“¿Y qué si duele? De todos modos, la vida está llena de sufrimiento.”
¿Os imagináis por un segundo cómo sería vuestra vida si experimentarais el dolor a diario? ¿Pensaríais en algún momento que ese dolor pudiera ser merecido…? Cuando leí la sinopsis de este libro por primera vez no vi el nombre de Veronica Roth, una de mis autoras favoritas de literatura juvenil, sino que me centré por completo en su sinopsis. Un mundo en el que el que las personas reciben dones que pueden convertirse en maldiciones. Un universo en el que algunos de sus habitantes conocen sus destinos en la infancia. Unos protagonistas que se ven obligados a convertirse en héroes para salvar a sus seres queridos. Parecía realmente interesante…
Es muy curioso cómo casi todas las novelas actuales, sobre todo en las distopías juveniles, nos presentan a unos personajes principales valientes, capaces de luchar contra todo lo que se les ponga por delante, convirtiéndose al final en los héroes de la historia. Personalmente, estoy bastante cansada de este tópico que cada vez es más fácil de encontrar entre las ofertas literarias actuales. Por eso este libro me ha sorprendido tanto.
Pero comencemos por el principio. El don de la joven Cyra consiste en causar dolor, no solo a los demás sino también a ella misma. El don de Akos le permite ser inmune a los dones del resto de los habitantes de la galaxia. Ambos se ven obligados a sobrevivir en un mundo que les plantea dificultades cada día, con una guerra que se avecina y un destino que ninguno de los dos eligió…
A pesar de que con Divergente ya lo consiguió, Veronica Roth me ha dejado con la boca abierta después de leer Las marcas de la muerte. Si estáis acostumbrados a adivinar cada una de las cosas que suceden en un libro y estáis hartos de ello, esta sin duda debería ser vuestra próxima lectura. A pesar de tener casi 500 páginas, esta historia engancha desde el primer capítulo. Para ser el primer volumen de una saga, que suelen ser bastante introductorios, me ha parecido que la autora logra mezclar la presentación de un mundo nuevo, con todo lo que ello implica, con la acción. En ninguno de los capítulos he sentido que la historia flaqueara, a pesar de su narración descriptiva y muy atenta a los detalles.
Además, el desarrollo de sus personajes principales destaca en esta novela, no solo por su profundidad, sino por todo lo que evolucionan a lo largo de la misma. Tanto que descubren quiénes son realmente en un mundo en guerra, en el que no todo lo que hacen se puede considerar lo “correcto”… Por eso creo que esta obra me ha impresionado más que la primera y famosa trilogía de la autora. Es una novela mucho más adulta y reflexiva. Porque, ¿quién decide qué es lo correcto y qué no lo es? ¿Por qué nuestros actos deberían definir nuestra personalidad? A veces, son las circunstancias en las que vivimos las que la forman…
Las marcas de la muerte es, en definitiva, una novela para aquellos que, como yo, buscamos algo diferente dentro de la literatura juvenil adulto. Una historia original, con una historia de amor creíble (¡por fin!), que nos haga reflexionar y que nos lleve a un mundo en el que no todo es lo que parece y en el que no puedes confiar en nadie. Un libro que demuestre que no existen los héroes, que las personas reales (incluso dentro de los libros, las películas o las series de televisión) tenemos debilidades y cometemos errores. Pero que eso no nos define, ni en nuestro planeta ni en cualquier otro.
No podéis dejar pasar este primer volumen de una saga que promete demasiado en sus continuaciones y que muestra que el dolor es necesario para descubrir qué es lo que realmente nos importa. Por lo que merece la pena luchar.