Hoy me apetece muchísimo empezar la reseña diciendo que estoy muy pero que muy orgullosa de los escritores y escritoras que tenemos en España. No sé por qué hace unos años me empeñaba en leer a autores extranjeros. Pensaba (pobre de aquella niña tonta) que en los libros de fuera encontraría muchísima más calidad que en los de aquí. Y es verdad que entonces leí libros maravillosos, pero desde que me di cuenta de lo que tenía a mi alrededor, el número de autores extranjeros que están entrando en mi estantería es cada vez menor.
¿Y cómo no va a serlo si últimamente tengo el placer de leer libros como el que vengo a reseñar hoy? Se trata de Lionheart, de Ana Roux, una de las novedades de Nocturna que salió justo antes del confinamiento, y que yo esperé meses y meses como agua de mayo. No sabía por qué, pero tenía la sensación en el cuerpo de que esa novela me iba a encantar. Y, ay… no me equivocaba, no.
Bueno, lo más importante para vosotros a estas alturas es que sepáis de qué va todo esto. Tendremos que viajar al pasado, al siglo XIX. En plena guerra entre Inglaterra y Francia por hacerse con el control de Europa, la nave Lionheart se queda encallada en una isla perdida. El capitán Fellowes descubrirá entonces que allí, en esa isla, se encuentra Ellen, su hija, que hacía un tiempo que había desaparecido en un naufragio. Juntos, deciden poner todo su empeño por volver a casa, sin embargo, un misterioso asesinato hace que su estancia en la isla tambalee y hace que todos los planes se vayan al garete.
Y, por si guerras, piratas y asesinatos no fueran suficiente, no podemos olvidar que esta historia tiene algo muy particular: los barcos surcan el cielo en vez de las aguas, y la magia se puede encontrar por doquier. Increíble, ¿verdad?
Y ahora vamos a lo que realmente a mí me importa. ¿Qué me ha parecido este libro? Bueno, diré como resumen, una maravilla. Primero, por la originalidad de la trama. ¿Barcos que vuelan? ¡Tienes toda mi atención! Lo segundo, por la diversidad de personajes que encontramos. Dentro de la novela podemos ver personajes imperfectos (ejem, Fellowes), que se muestran tal y como son con sus defectos y sus virtudes. Y, tercero, pues que me parece una manera perfecta para empezar esta bilogía. Porque sí, amigos y amigas, lo que Ana Roux se trae entre manos es una bilogía cuya segunda parte está ya escribiendo.
He leído algún comentario que dice que el ritmo de este libro es «poco trepidante». Es cierto que, pese a lo que podría parecer, la acción no es lo que más destaca de esta novela. Las acciones son más pausadas de lo que podría esperarse en un primer momento. Sin embargo, el que se adentra en estas páginas encuentra algo mejor: encuentra una historia cuidada, narrada al detalle, delicada y ruda al mismo tiempo, llena de detalles y que es una antesala perfecta para una segunda parte que (me da en la nariz) sí que tendrá más acción. Es… No sé cómo explicarlo. Como un primer plato delicado y suculento que hay que saber saborear porque tiene miles de matices y que prepara al paladar para el postre. Bueno, quizás con esta metáfora me haya ido por las ramas, pero creo que me habéis entendido perfectamente.
El caso es que he quedado encantada con la forma de escribir de Ana Roux, y eso ha hecho que esta joven salmantina se haya ido derechita a mi lista de autoras nacionales cuyas obras querré leer en un futuro. Porque sí, aquí tenemos talento, ¡y mucho! Y yo estoy disfrutando una barbaridad al ir descubriéndolo día a día.