Reseña del libro “Leña Menuda”, de Marta Barrio
Llego a esta novela por recomendación de mi amiga Mercedes, que además de escribir (artículos de prensa, cuentos, novelas) muy bien, es una lectora empedernida. Me atrevería a decir, incluso, que es obsesiva, compulsiva, enfermiza, exagerada, intensa, e intensiva. Es la persona más leída que conozco, multigénero y politeísta. En su panteón literario, valga la redundancia, lo mismo encuentras a Vázquez Montalbán que a Mendoza, a Camus que a Faulkner, a Shakesperare que a Markaris, a Danielruiz que a Martasanz, que a Saramago o que a Saramesa… Precisamente, se refirió a Marta Barrio como la prima hermana de Mesa y Sanz, de las cuales mi amiga y yo somos rendidos admiradores, por su (sic) “honestidad brutal”. Y yo, que a mi Mercedes siempre le doy la razón, en esta ocasión lo he hecho con mayor motivo, porque Leña Menuda es una novela que, por momentos, me ha recordado mucho a la afilada, fría y gozosamente dolorosa pluma-bisturí de esas dos grandes primas de la Barrio.
Leña Menuda va de una joven que se queda embarazada de su pareja, a la que llama A. (como dato curioso, todos los personajes de la novela, incluido el feto, son llamados por una inicial que no guarda, que sepamos, ninguna relación con su nombre, sino que siguen un orden alfabético: A. B. C. D…… y hasta X. Desconozco la intención de la autora, pero a mí me ha provocado una terrible sensación de frialdad, en terrible contraste con una trama terriblemente dramática). En la primera parte del libro, encontramos escenas cariñosas, emotivas, divertidas o simplemente bonitas sobre todo lo que supone para una mujer ser madre. Pero llega la segunda parte, en la que un incidente con unos perros conduce a la joven al hospital, donde le dicen que el feto no ha sufrido daños, pero que tiene algo raro, una malformación que no había sido detectada en las ecografías anteriores, la cual es incompatible con la vida a corto plazo del bebé. Dado el avanzado estado de gestación, la ley española no le permitiría abortar, sin embargo, sí hay otros países, como Bélgica, donde esta opción sí es factible. Contar todo lo que sucede a continuación sería hacer un spoiler, aunque no hay que ser muy listo para vislumbrar por dónde van a ir los tiros, ¿verdad?
Con estos mimbres, y sobre la base de una realidad a la que se enfrentan muchas mujeres en todo el mundo cada día, Marta Barrio ha construido un relato en el que la carne, la sangre, lo físico, se hace palabras. O quizás debería decirlo al revés, y es la autora la que, a través de su pluma-bisturí escribe unas palabras que nos duelen como si viviéramos la tragedia de la narradora en primera persona, con un dolor desgarrador y físico, de humores olorosos, al mismo tiempo que nos reserva un espacio para la esperanza. Porque, sí, es una tragedia, pero detrás, o al lado de ella, también está el poder de la mujer para decidir por sí misma qué quiere hacer con y de su cuerpo y, sobre todo, qué quiere hacer con y de su vida. Frente a todos: frente a sus padres conservadores, frente a su marido, el varón aterrado, frente a sus compañeros y su jefe y, por supuesto, frente a sus propias dudas y vacilaciones.
Hay un aspecto que me gusta especialmente de la novela. Como ya sabéis, los lectores de librosyliteratura.com, por mis anteriores reseñas, abomino de la autoficción, ese género tan de moda. Pues bien, cuando comencé a leer Leña Menuda, pensé que estaba ante otro exponente del mismo: mujer, joven, cuenta su experiencia con el embarazo y bla bla bla. Pero no es así, menos mal. En alguna entrevista, le he oído decir a Barrio que ha usado testimonios y noticias reales, para elaborar una obra de ficción. Aquí vais a leer sobre la protesta de marzo de 2011 en la capilla de la Complutense, sobre el atentado en noviembre de 2015 en un centro de planificación familiar de EEUU, sobre las solicitudes de apostasía masivas presentadas en argentina en agosto de 2018, sobre médicos cuyas malas praxis, prácticamente diarias e ideológicamente justificadas, no son condenadas hasta que no se les pone encima el foco mediático, o sobre el caso de una mujer embarazada de seis meses que, en 2019, fue atacada y devorada por una jauría. Es decir, Marta Barrio coge un sinfín de anécdotas y hechos reales, los mete en la batidora de su cabeza creativa y escribe una historia nueva que, además, como ella misma ha repetido en muchas ocasiones, nunca ha sido contada. Y tenía que ser contada.
A lo largo de Leña Menuda se cita un buen número de textos relacionados con la maternidad y el aborto. Especialmente impresionantes son las citas de la Yerma de Lorca y muy (pero que muy) elocuentes, las recurrencias a las instrucciones burocráticas para la apostasía. De nuevo, de una frialdad que acojona.
El libro se ha hecho con el premio Tusquets Editores de Novela 2021, y no me extraña nada. Lo que sí me deja perplejo es que aún hoy, en pleno siglo XXI, las mujeres tengan que seguir sufriendo odiseas (físicas, psicológicas e institucionales) como las que Marta Barrio ha relatado en su libro por su derecho a decidir. Por su derecho a la libertad. Como la propia autora ha dicho en una entrevista, “cambiemos las cosas, porque si nos contentamos con lo que tenemos, nunca hubieran votado las mujeres. En mi opinión, una de las primeras funciones de la Literatura es cambiar las cosas, apilar granos de arena que ayuden a mejorar la realidad, y también creo que Barrio ha puesto un grano de arena tan grande, tan potente y tan sólido como una roca. Hay que leerlo.