Llámame Brooklyn, de Eduardo Lago
Lo sé, soy una persona fácil de convencer. Si me vendes bien un producto, te lo compro seguro. Así de fácil. Esa es la razón por la que hoy os traigo este “Llámame Brooklyn” de Eduardo Lago. Hace poco, hablando de los libros de Paul Auster con unos amigos, uno de ellos me sugirió que leyera a Eduardo Lago, el “Paul Auster español”. Realmente dudé que algún autor patrio pudiera acercarse al genial escritor de Newark, pero tras buscar información en internet, comprobé que todo eran buenas palabras para el autor, por lo que fui directo a la librería a comprar el libro.
Esta novela llevó a Eduardo Lago a ganar el Premio Nadal 2006. El escritor madrileño lleva desde 1987 viviendo en Nueva York, dirigiendo durante cinco años el Instituto Cervantes de dicha ciudad (2006-2011). También ha traducido al español novelas de grandes escritores norteamericanos como Henry James o W.D.Howells.
Con “Llámame Brooklyn” Eduardo Lago nos invita a realizar un experimento de lectura, contando la historia de su protagonista, Gal Ackerman, con diversos narradores y desde diversos prismas temporales.
El libro que hoy nos ocupa empieza con la relación entre Gal Ackerman y Néstor Chapman. El primero le encomienda al segundo una misión, escribir y dar forma al libro que tiene entre manos, llamado “Brooklyn”. A la muerte de Ackerman, Néstor se encarga de montar esta historia a raíz de todos los cuadernos, cartas y notas encontradas en el estudio de su amigo. No es tarea sencilla, pues en esos escritos aparecen dispersas distintas ideas, intenciones y personajes que pueblan Brooklyn, el inmenso borough neoyorkino habitado por más de dos millones y medio de personas.
Una vez empezada la historia, esta misma se fragmenta en muchas otras, saltando de una manera casi azarosa entre personajes y fechas muy distintas. Esto obliga al lector a hacer una lectura concentrada del libro, pues entre tanta fecha e intrahistoria es fácil perderse. Pero Eduardo Lago hila la historia con maestría, aglutinando todas los acontecimientos y personajes en un nexo común, el libro “Brooklyn”, que aunque tiene varios potenciales compradores, está ideado para una persona en concreto, obsesión de Gal Ackerman durante años.
Diversos narradores dotan a “Llámame Brooklyn” de muchos matices, con una historia que tiene su germen entre los brigadistas internacionales que lucharon en la Guerra Civil española, y que llega hasta nuestros días, pasando por el Madrid de la época franquista o los alrededores de Nueva York en los 70. Todo para contar lo que podría considerase una biografía de Gal Ackerman, un puzle de infinitas piezas que empiezan a encajar en el tablero según avanzamos las páginas.
La metaliteratura, tan poco explorada entre los escritores españoles, hace de la lectura de “Llámame Brooklyn” un reto delicioso de disfrutar. El proceso de creación de “Brooklyn”, lejos de acercarse a las formas estándar, se convierte (igual que para Néstor) en un laberinto enigmático cuya imagen completa sólo vemos una vez que salimos del mismo.
Ahora bien, ¿es Eduardo Lago parecido a Paul Auster? Dudo mucho que a cualquier autor le guste ser comparado con otro, pero sin duda, “Llámame Brooklyn” es lo más parecido al mundo austeriano que he leído nunca. Y no sólo porque Auster utilice también Nueva York como punto clave de muchas de sus novelas, si no porque en ambos escritores el azar está presente en cada personaje, creando historias de la nada, como la que hace que Gal Ackerman y Nadia Orlov se conozcan en un autobús. ¿Quieres saber qué pasó con Gal y Nadia? Pues descubre este libro; no te dejará indiferente.
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