Libros educativos para descubrir el mundo 23
Hablar de libros siempre me ha producido un placer extraordinario. Será porque poder hablar de ellos es como unir a varias personas con las mismas lecturas que a mí más me han llegado. Eso es lo que pienso siempre que me pongo a hablar de libros infantiles. Algo dentro de mí se emociona a la hora de hablar de unos libros que son, por definición, aquellos que forjan una edad, la mejor, la que tarde o temprano se acaba por echar de menos, y que construye parte del carácter que después manejaremos de adultos. Por eso son tan importantes. Por eso, además, hablo una vez al mes de libros educativos. Porque no hay mejor lugar para aprender cosas que, entre otros, los libros. Hoy toca conocer cosas nuevas. Hoy toca, de nuevo, que los pequeños abran los libros.
No es desconocida mi pasión por los libros que Combel saca a la luz. Es así, me tienen enamorado. Y, por extensión, he conseguido que mi sobrino también los ame – a su manera, pero los ama igualmente. Cuando llegaron a mis manos Las formas y Los colores corrí a enseñárselos. Él está en la edad de aprender, y aunque ya hay algunas cosas que domina a la perfección, todavía hay conceptos que se le escapan. Lo más importante es que él abre los libros y se los queda mirando un rato, como si los estuviera estudiando, a ver qué le ofrecen. Y después se mete en su mundo y ya todo es diversión. Con estos dos libros que yo os propongo, mi sobrino disfrutó de lo lindo. No sólo porque de esa manera aprendía cosas nuevas, nuevas palabras, que también, de eso se trata, sino que además las aprendía mientras le acompañaban las imágenes tan preciosas que aparecen en el libro. Es así, lo he dicho miles de veces, pero tengo que repetirlo. Esta editorial edita verdaderas joyas que queremos siempre llevarnos a casa. No hay otra razón. Uno ve los libros y los elige, porque es un acierto seguro, porque no sólo se aprende sino que también uno se divierte y eso, hoy en día, es un lujo que no podemos permitirnos desperdiciar.
Hay algo que, últimamente, se está poniendo de moda: ser nuestro propio horticultor. ¿Por qué no, entonces, hacer que los niños aprendan este arte? Huerto fácil con niños nos anima a juntar a los libros con el placer del huerto, aprender lo que son las hortalizas, y meterles de lleno en este apasionante mundo para que aprendan, además, lo que es la naturaleza. ¿Quién dijo que ellos no podían aprender lo que era tener nuestro propio huerto? Con esta guía ilustrada y muy divertida, no sólo lo harán, sino que además, pasarán un rato muy agradable, mientras van aprendiendo conceptos que, en la actualidad, parecen reservados sólo para los adultos. ¡Porque ellos también deben aprender y ser felices rodeados de algo que hayan podido crear ellos solos! Esa es la reivindicación que, gracias a la aparición de este libro, he podido hacer en este momento.
Y si, al final, hacemos que los niños aprendan el poder de la ayuda, lo mejor que nos puede pasar es que ellos crezcan más sanos si cabe. Alex ayuda con el perro es uno de los libros de esta colección que me parece imprescindible para que los más pequeños aprendan el valor de las cosas y de esa sensación de gratitud que da a los demás el haberlos ayudado. Habrá miles de situaciones, circunstancias que harán que los niños no sepan bien cómo comportarse. Lo importante en esos casos es abrir algún libro como los que tiene esta colección y enseñarles que, ellos, como el Álex de lo que están leyendo, pueden ser útiles y que, además, eso hará que de mayores sepan valorar cuando ellos son ayudados. Un libro tan necesario como educativo.