Libros infantiles 8

Libros infantiles de hoy y de mañana 8

nina-leyendo¡Historias, historias, historias! Así es el mundo de los libros. Un sin fin de historias que nos llenan los ojos mientras vamos leyendo, y nos crean un cuerpo nuevo, para disfrutarlo como se merece. Son esos relatos los que nos marcan el camino, los que nos hacen crecer, los que viven con nosotros y nos enseñan, día a día, que la imaginación es un bien muy preciado, tan preciado, que nunca debemos dejarlo de lado. Por eso, los libros infantiles que os traigo hoy son historias para todas las edades, son historias para que los más pequeños abran los ojos por primera vez a lo que nos pueden proponer los libros, pero también para más grandes, más mayores, porque son libros que nos hablan de otros mundos, de la fantasía que vive en nuestro interior y que intenta por todos los medios salir a la luz. Así que ahora mismo sólo nos queda una cosa por hacer: ponernos cómodos y disfrutar, divertirnos con aquello que nos ofrece un libro que se abre y que no se vuelve a cerrar hasta que la historia que guarda en su interior no ha llegado a su fin. ¿O tal vez mucho más allá?

 

a-dormir-monstruosDesde que somos pequeños, los personajes que más miedo nos han causado han sido los monstruos. Criaturas que viven en otro mundo y que, no se sabe muy bien por qué, se alimentaban de niños pequeños. Podían esconderse en los armarios, podían aparecer a nuestro lado con un sigilo propio de los mejores espías, y podían enseñarnos sus dientes para alimentarse de nuestros gritos, del miedo que los pequeños sufríamos. Pero ¿qué sucedería si descubriéramos que ellos no tienen ningún interés en comernos, en alimentarse de nosotros? “¡A dormid, monstruos!” estamos ante el acontecimiento del año, ante una visión diferente de lo que nos habían enseñado, porque recuerdo que cuando yo era pequeño me tapaba con la manta cada vez que pensaba en ellos, pensando que con sólo taparme ya estaba todo solucionado. Y ahora, cuando ya soy mayor descubro que en muchas ocasiones, en infinidad de momentos, lo que ellos necesitan es otra cosa que tenía que haber descubierto muchísimo antes. Un libro para soñar, para sentir ese miedo infantil que nos hizo crecer, pero a la vez hacernos comprender que aquello que pensábamos que tenía que ser, ya no lo es, nunca más. Porque en el fondo, ¿quién es el monstruo realmente? ¿es posible que hayamos sido siempre nosotros, y ellos simples seres que lo que necesitaban era únicamente cariño?

Y como de monstruos anda esta sección infantil, ¿qué mejor manera que presentar amonster-high aquellos que no las hayan conocido, a las protagonistas de “Monster High”. Reconozco que hace un tiempo, cuando aparecieron en las librerías en todo tipo de formatos, me asusté por la avalancha de unos personajes que ni siquiera conocía (creo que mi lado adulto me jugaba una mala pasada). Pero hete aquí que después de muchos libros leídos, después de entender que los tiempos han cambiado, aparece un instituto donde los monstruos conviven con los “normis” y que viven aventuras que pueden divertirnos como si fuera alguno de las mejores historias que se han contado jamás. Quizá exagere, quizá puede que en el fondo no deje de ser una historia para aquellos que están creciendo y necesitan divertirse con relatos diferentes, pero precisamente eso es lo que creo que hace grande a estos personajes que nos proponen. Porque ya desde el principio, porque para mí leer la contraportada de estas historias y descubrir que un libro te grita desde el otro lado que ¡ser diferente mola!, ya contiene en su envoltorio una máxima que ha definido mi infancia desde que tengo recuerdo. Porque yo siempre he pensado que lo normal estaba sobrevalorado, y porque siempre he pensado, desde lo más hondo que se puede pensar y sentir algo, que de cerca, realmente, nadie es normal.

recklessY como yo nunca me he considerado una persona normal (no en vano ya desde pequeñito creían que era una persona distinta simplemente por leer con verdadera fruición historias de lo más variopinto), me encuentro dispuesto a entrar en un mundo de una de mis escritoras infantiles favoritas, Cornelia Funke, que ha vuelto a superarse sin remedio alguno con “Reckless: carne de piedra” en el que nos traslada a un mundo mágico, y que recuerda gratamente a aquellos cuentos de los hermanos Grimm que nos leían cuando éramos pequeños. Esta historia de aventuras, del tiempo que pasa inexorable y que nos persigue, se clava dentro de uno como una aguja que intenta buscar esa alma lectora que todos llevamos dentro y que nada ni nadie puede hacernos rechazar. ¿No es increíble cómo los libros, cómo libros como éste, son capaces de llevarnos como si estuviéramos en una nube por parajes completamente desconocidos y lóbregos, pero aun así es como si nos sintiéramos en casa? Porque esta historia se disfruta con suavidad, se disfruta saboreando cada página como si fuera un dulce de nuestros favoritos y que nos habla, nos susurra, y nos hace sentirnos alguien especial, por el simple hecho de haber encontrado esta historia que nos hace latir mientras nuestra carne, como la del protagonista, se va convirtiendo en piedra con la magia que rodea a todo su mundo.

Y por último, en esos mundos que no conocemos es en lo que solemos perdernos conOssidea verdadera devoción. Cuando somos pequeños, no necesitamos que se nos cuente la realidad, no necesitamos que las historias que vivimos en los libros sean aquellas que sólo nos cuentan lo que puede suceder a la vuelta de la esquina. “Ossidea: la ciudad del cielo” es un mundo propio, un universo que, como si fuera un nuevo planeta en la galaxia, aparece para quedarse sin duda alguna, para abrir y apreciar en sus letras aquella imaginación que nuestro corazón fabrica y que nuestra mente transforma en verdad. Porque esa es una de las magias de este libro de aventuras entre elfos, gigantes y lupánticos, provocar en nosotros una sensación de estar acompañado, de sentirse libre para viajar a los mundos que nos proporciona su autor y vivir, como pasa siempre, vivir una nueva historia, una vida nueva, un sentimiento nuevo, para poco después, esperar mucho más, sentir la necesidad de que llegue lo que sigue, la continuación de un relato que se entiende únicamente con la mirada limpia de niño pequeño, y vacía de todos aquellos prejuicios que, en ocasiones, nos nubla la visión y no nos hace disfrutar de aquello que es tan bueno, que abre puertas para nunca jamás cerrarlas.

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