Cuenta una vieja leyenda que en una época no muy remota los indios de Norteamérica y los lobos acordaron una tregua. Decidieron no agredirse los unos a los otros por el bien de la comunidad. Con el tiempo este trato los llevaría a cooperar, cuidando no solo de la tierra que habitaban sino también de sus respectivas familias y en especial de los más pequeños. El compromiso de paz con el tiempo mudaría en una amistad entre especies. Desgraciadamente aquel pacto sagrado llegó a su fin cuando los primeros colonos europeos pusieron un pie en Norteamérica, y una bala en cada lobo. La amistad entre indios y lobos expiró por unos terceros que, aun siendo de la misma especie que los nativos de aquella tierra, nada tenían que ver con el acuerdo. Tras la separación, los indios tomaron asiento en las llanuras cercanas a los ríos y los lobos huyeron hacia los bosques, al abrigo de la espesura que les brindaba la naturaleza.
Sabemos que las leyendas no son más que cuentos ornamentados con magia y fantasía para disfrazar, y retorcer, lo que en su momento podría haber sido un hecho real. El germen que dio pie a la leyenda del pacto sagrado entre indios y lobos tal vez fuera un suceso similar al recogido por el libro que hoy nos ocupa; un hecho real, una biografía inverosímil y emotiva que bien podría convertirse en una estupenda leyenda. “Esta es una historia con luces y sombras, esperanza y tristeza, miedo y amor, y quizá una pizca de magia.”
Lobo Negro: Historia de una amistad salvaje publicado por Errata Naturae, cuenta la asombrosa historia de un lobo negro en busca de la amistad. Un lobo que, contra natura, se acercó a los perros que eran paseados por los habitantes de Juneau (capital de Alaska) en busca de amigos con los que jugar pero que, por extensión, fue trabando amistad también con los humanos. Nick Jans, vecino de la ciudad, será la voz que nos llevará por las diferentes etapas que marcaron la vida de Romeo (nombre con el que sería bautizado el lobo). Aunque Nick Jans es el autor del libro (porque alguien tenía que contar esta historia) y principal testigo de todo lo que aconteció, su narración se construye con el andamiaje que le facilitaron las entrevistas de vecinos, amigos, turistas, artículos del periódico local y expertos en fauna, como biólogos o agentes del Departamento de Pesca y Caza de la zona que eran incapaces de dar con una respuesta satisfactoria al misterioso comportamiento de Romeo. “Al margen de dónde viniese el lobo negro, todos coincidíamos en algo: no había nada a la altura de ese espectáculo en todo el planeta.” El autor además utilizaría esta confraternización entre especies no solo para estudiar a uno de los animales más hermosos sobre la faz de la tierra, sino también como una forma de redimir su época de cazador con los Inuit.
Aunque el hilo conductor de la narración es el singular y hermosísimo lobo Romeo (disfrutad y quedad cautivados con las fotos que incluye el libro), Nick Jans aprovecha la coyuntura para explorar todas las facetas que rodean la vida salvaje de estos cánidos, consiguiendo al final realizar una exhaustiva y pulcra radiografía de tales animales. De esta manera, y siguiendo siempre la huellas del carismático Romeo (al cual, tras unas pocas páginas, veremos como a un amigo especial y peludo) el autor nos hablará de los hábitos alimenticios de los lobos, del apareamiento, de los lobeznos y las enseñanzas que estos reciben por parte de congéneres más experimentados y hasta de las habilidosas técnicas de caza que éstos emplean, mostrándonos además, y haciendo especial hincapié, en el importante lugar que los lobos ocupan en la cadena trófica.
Pero Lobo Negro no es solo una historia sobre una amistad fascinante entre especies que se fraguó a lo largo de los años, es también una oda a la naturaleza salvaje. Lugares de nívea blancura, laderas boscosas de verdor primaveral, lagos helados, titánicos glaciares y montañas escarpadas serán escenarios recurrentes que a lo largo de la novela os transportarán al mismísimo corazón de Alaska gracias a las descripciones que emplea el autor y que en ocasiones tienen cierto cariz poético.
Lobo Negro: Historia de una amistad salvaje encantará a toda persona que cuando observa la naturaleza ve belleza y cuando mira a un animal ve algo sagrado. Sin embargo, no es a ellos a quienes voy a recomendar leer este libro, sino a todos esos que a la tortura y posterior muerte de un animal lo llaman con orgullo arte, o a aquellos que únicamente contemplan la vida animal a través de una mira telescópica antes de segarla. Tal vez leyendo Lobo Negro: Historia de una amistad salvaje descubran que los animales son algo más que un trofeo que colgar en la pared de su particular salón de los horrores.
No me acaba de quedar claro si este libro es una novela o una especie de ensayo. Supongo que es más lo segundo…
Hola Sandra, supones bien, es ensayo. Yo añadiría que es incluso una suerte de biografía: la del Lobo llamado Romeo. Una novela perfecta si lo que buscas es conectar con la naturaleza.
Saludos.
Qué cierto, lo animales tienen sentimientos igual que los humanos, aunque está claro que muchos humanos no parece que los tengan. Tomo nota del libro, gracias
Hola Marta.
100% de acuerdo con tu comentario. No nos vendría mal tener un poquito más de empatía, no solamente con otras especies, sino también con nuestros propios congéneres.
Saludos y gracias por tu comentario.
Creo que la naturaleza es lo mas hermoso ,perfecto y profundo de lo cual los seres humanos nos podemos rodear,podriamos aprender y experimentar cosas maravillosas que nos enseñen a ser mejores personas.Lamentablemente la gran mayoria de las personas somos la peor especie que puede estar en esta tierra.😔
Hola, Elizabeth.
Sí, tienes razón: el ser humano a veces da asco. Pero creo que hay que tener esperanza pues todavía queda gente que se preocupa por la gente, por la naturaleza, por los animales, y eso es lo que hay que inculcar a las nuevas generaciones.
¡Gracias por tu comentario!