Las uvas de la ira

Las uvas de la ira, de John Steinbeck

las uvas de la ira 1Título: Las uvas de la ira
Autor: John Steinbeck
Editorial: Alianza Editorial
Páginas: 688

He terminado de leer Las uvas de la ira, un libro con el que en 1940 John Steinbeck ganó el premio Pulizer. Imagino que junto Al este del Edén, fue fundamental para que en 1962 se le otorgara el Premio Nobel de Literatura.

Había visto la película de la que John Ford hizo una adaptación impresionante de esta triste historia de la depresión de los años treinta en EEUU. Ahora que tras la lectura puedo comparar, no creo que ningún director hubiese hecho un mejor trabajo. Tanto en la película como el libro persiste la atemporalidad de la historia y por ello sobrevivirá y quedará, no como un clásico moderno, sino como un CLÁSICO con mayúsculas.De una y otro ya les habló en su día mi compañera Marta en la sección “De cine y literatura”

La novela está ambientada, como les digo, en la Gran Depresión americana. Años durísimos por la sequía, pero también por la codicia de los bancos y de los avaros sinvergüenzas que intentaron hacer caja con la miseria ajena. Desahucios masivos de granjeros despojados de lo indispensable para vivir. Con las tres generaciones de los Joad contemplaremos el triste éxodo de la miseria ¿Les suena este tema?

“Sí, pero el banco no está hecho más que de hombres.
No, estas equivocado, estás muy equivocado. El banco es algo más que hombres. Fíjate que todos los hombres detestan lo que el banco hace, pero aún así el banco lo hace … Es el monstruo. Los hombres lo crearon, pero no lo pueden controlar…”

Leo el ayer y veo el hoy, estoy completamente segura de que podría ser también el futuro, parece que todo cambia pero todo sigue igual… No nos engañemos, nada ha cambiado, otra vez el éxodo de familias, la huída de jóvenes, la usura de los bancos, la despiadada acción de quienes podrían hacer y no hacen…

Al parecer, el autor padeció en propias carnes aquel horror y por ello escribió esta novela, como denuncia al sentirse indignado por las condiciones de las víctimas de la Gran Depresión. “Quiero –dijo-, colocarles la etiqueta de la vergüenza a los codiciosos cabrones que han causado esto”.

Uvas-de-la-ira IIIDe Oklahoma hacia California partieron cientos de miles de personas en las peores condiciones, atrás dejaban sus vidas, en muchos casos literalmente, y se echaban a la carretera con todo aquello que podían, haciendo famosa la hoy mítica “Ruta 66”.

“La carretera 66 es la ruta principal de emigración. La 66, el largo sendero de asfalto que atraviesa el país, ondulando suavemente sobre el mapa, de Mississippi a Bakersfield, por las tierras rojas y las tierras grises, serpenteando montaña arriba hasta cruzar las cumbres, siguiendo luego por el deslumbrante y terrible desierto hasta atravesarlo, alcanzar la nueva cordillera y llegar a los ricos valles de California… La 66 es la ruta de la gente en fuga, refugiados del polvo y de la tierra que merma, del rugir de los tractores y de la disminución de sus propiedades, de la lenta invasión del desierto hacia el norte, de las espirales de viento que aúllan avanzando desde Texas, de las inundaciones que no traen riqueza a la tierra y le roban la poca que pueda tener. De todo esto huye la gente y van llegando a la 66 por carreteras secundarias, por caminos de carros y por senderos rurales trillados. La 66 es la carretera madre, la ruta de la huida”.

Una durísima ruta que soportan porque sueñan con ese futuro en California dejando caer sobre sus caras el zumo de esa uva tan deseada… Ese era el sueño, la realidad, una vez más se tornó en pesadilla. Porque se convirtieron en mano de obra barata, trabajadores-esclavos, sometidos por la miseria a la codicia de unos pocos…

“Suponte que tú ofreces un empleo y sólo hay un tío que quiera trabajar. Tienes que pagarle lo que pida. Supón que haya cien hombres interesados en el empleo, que tengan hijos y estén hambrientos. (…) ofréceles cinco centavos y se matarán unos a otros por el trabajo.”

¿También les suena de algo? Gente que trabaja y sigue siendo pobre y sigue pasando hambre. Gente para la que no hay justicia. Personas que van perdiendo poco a poco la alegría, los sueños, la esperanza, la libertad, la vida ¿La dignidad?

Recuerdo al inicio del libro la solidaridad que esta gente despertaba, más tarde el miedo, y finalmente casi el odio, odio a quienes vienen a quitar el trabajo, a bajar los salarios, a organizar revueltas ¿Qué también les suena?

madre uvas de la iraY mujeres que crecen y crecen hasta hacerse con las riendas de la nada, dosificando la miseria, la mujer organizando la desidia y apatía de los hombres, adaptándose, mientras hay vida todo es posible, todo menos ver morir a tus hijos de hambre, pero solidarias hasta el extremo, un extremo que vemos al final del libro, la forma de cerrarlo del autor, de decir hasta aquí llego ¿Qué más se puede dar?

Me alegro muchísimo de haber leído el libro ahora, no hace diez años, creo que este era el momento.

Pienso en que les estoy hablando de un clásico que seguramente habrán leído personajes como Angela Merkel, o el Presidente del BCE entre otros; a ellos me gustaría mandarles un ejemplar ahora, para que recordaran, para que vieran lo que pasa cuando en la balanza el beneficio y dignidad no está equilibrados.

Y regresan a mi mente aquellas palabras de Argüelles: “Cuando uno lo ha perdido todo, cuando nada de lo que toca es suyo, ni siquiera la educación de sus hijos, ni el agua que bebe, ni el aire que respira, cuando a uno le roban el futuro y le obligan a jugarse la vida cada día para poder sobrevivir, entonces uno recoge el poco coraje que le queda lo junta con otros corajes y todos los corajes juntos agarran banderas y disparan fusiles y apenas nada queda para perder y renace la esperanza que es la vida.”

Pues eso… que “en las palmas de las personas las uvas de la ira se están llenando y toman peso, listas para la vendimia”…

 Susana Hernández

10 comentarios en «Las uvas de la ira»

  1. Uno de mis libros preferidos de toooooda la vida, sin duda. Cuando me piden que diga x libros preferidos siempre varío, pero uno de los que siempre siempre siempre menciono es “Las uvas de la ira”. Y la película es espectacular también, muy digna de la altura del libro.

    Un abrazo

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    • Está claro que el libro te caló de forma profunda, pero como bien dices es imposible leerlo y no posicionarlo entre las mejores lecturas por lo bien que describe la naturaleza humana. La película, como bien dices, a la altura 😀

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  2. Te ha quedado una reseña con alma, Susana. Es casi como si fueses uno de sus personajes que también habla. Se me hace difícil decirte algo, pues tengo muy poco que añadir.
    La frase que has seleccionado del monstruo, ese monstruo creado por el hombre y que ahora se hace difícil de contener, es una frase que también me llamó muchísimo la atención.
    Han pasado años, y después de la inyección de dinero con humo, sí parece que nos encontramos un poco en la misma situación. Ahora no son los tractores, o la producción en cadena ideada por Ford, pero el crecimiento tecnológico que experimentamos va a tener un impacto que va a dejar a muchos excluidos del mundo laboral.
    Te escribo aquí un parrafito que aparece en el libro, aunque sólo sea por aportar algo a tu reseña que me ha entusiasmado y que tanto me ha hecho recordar esta novela:
    “Si un hombre tiene un pequeña propiedad, esa propiedad se transforma en el hombre. El hombre es esa tierra, porque esa tierra forma parte de él. Pero si un hombre tiene una propiedad que no ve, que no pisa, entonces la propiedad se apodera del hombre. Sus propiedades son grandes y él se convierte en el servidor de esa propiedad”.

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    • Gracias! Es un libro que te deja el alma un tanto dolorida, como dice Carmen Santos, “Es un libro que te deja amarga”. Es un libro tan completo para hablar largo y tendido del Ser Humano… Ni tan siquiera lo veo para un club de lectura, más bien para unas largas noches de verano con unas cervezas en la mano al borde de una playa y hablar y divagar horas y horas… Estoy pensando con las manos jajajaj

      Como ves, al final, muchas de tus tentaciones acaban aquí. Un fuerte abrazo!

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  3. Ayyy lo tengo aún pendiente.
    Que terrible que, a pesar de los años transcurridos, suceda que estamos igual. ¿Es que no aprendemos? Yo coopero si te decides a enviar los libros. Le mandaría uno a Peña Nieto pero no le ni la hoja parroquial.
    Un beso,
    Ale.

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  4. Un libro maravilloso. Nunca me esperé un final tan triste, pensaba en algo más esperanzador. Me atreví y escribí unas líneas al final de mi libro. Se las comparto y espero que sean bien recibidas:

    Los primeros rayos de sol iluminaban el alba y la poca luz que ingresaba al granero dejaba al descubierto las siluetas humanas acurrucadas sobre el heno. A lo lejos se oyó el cantar de un gallo y Ma poniéndose de pie, traspasó con sigilo al umbral del granero. En sus celestes ojos se reflejó un cielo inmenso surcado solo por algunas nubes blancas, y en su mente el recuerdo de los que habían quedado atrás le oprimía el corazón. En su soledad no pudo contenerse y lloró amarga y tristemente. La esperanza de volver a ver a Tom algún día era suficiente para mantenerla en pie y seguir adelante. Se enjugó las lágrimas de sus ojos y de sus mejillas, respiró hondamente y de forma presurosa entró nuevamente al granero.
    – Levantaos todos, el invierno ha acabado.-

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