Las legiones malditas

Las legiones malditas, de Santiago Posteguillo

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Levanto la cabeza despacio, tras cerrar Las legiones malditas, de Santiago Posteguillo. Me froto los ojos, agotados pero felices. Miro a mi alrededor: un hombre juega al Tetris en uno de los ordenadores que la biblioteca del barrio pone a su disposición, otro revisa el Facebook, una chica más allá chatea mientras sus apuntes escolares duermen a su lado. El del Tetris pierde por cuarta vez y como sintiendo que lo observo, se gira y me mira; ve entonces a un chico frotándose los ojos, agotado, estirándose y con un libro gigante a su lado, cerrado. Entonces confunde mi cansancio con aburrimiento y sonríe como pensando que jamás siquiera comenzaré a leer ese libro tan grueso, que debe tener unas 800 páginas.

Qué confundido está: si supiera que en realidad estoy agotado porque vengo de pelear contra Aníbal, comandante en jefe del ejército cartaginés.

Y no solo eso, sino muchísimo más: ayer asedié la ciudad de Utica (nos costó mucho), antes de ayer llegué a las costas de África y la semana pasada tuve que soportar la humillación de Quinto Fabio Máximo, quien en el senado se negó, una vez más, a ayudarme con los refuerzos necesarios para, tras tantos años de guerra, derrotar a Aníbal, el peor enemigo de Roma.

Pero acabo de cerrar el libro y una sonrisa brota en medio de mi cansancio, porque el esfuerzo valió la pena, porque ahora Roma está mucho mejor, o mejor dicho, tiene todo un futuro por delante.

Así como en la primera parte de la trilogía que Santiago Posteguillo le dedicó al militar Publio Cornelio Escipión tuve la suerte de conocer al padre de éste y a su tío y ver cómo le iban enseñando no solo el arte de la guerra sino las lecturas de los clásicos griegos, en esta segunda edición ya me encontré con un joven pero experto Escipión, que con apenas 26 años aceptó comandar las tropas romanas en Hispania.

Mientras que en El hijo del Cónsul Publio Cornelio Escipión encaraba sus primeras campañas militares (con derrotas y éxitos), en esta segunda parte ya es todo un hombre al mando de dos grandes legiones, que sin embargo no son cualquieras, sino aquellas que fueron derrotadas en la batalla de Cannae – y que Posteguillo narra con magistral pluma en el primero de los libros- y que ahora llaman “Legiones malditas” porque fueron partes de una de las peores derrotas militares de la historia de Roma.

Sin embargo nada asustaba a este valeroso, enérgico e inteligente Publio Cornelio Escipión, porque llevaba en sus genes la audacia y el valor de su padre, de quién tomó su nombre, y la agilidad para manejar las armas de la guerra que le legó su tío, Cneo Escipión.

De sus antepasados también heredó sus enemigos locales, porque Roma también era traicionera y no siempre necesitaba un romano ir a buscarse enemigos tras las fronteras. No. En Roma las envidias y las luchas de poder entre familias poderosas ya existían y Publio pertenecía a la rama de los Escipiones, quienes tenían entre sus enemigos políticos al todopoderoso Quinto Fabio Máximo, cinco veces Cónsul y dictador de Roma, quien, por envidia y lucha de poderes, nunca aprobó los métodos del joven Publio Cornelio Escipión, ni el de su padre, ni el de nadie que viniera de esa rama familiar.

Así como en las primeras 720 páginas de esta trilogía el lector sentía que había sido parte de Roma, que había caminado sus calles y que hasta había sido parte de las batallas, en estas siguientes 820 páginas el lector se encontrará con una gama de sensaciones mucho más amplia: será cómplice de las estrategias militares, llorará con la muerte de varios personajes y sentirá terror al ver cómo los elefantes del ejército de Aníbal se le vienen encima sin que nadie pueda detenerlos. Pero no solo eso, sino que además olerá la sangre de los muertos, se enamorará de una esclava hermosa, respirará aliviado y tenso al final de cada batalla y hasta vivirá la idiosincrasia local, asistirá a las innovadoras obras de teatro de Plauto, reconocerá el valor de la amistad y, por supuesto, se encontrará cara a cara con la vida, la muerte y la traición, que es la muerte en vida.

La narrativa de Santiago Posteguillo es suprema; cuando reseñé su última novela (Los asesinos del emperador, que comienza una nueva trilogía dedicada a Trajano) afirmé que leerlo era como tenerlo enfrente, café por medio, y que te contara un cuento; es que se nota a leguas que es profesor, que no solo tiene conocimientos de historia, sino que además posee las capacidades didácticas para saber contar lo que sabe: pero leer su obra no es solo escuchar su libro, sino además ver una película creándose al instante en tu mente. ¡Incluso cuando me puse a ver una serie sobre Roma, fanatizado tras leer estos libros, todo me resultaba familiar, todo ya lo había visto en mi mente!

Así como recomendé a todo el mundo la lectura de la primera parte, ahora no dudo en hacerle saber a todos los visitantes de LyL que la segunda mitad tampoco defrauda e incluso es aún mejor, pese a que eso parecía imposible.

Las legiones malditas, de Santiago Posteguillo, llegó a su fin. El libro está cerrado y  mi lado. Ahora se dedicará a descansar. Por mi parte, a mí no me queda otra que sumarme nuevamente al andar de este 2012 burocrático y aburrido, donde la gente juega al Tetris en las bibliotecas…

¡O mejor vuelvo a viajar al siglo III antes de Nuestra Era, que estamos ante una trilogía: La traición a Roma, allá voy!

Roberto Maydana

Nota: en mis reseñas pocas veces me refiero a las ediciones de los libros, pero en este caso merece destacarse la hermosa edición que presenta Ediciones B: cubiertas duras de alta calidad con imágenes impactantes que incitan a leer, detalles muy cuidados a lo largo de todo el libro y sobre todo, en la guarda interior de la cubierta, unos mapas muy útiles e imprescindibles para seguir la lectura sin perdernos.

4 comentarios en «Las legiones malditas»

  1. Con qué ganas me dejas de leer estos libros. Los tengo pendientes casi desde que salieron, que el mundo romano en la novela siempre me ha atraído mucho, pero nunca le encuentro huequecito. A ver si me animo pronto, que estoy segura que no me van a defraudar.
    Besotes!!!

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  2. Excelente reseña! Yo me leí los tres de un tirón, y se queda uno con ganas de más. Para calmar las ansias ahora estoy con al Historia de Roma de Indro Montanelli y cuando llegué a la parte de Africanus me llegaron los recuerdos je je je

    Saludos

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