Las que faltaban

Reseña del libro “Las que faltaban”, de Cristina Oñoro

Vaya por delante que me ha encantado. Y  ha sido así por dos razones: me lo he pasado muy pero que muy bien y he aprendido muchísimo. Lo que siempre pido en un libro. Cristina Oñoro, en Las que faltaban (Taurus, 2022), crea una historia paralela a aquella contada siempre, como si fuera un orfebre que edificara una pieza preciosa hecha de vacíos, de ausencias. Porque la profesora universitaria toma la historia entera, desde antes de Cristo, para rehacer los episodios conocidos, pero de los cuales se nos explicó una versión tergiversada.

Así, el relato se inicia en la prehistoria, con el esqueleto hallado en el siglo XX de Dennis, pasa por el Egipto de Cleopatra, por la Italia de Sofonisba, el siglo XX de Victoria Kent, Marie Curie, Simone Weil, hasta llegar al siglo XXI de Malala y Emma Watson. Las voces son muchas, aquellas que la autora ha escogido como ilustrativas de la historia que han protagonizado las mujeres dentro de la propia historia.

La sensibilidad, la admiración y el respeto predominan a lo largo de las 400 páginas del recorrido histórico; se nota que el tema no le es lejano, que ella, en parte, surge de allí. Lo que más destacaría de Las que faltaban es la presencia de la sororidad que se desprende de cada historia. Como, ella lo dice hacia el final, en el capítulo de Rosa Parks, las mujeres han encontrado siempre el apoyo en ellas mismas, en las otras.

Después de tantos años leyendo lecturas sobre mujeres la presencia de las cuales ha sido omitida, no me ha sorprendido encontrarme con unas cuantas la existencia de las cuales desconocía. Como, todavía hoy, desconozco la vida de tantas de ellas, y pienso en todas las que, por la misma razón de siempre, por el hecho de ser mujeres, aún me faltan por descubrir. Mujeres del nivel de Agnosia, la primera medico griega que se disfrazó de hombre para poder asistir a la universidad y ayudar a las mujeres de su época a traer criaturas al mundo, en un momento en el que la sociedad solo las tenía en consideración por el hecho de ser madres. Mujeres como Marie Curie, dos veces premio Nobel por su descubrimiento del radio, pero también madre viuda de dos niñas, que nunca escondió las dificultades que eso había supuesto para ella. Marina, la traductora de Hernán Cortés cuando él conquistó el Nuevo Mundo, aquella que sale en todas las pinturas del momento y sin la cual los intercambios de palabras no hubiesen sido posible pero que yo desconocía. Sofonisba Anguissola, pintora italiana de las más consideradas de su época, que apareció en Las Vidas de Giorgio Vasari por sus pinturas, algunas de las cuales han tenido que esperar hasta nuestros días para ser reconocidas con su firma. Es, seguramente, de las historias que más me han impactado. Rosa Parks, conocidísima por la sociedad, pero sin ser tan famosas las veces que tuvo que callar porque los hombres decidieron que no tenía nada importante que ofrecer.

Todas ellas, y las que aquí no menciono, protagonistas de historias trepidantes, interesantísimas, y que no se han tenido en cuenta, que no han llegado a nuestros oídos solamente porque eran mujeres, solamente porque la historia está escrita por los hombres y ellos, en ningún momento, quisieron una falta de protagonismo.

Las que faltaban, de Cristina Oñoro, un libro obligatorio para comprender de dónde venimos, y cuál ha sido este olvido immenso.

Gracias.

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