Reseña del libro “Las tres despedidas de Georg Kahn”, de Bruno Puelles
La primera novela que leí de Bruno Puelles fue Simbiosis, un thriller de ciencia ficción finalista en el premio Minotauro, y ahora repito con Las tres despedidas de Georg Kahn, una historia de amor con toques de fantasía ambientada en la Viena de principios del siglo XIX. Sin duda, un cambio de registro considerable.
El protagonista de esta novela es Hugo, un universitario que aspira a ser escritor. Un día, se cruza con un enigmático joven, Georg Kahn, escritor con varias obras en su haber, y a partir de ahí se inicia un acercamiento con ciertos recelos, porque ambos saben que no deberían estrechar lazos: a pesar de su atractiva apariencia, Kahn es un monstruo; y el inocente Hugo es, ni más ni menos, el hermano de los mellizos que lideran la caza de monstruos en la ciudad.
Con una prosa bella y una ambientación muy cuidada, Bruno Puelles no sumerge en esa época y en esa historia de amor que se cuece a fuego lento entre intercambio de misivas y poemas compartidos. Que los dos escriban es un punto más de encuentro y una oportunidad para hablar del mundo literario, tanto en las conversaciones entre los protagonistas como en las tertulias con otros artistas en los cafés de Viena: los miedos de mostrar los textos a otros, lo que se siente al leer, qué significa escribir, qué hay que hacer para publicar, hasta qué punto merece la pena sucumbir a la industria… Unas reflexiones que serán especialmente interesantes para lo lectores que sean además escritores.
Las tres despedidas de Georg Kahn se etiqueta como novela de fantasía, pero, en realidad, solo hay un elemento de esa naturaleza: Kahn y varios personajes más son monstruos; por ejemplo, una niña que se convierte en mil ratas o un hombre que roba años de vida a los demás para su propio beneficio. Sin embargo, se podría haber sustituido por otra característica más mundana (como extranjeros o enfermos mentales) y el relato seguiría funcionando, porque de los que nos habla Bruno Puelles es del prejuicio, del miedo y de la represión hacia aquello que desconocemos y, por tanto, que unificamos como algo imprevisible y peligroso. Ahonda incluso en la perspectiva política, abogando por reconocer las identidades diferentes en vez de intentar eliminarlas o disimularlas. En definitiva, es un alegato al conocimiento y a la comprensión.
Lo que más me ha llamado la atención de Las tres despedidas de Georg Kahn es que los dos protagonistas son hombres y en ningún momento se resalta. Creo que nunca había leído una historia de amor homosexual en la que la propia homosexualidad no fuera el eje del conflicto, y me ha sorprendido gratamente. Así debería ser siempre en la literatura y en la vida. Por supuesto, también me ha encantado la historia de amor en sí: creíble y tierna.
Bruno Puelles ya cumplió mis expectativas con Simbiosis y con Las tres despedidas de Georg Kahn las ha superado. Una novela elegante y hermosa, de esas que dan que pensar y dejan el corazón calentito. Visto lo bien que se maneja en géneros tan dispares, quedo a la espera de su próxima obra.