Liber 2012: Feria Internacional del Libro
Jueves 4 de octubre. Me presento en la Fira de Barcelona dispuesta a disfrutar, por primera vez, del Liber. Para mi sorpresa hay muy poca gente en la entrada, apenas unas cuantas personas hablando por teléfono o desayunando, por lo que no tardo en entrar al recinto. Una vez acreditada, me apresuro a buscar los stands: tengo una cierta impaciencia por integrarme, por ver a los profesionales trabajar, ver libros y oler el ambiente. Sin embargo, pronto me desilusiono. Me doy cuenta que no es lo que esperaba. Han bastado unas cuantas vueltas por el lugar para ver que muchas editoriales no han hecho acto de presencia (RHM, Anagrama o Alfaguara, por mencionar algunas), que los stands están medio vacíos y que el bullicio brilla por su ausencia. Es cierto que se ven editores negociando, presumo, con clientes. Pero también los hay mirando al techo o discutiendo no se sabe muy bien qué con sus colegas. Aburridos, vaya. En este momento no puedo evitar preguntarme si la situación tan calmada tiene algo que ver con la crisis del sector, o, que también podría ser, con la inminente feria de Frankfurt.
Sin darme por vencida, a las 15h subo a la zona de conferencias para escuchar una de las que, por el título, me parece interesante: “Los géneros literarios de la digitalización”. En realidad, todo lo que tiene que ver con el futuro del libro, de las editoriales y de las bibliotecas y librerías me parece interesante. Y este futuro, sin duda, viene de la mano de las nuevas tecnologías e Internet. La conferencia no solo acaba confirmándomelo, como a continuación comentaré, sino que además hace que acabe pensando que el Liber sí tiene algún sentido y que merece (mucho) la pena salir de casa y asistir. No sólo porque es un lujo asistir a un debate entre personas expertas en lo que a ti te interesa, sino porque también uno sale de estas conferencias (todas diferentes pero orientadas a lo mismo) con la sensación de que ha aprendido algo, de que sabe un poco más sobre un tema que, por otro lado, nos concierne a todos.
En la conferencia a la que asisto participan Cristina Fallarás (Sigueleyendo.es), Toni Iturbe (Qué leer), Patxi Beascoa (Director de Marketing de RHM) y María Cardona. Empieza Cristina presentando el libro como concepto, como la obra de arte que es o la idea inmaterial y no tanto el producto en sí. Siguiendo esta línea, se habla de la obra como algo intangible que hoy día, gracias a Internet, puede incorporar texto, imagen, vídeo, audio y hasta la participación 2.0 de sus lectores.
Así pues, un libro ya no se concibe únicamente como texto, independientemente de su soporte, sino como un conjunto de voluntades de su autor. En este contexto, la presencia que el escritor debe tener en la red se convierte en algo casi imprescindible. Ya no basta con que el autor escriba y saque a la venta su libro, no. Ahora la figura del escritor debe ir más allá y preguntarse cómo sacar adelante sus obras, y para ello es imprescindible la red. El autor debe darse a conocer, interactuar e intentar destacar sobre los demás. De ahí que lo que escriben en sus blogs y redes sociales se considere muchas veces tan o más importante que la obra final en sí misma.
Sin embargo hay que tener en cuenta que no todo lo digital es bueno, ya que hay mucho ruido de fondo. Hay que saber distinguir entre calidad y cantidad, y también entre los diferentes propósitos de la información que podemos encontrar. Los lectores, como usuarios, debemos cribar y utilizar únicamente aquello que responde a nuestros intereses. Pero no es fácil. El estudio “¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?” nos demuestra que, en efecto, debido a la gran cantidad de información que recibimos continuamente, cada vez tenemos más dificultad para centrarnos en una única cosa (como sería la lectura clásica) y que, sin embargo, somos más capaces de hacer varias tareas a la vez, aunque no todas ellas sean útiles o necesarias.
El momento individual de la lectura, por tanto, está cambiando. O mejor: evolucionando. Los nuevos soportes caminan hacia la existencia de uno único: teléfono, tablet y e-reader convergirán, tarde o temprano, en un solo aparato. Esto supondrá una serie de actividades no lectoras que harán competencia a la lectura; el lector deberá elegir qué hacer entre tantas actividades que le ofrecerá el dispositivo.
Por eso continuamente están naciendo nuevos géneros literarios, más atrayentes para este nuevo modelo de lector más susceptible de distracción. Hablamos, por ejemplo, de los cuentos independientes que se venden por sí solos (y no en recopilatorios, como siempre ha sido), libros rápidos de fácil lectura o los clásicos folletines o novelas por entregas. El objetivo, como decíamos, retener a su público y evitar que releguen la lectura. Y todos ellos, evidentemente, en soporte digital.
Dentro de estos nuevos géneros, dicen los conferenciantes, también encontramos otros tres grupos bastante diferentes entre sí. Por un lado tenemos los puros, que son aquellos que respetan los géneros tradicionales y que son simplemente una digitalización. Por otro, los híbridos, que son la llamada literatura digital, que ha nacido ya así, y que casi siempre es considerada multimedia por contener imágenes, vídeos, enlaces, etc. Y finalmente están las obras enriquecidas, aquellas que sólo pueden existir en lo digital, y donde el rol del lector es imprescindible, como podría ser un mapa literario interactivo.
Eso sí –nos dice Beascoa-, hay que tener en cuenta que el género de éxito será el de la equivocación: nos equivocaremos y mucho, pero estas equivocaciones irremediables nos llevarán al futuro. Lo que está claro es que lo digital ofrece a los editores la posibilidad de editar nuevos géneros, formatos e ideas de obra. Tienen un nuevo terreno donde apostar, igual que los autores y todos aquellos profesionales relacionados con el sector del libro. Sólo hay que afrontar el cambio con optimismo y pensando en la correcta difusión de la cultura, que es, por otro lado, lo que este blog pretende hacer día a día.