Me gustan las cosas distintas. Eso que sobresale por encima de todo lo demás y que deja con una sensación de no saber muy bien qué acaba de pasar pero que te da ganas de volver a repetir. Esas cosas que no se parecen a nada con lo que te hayas topado antes y que, aunque pueden llegar a recordar a memorias perdidas en lo profundo de la mente, tienen un sello tan singular que te hacen olvidarlas al momento.
El libro del que vengo a hablaros hoy cumple bastante con esta premisa que acabo de decir. Ley de vida es un libro escrito por José Luis Pujol y que en nada se parece a todo lo que me he encontrado en este camino que llamo vida. Y no será por los pocos libros que he leído en el trayecto… Eso te lo garantizo. Si te gustan las cosas distintas que cobran sentido con el tiempo y que se quedarán para siempre en tu memoria, te invito a que te pongas cómodo ya que te voy a presentar un libro que te va a encantar.
Como digo, este libro no tiene nada que ver con una novela al uso. Empezando por algún sitio porque sería muy difícil de catalogar. Si bien en su conjunto podríamos decir que es una novela, no deja de llamar la atención que está compuesta por relatos protagonizados por diferentes personajes que podrían hacernos pensar que estamos ante un libro de relatos cortos; una compilación de historias que, aun teniendo un sentido y un camino común, no dejan de ser historias independientes. Sin embargo, al empezar a leer y a conocer las tramas que se nos presentan, el lector pronto se da cuenta de que no es ni una cosa ni la otra. No se trata de una novela, pero tampoco de una compilación. Es algo distinto, al fin y al cabo.
Y también es distinta la forma de leerlo. Las historias no están ordenadas cronológicamente, sino que vamos a encontrar saltos temporales que nos van a llevar de un tiempo a otro sin parar, pero que cobrará sentido cuando avancemos con la lectura.
Pero vamos un poco a lo que importa, que llevo ya más de cuatrocientas palabras escritas y todavía no he contado lo esencial: del qué va este libro. Esta novela —vamos a catalogarla así llegados a este punto— trata muchos temas esenciales en nuestro día a día. En ella encontraremos amor, muerte, vida, esperanza, fracaso, decepción, pérdida, recuerdos, anhelos y una lista interminable de sentimientos que se irán entrecruzando por las líneas. Y todo ello para dejar en el lector una sensación de pérdida a la que pronto se le dará un cauce, un camino que le ayudará a encontrarse en mitad de tantos sentimientos que explotarán dentro de él como un volcán. Al menos, esa es la sensación que yo he tenido.
Como veis, un libro muy distinto.
José Luis Pujol se dedica a jugar con las palabras, a tejerlas en forma de capítulos y capítulos más pequeños como si fuera una araña que quiere construir su mejor obra. Como si de un guion se tratara, podemos ver perfectamente la esencia de una serie por capítulos que se abre paso delante de nuestros ojos. Y todo ello gracias a sus tres protagonistas esenciales —Roberto, Marcos y Gonzalo—, que tendrán el placer de hablarnos a veces en primera persona para contarnos de primera mano qué es todo lo que necesitamos saber y que no cierran la posibilidad de que esta novela sea continuada por otros protagonistas que también tendrán mucho que contar.
En definitiva, Ley de vida es un libro que se puede leer a trozos o del tirón. Disfrutarlo en un orden o en otro. Con perspectivas marcadas o sin ellas. Son decenas las formas que tenemos para adentrarnos en las palabras de su autor, pero todas ellas igual de válidas. Esa forma de hacer partícipe al lector de lo que está ocurriendo también es una excusa más para decir que esta novela es distinta. Y qué queréis que os diga, hoy eso, ese calificativo, creo que es una de las cosas más bonitas que se pueden decir sobre una obra. ¿No estás de acuerdo?