Libros educativos para descubrir el mundo 12
El verano ya ha llegado, pero como cada domingo, nosotros no podemos irnos de vacaciones, de hecho, casi diría que estamos con más fuerza que nunca para que vosotros sepáis cuáles son esas propuestas perfectas para esta época del año. Pero como no sólo de adultos se crea el mundo, y como los niños también requieren de su momento de evasión, hoy, en nuestra sección de libros educativos os vamos a traer propuestas muy diferentes, para que en cada momento, a cada instante, los niños puedan divertirse con los libros y, además, sentirse acompañados, ampliando su imaginación, su conocimiento, aquello que nos pueden dar, entre otras cosas, los libros. Una de esas oportunidades que os hacemos llegar en forma de lectura para los pequeños de la casa, pero no sólo para ellos, siempre os lo decimos, porque la compañía en la lectura, la estimulación de un buen libro acompañado, es algo impagable que no debería perderse nunca.
¿Queréis descubrir cosas extraordinarias mientras vuestros lápices de colores, mientras vuestras pinturas, dibujan trazos y más trazos? Pues no os podéis perder esta “Trazopedia” que nos trae Blume por varias razones: porque no hay nada mejor que aprender mientras te diviertes, mientras cogemos las pinturas y dibujamos aquello que nuestra cabeza puede pensar y crear al mismo tiempo; porque, ¿quién no ha querido dibujar de pequeño lo que ha querido?, sólo por eso, y porque este libro nos permite hacerlo, debería ser de visita obligada, y después, cuando incluso la imaginación se agote, podemos leer y enterarnos de cosas extraordinarias, de datos que de otra manera quizá no aprendamos. Así que aquí estamos, ante un libro que enseña, pero a la vez divierte, y es que a mí, cuando era pequeño, me faltaba, porque no hay nada más estimulante que aprender mientras con el juego, con el endiablado juego que practican los pequeños de la casa, se divierten a partes iguales.
Y hablando de cosas extraordinarias, de información que aprender. ¿Os habéis preguntado, alguna vez, el por qué de que una cosa se llama como se llama? A través de un cuento en el que el personaje, un Platón muy divertido, nos lleva de su mano, aprenderemos “¿Por qué tienen nombre las cosas?” y nos daremos cuenta que, hace muchos años, las preguntas que nos hacíamos, las preguntas que nos siguen creando dudas cuando somos adultos, pueden ser respondidas de una forma muy simple, de una forma tan sencilla que parecería increíble que no nos hubiéramos dado cuenta antes. Es una de esas publicaciones que sólo nos podría haber traído Errata Naturae, con su mimo especial, con la que, mediante la apertura de sus solapas iremos navegando por todo el lío de las palabras, de los significados, de los significantes, en un acercamiento fantástico a la filosofía, para que sea desde pequeños, y no sólo cuando somos mayores, cuando nos hacemos preguntas sobre lo que nos rodea, sobre lo que nos acompaña el camino. ¡Un hurra por los nombres! ¡Un hurra por todas las cosas que sabemos nombrar!
Pero, si yo os dijera, ¿qué es una familia? ¿Sabríais decirme qué significa la palabra familia? ¿Cómo es una familia? ¿Hay sólo una o puede haber muchas? Parece que nosotros lo tenemos claro, o quizá no tanto, dado el debate que hay en la calle. Por eso, tan importante como saber por qué las cosas que nos rodean tienen ese nombre, es vital saber que la familia es un término que no se circunscribe a un solo significado. Hay tantas familias como personas hay en el mundo. Y eso nos demuestra “¡En familia!” que, con un lenguaje directo y alejado de moralismos, nos trae Takatuka para hacernos comprender que no podemos cerrar nuestra mente a otros modos, a otras formas, a otras maneras de entender un concepto, una palabra, que ha significado mucho a lo largo de nuestra historia y que no debería convertirse en motivo de conflicto, sino de consenso, de, por qué no llamarlo, armonía, para que todos podamos vivir tranquilos, los unos con los otros, sin necesidad de que pensemos, desde pequeños, que uno es mejor que el otro. Esa es la magia de este libro: que todos somos iguales, a pesar de nuestras diferencias.
Y en eso estamos muchas veces aquí, en estas palabras que escribo desde hace unos meses. En buscar nuestras semejanzas, nunca nuestras diferencias. Por eso, cuando llegó a mis manos “Modales” no tuve más remedio que asentir con agrado, casi diría que con alegría, porque eso mismo, los modales, es algo que se está perdiendo, es algo que va cambiando con el tiempo incluso cuando no debería hacerlo, porque hay conceptos básicos que no debería desaparecer. ¿Acaso ya no se enseña a dar las gracias o a decir un “por favor” cuando se pide algo? Miro a mi alrededor, incluso cerca, con mi sobrino correteando por mis piernas, y me doy cuenta de todo lo que tiene que aprender, de todo lo que tenemos que enseñarle, y eso me alegra, porque con libros como éste de Juventud entenderemos, de una vez por todas, que los modales pueden hacer felices a los que nos rodean, pueden construir un mundo bastante mejor que el que tenemos, y nos enseña algo que yo siempre supe: que un “lo siento” puede hacer más bien que un “déjame tranquilo”. Esa es la fuerza de nuestras palabras, esa es la fuerza de nuestros modales.
Qué me gustan estos libros. Son geniales para los pequeños de la casa. Gracias por la información!
Besotes!!!