Unos días antes del confinamiento, sin ser consciente apenas de todo lo que nos esperaba, tuve la suerte de celebrar mi cumpleaños con un gran grupo de amigos. Una bonita cena en un restaurante que me encanta del centro de Madrid. Sí, quizás es un detalle sin importancia, pero creo que, en estos días, cobra un mayor valor. Cómo nos estamos acordando de nuestros seres queridos; de esos momentos que, a veces, no sabemos apreciar como deberíamos. Como se suele decir: “la felicidad está en las pequeñas cosas.” Pero ahora no nos parecen tan pequeñas…
Y os estaréis preguntando: ¿qué tiene que ver esto con el nuevo libro de Ruta Sepetys? Bueno, volvamos a mi cumpleaños. Allí estábamos al final de la cena y yo era la única que tomaba postre (aprovechando que tenían tarta sin gluten, no es algo tan común y para los celíacos, como yo, es una delicia que no se puede desperdiciar…). Así que, entre risas, mis amigos empezaron a darme algunos regalos y, entre uno de ellos, había un sobre en el que me avisaban de que pronto recibiría esta novela en mi casa. Y, si recuerdo ahora la ilusión que me hizo en aquel momento, mayor fue la que me invadió cuando la recibí. Eran los primeros días de la cuarentena y nada me apetecía más que sentarme en la terraza y leer lo nuevo de esta autora. Aún recuerdo las emociones que provocó en mí Lágrimas en el mar y supuse que Las fuentes del silencio, al estar ambientado en España y en los años del franquismo, iba a ser una lectura aún más especial para mí.
Reconozco que no he leído muchas novelas o ensayos sobre este periodo, apenas un par de ellos, aunque sí bastantes artículos. Es una etapa que me interesa bastante. Especialmente por todo aquello que ha permanecido oculto durante décadas, como el de los niños robados. Y en esta novela cobra un especial protagonismo. Y creo que es uno de los puntos centrales del libro. Se nota que la autora ha investigado mucho sobre el tema y ha sabido documentarse en profundidad, hablando con todas las partes implicadas en este asunto. Lo más importante es que se centra en plasmar la parte más emocional, las personas que lo sufrieron en primera y segunda persona. Las personas que fueron apartadas de sus familias y las familias que presintieron cómo se llevaban a sus hijos para no verlos jamás. Sin poder decir ni una palabra sobre ello.
Y este nivel de documentación no solo se percibe en ese punto. Otro de los principales temas del libro es cómo se veía el régimen de Franco y todas sus políticas sociales y económicas desde Estados Unidos, algunos a favor y otros en contra. Por eso, Sepetys comparte con nosotros entre los capítulos algunas de las declaraciones reales de generales y políticos, así como recortes de prensa de la época, que plasmaban sus opiniones, comentarios y visiones personales de lo que ocurría (o pensaban que estaba sucediendo) en España. Pero también había otro grupo: los que apenas sabían lo que estaba ocurriendo…
Y ahí es donde entra en juego el personaje de Daniel Matheson, un rico joven estadounidense que viaja con sus padres a España y que se empeña en mostrar a través de sus fotografías la realidad del país en el que nació su madre. Pero cuando conoce a Ana, una doncella del hotel en el que se hospeda, y otros personajes, tan peculiares como especiales, se da cuenta de que España no es lo que creía y descubrirá la realidad: la devastación, el hambre, la crueldad, la muerte, el fanatismo, los asesinatos… Todo aquello que el régimen quiere ocultar entre sus más oscuros recovecos.
Porque esto es Las fuentes del silencio. Un retrato ficticio, aunque a la vez muy real, de la posguerra española y su sociedad. Desde los más pobres hasta los más ricos. Desde la ignorancia más absoluta e inocente hasta la crueldad más extrema. Para mostrarnos cómo ambos convivían, muchas veces en los mismos lugares, como es el caso del hotel en el que se desarrolla la mayor parte de esta historia. Y para plasmar en palabras como el miedo era el protagonista en la vida de miles de personas, que debían callar su verdad para sobrevivir o salvar a sus seres queridos.
Y es increíble cómo logra dar voz a cada uno de los personajes, de esta forma tan cercana, con la que consigue que todo lector empatice tremendamente con una etapa tan convulsa de la historia de España, desde una narración en tercera persona. Cómo se centra en las diferentes tramas, pasados y presentes de cada uno de los personajes, que viven la situación política y económica desde perspectivas tan diferentes como lo serán sus futuros. Y a través de una narración no demasiado extensa, pero directa y plagada de detalles que no pasan desapercibidos para que logremos meternos de lleno en plena posguerra.
Con este último libro, me queda claro que Ruta Sepetys es de esas escritoras a las que hay que leer. Con ella, siempre aprendes algo nuevo, siempre te impregnas de una historia emocional y muy real, que podría haber sido la tuya propia o, mejor dicho, la de tus abuelos, bisabuelos o tatarabuelos. Me encanta la cercanía con la que nos presenta a los personajes y nos hace cómplices de todo lo que viven a lo largo de las páginas del libro. Y esto es algo que todos sus libros tienen en común y el elemento clave que me anima a leer cada una de sus historias. Ahora solo puedo pensar en la próxima…