccionar en pocas palabras las adaptaciones literarias que se han hecho en la historia del cine de algunos de los libros que nos han acompañado a lo largo de la vida. Porque, no hay que olvidar, que el cine, el considero séptimo arte, ha sido siempre una nueva forma de cultura. Como cinéfilo, puedo decir que soy de esa clase de personas que se muerden las uñas con el estreno de alguna película, que intenta seguir la trayectoria de alguno de los actores fetiche que he tenido y tendré, y que los directores de cine son como pequeños amigos que me esperan en mi videoteca. Pero como cine y literatura suelen ir de la mano, hete aquí que a veces surgen proyectos redondos que nos provocan la satisfacción de estar conociendo a algunas de las personalidades que formaron momentos en la vida de todo ser humano. Hoy les toca el turno a los actores. Actores de una época dorada, una época en la que a mí me hubiera gustado vivir y que, como ese chiquillo que saltaba en la cama, me hacen recordar porque siempre me quedo embobado en la pantalla y en los libros.
Un recorrido por los actores más significativos de una edad del cine en la que la genialidad no estaba reñida, para nada, con la extravagancia.
Para aquellos que no conozcáis al autor, podré decir que Peter Bogdanovich es una celebridad dentro del cine. Puede que no aparezca retratado en letreros luminosos o que su nombre aparezca en esas labores de marketing que hacen las compañías cinematográficas, pero desde luego es una de esas personas conocedora del mundo de la imagen. Y lo más importante, al menos para mí, desde su adolescencia, fue un cinéfilo empedernido que devoraba el cine. Y de ahí, de sus escarceos con el mundo de la gran pantalla, nacieron relaciones, amistades, y numerosas conversaciones y entrevistas que aparecen retratadas en este libro. Puede que a muchos de vosotros os produzca reticencia el hecho de un libro sobre las estrellas del cine, porque, ¿qué interés puede tener la vida de algún actor? ¿acaso crees que nos hemos convertido a la prensa del cotilleo? Pero os estaréis equivocando. Lo que aquí se mueve no es el amarillismo, lo que aquí se mueve es toda una vida de celebridades y de recuerdos, todo un desfile de conversaciones y recuerdos de personas (y personajes) que vivieron una época en la que, algunos más y otros menos, nos hemos visto reflejados a la hora de mirar la pantalla y conocer las historias que nos estaban contando.
Pero, ¿quiénes aparecen? No os lo contaré todo, sería destripar en cierto modo los secretos de este libro, pero lo que sí puedo decir es que en “Las estrellas de Hollywood” pasarán ante nuestra ávida mirada lectora personas de la talla de Frank Sinatra, de la gran y en apariencia delicada Audrey Hepburn, la tentación rubia llamada Marilyn Monroe, o el gran Jack Lemmon. Se trata de un recorrido por sus vidas, a través de los recuerdos de otra, de las conversaciones mantenidas, pero también se trata de la reconstrucción de un contexto del que todos recordamos algo: una secuencia de alguna película, un diálogo que se quedó grabado en nuestra memoria, y que nos ayuda a comprender la vida de personas lejanas en la distancia, pero por algún motivo cercanas cuando se ve lo que crearon. Aunque, si se me permite, sólo me ha faltado encontrarme con ella, con una de las actrices que tanto admiro y que tantas veces he vuelto a visitar en su filmografía: Bette Davis.
Este no es un libro al uso. T&B nos acerca todo un mundo que creíamos conocer, pero que de seguro nos enseñará todavía muchas cosas. El cine, sus estrellas, los directores, y las palabras que ellos mostraron en público y en privado, y que se convierte, desde ya, en una de esas joyas que se guardan con auténtico recelo de que alguien nos estropee. Porque como admirador del séptimo arte que soy, tengo clara una cosa: todos aquellos libros que me acerquen el cine, que me lo muestren de una forma cercana y llena de secretos por conocer; todos aquellos libros que, como si de relatos cortos se tratasen, me hacen conocer un escenario nuevo de lo que es el cine en particular, para mí, será un complemento obligado para el que no tengo más palabras que: Gracias.
Así que ya lo sabéis: Silencio, Claqueta, ¡Leed!