Las lágrimas de San Lorenzo

Las lágrimas de San Lorenzo, de Julio Llamazares

Para mí, supongo que como para muchos, Julio Llamazares siempre será el autor de “La lluvia amarilla”. Dicho esto, la vida sigue. Sigue para todos, ha seguido para él y también para mí, y para mi amiga Esther que me regaló una edición de aquel libro para que pudiera tomar notas y subrayar, y rellenar los márgenes, como ella sabe que me gusta hacer, porque es posible, solo posible, que algún día esas notas sean poemas que brotarán del recuerdo de aquella lectura. El tiempo dirá.

Ya llevaba yo mucho tiempo esperando otra novela del autor, porque ha publicado libros de relatos y ensayo, poemas, y quizá alguna otra cosa que se me pudo escapar, pero al ver las novedades de Alfaguara y comprobar que esta maravillosa portada se correspondía con una novela de Julio Llamazares,  no pude resistirme a retomar aquella historia que un día hubo entre él y yo.

De La lluvia amarilla a Las lágrimas de San Lorenzo. Del paso del tiempo al paso del tiempo, porque el tiempo es necesario para acercarse a la perfección personal, aquella que nos aleja del hijo que fuimos para convertirnos en el padre que debemos ser.

Las lágrimas de San Lorenzo nos llevarán a Ibiza, donde un profesor que ha trabajado en diversas universidades europeas como lector,  regresa a la isla donde pasó sus años de su juventud, aquellos en que la isla fue famosa por el asentamiento del movimiento hippie, y regresa  junto a su hijo, al que ve con poca frecuencia desde que se separase de su madre, y junto a él pasará esa mágica noche en la que compartirán ese fenómeno que provoca la lluvia de estrellas ó  perseidas en el mes de agosto, y que ya hace muchos, muchos años él mismo compartió con su padre.


Como habrán podido deducir por la forma de comenzar esta reseña, el tiempo será el protagonista absoluto de la novela, el tiempo que pasa, el tiempo que duele cuando descubres que existe un futuro que no has visto venir, y lo que es peor, el tiempo que no sabes si has disfrutado y que ya se fue. Porque Llamazares es un maestro en el dominio del tiempo, del tiempo del dolor, del tiempo de la soledad…

¿Cuánto aprende un hijo de un padre?

¿Y un padre de su hijo?

Sí, los padres aprenden de la mirada de sus hijos a ver el pasado y el futuro, a vivir más allá del presente en el que han estado instalados, porque crecemos al descubrir ese pasado y ese futuro, y aparece el tiempo y… El miedo.

El hijo, en su pensamiento único, solo ve el presente. No hay otro tiempo, no hay miedos ni soledades …

Yo venía a leer este libro preparada para todo, con la coraza que se hace uno con el tiempo, y la profesionalidad de horas y horas de lectura, y de pronto la visión de una madre rendida al Alzheimer me hace recordar, como tan bien expresa el autor, “que los recuerdos necesitan de las palabras para serlo y, al revés, porque  las palabras, sin nada que nombrar, se borran. En eso son como las estrellas… ” y a mí, entonces me resbalan esas perseidas de San Lorenzo que brotan de mis ojos, y descubro que al llegar a mi boca siguen teniendo el sabor de aquella amarga lluvia amarilla.

Susana Hernández

5 comentarios en «Las lágrimas de San Lorenzo»

  1. Coincido con tu lectura en general. Ando terminando el libro y mi reseña saldrá probablemente mañana.
    Añadir que, en mi criterio, Llamazares había perdido cierta frescura en sus últimos libros ( el de las catedrales, con perdón por la heterodoxia, es infumable).
    Un cordial saludo.

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  2. Hola, Alisa!

    Pues me alegro de que coincidamos en lo fundamental, esto es, en que la lectura de este libro nos ha aportado algo, que es lo importante en una lectura (dando por descontado que leemos algo bien escrito etc…).

    Muchas gracias por comentar y estaré atenta a tu reseña 🙂

    Un abrazo !

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  3. Bueno, pues aún no he leído el libro pero me agrada saber que me va a aportar algo, que al fin y al cabo es lo que buscamos no sólo en los libros, sino en la vida en general. Pero también entiendo, después de leer la reseña que hay que escoger el momento para leerlo ¿no?. Gracias por la reseña. Un saludo.

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  4. Pues, querida Ana, yo creo que la mayor parte de los libros requieren su momento especial, y reflexionando sobre esto he llegado a pensar que hay libros que consiguen que su lectura, sea cuando sea, convierte el momento de su lectura en especial…
    Estoy deseando leer vuestras reseñas para ver si Llamazares ha conseguido que muchos seamos los que hayamos tenido un momento especial con esta lectura.
    Y gracias a ti por tu comentario!
    Un abrazo!

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  5. Recuerdo lo mucho que disfrutaste de Lluvia amarilla, sí. Te escucho y me doy cuenta de que me pierdo algo, que Julio Llamazares es uno de esos escritores a tener en cuenta. Además si me lo calificas como “maestro en el dominio del tiempo, del tiempo del dolor, del tiempo de la soledad…” me da la sensación de que se trata del tipo de lecturas a las que uno gusta dejarse llevar.
    Otro abrazo

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