Reseña del cómic “Loki: Viaje al Misterio”, de Kieron Gillen
Lo último que hizo Loki antes de morir fue salvar Asgard. La salvó de la propia trampa en la que él la había metido. Una trampa que tenía como finalidad destruir el hogar de los Aesir. Y tras su heroica muerte todo el mundo se planteó la misma pregunta: ¿por qué lo hizo? El interrogante quedó flotando en el aire durante un tiempo, pero luego poco a poco se fue desvaneciendo. Hasta que Thor descubrió que el dios de las mentiras y las manipulaciones se había reencarnado en un adolescente afincado en la tierra. Y Thor, que es un buenazo de cuidado, decidió llevarlo a Asgard. La pregunta volvió a tomar cuerpo: ¿por qué lo hizo? Con esa pregunta empieza Loki: Viaje al Misterio. Un enigma que es imposible no quitarse de la cabeza y más teniendo en cuenta que el dios más artero del panteón nórdico no hace las cosas porque sí. Una cuestión en forma de titánico rompecabezas que el guionista Kieron Gillen utiliza como pretexto para narrarnos el principio de las aventuras del joven Loki.
El periodista musical y de videojuegos, además de excelente guionista de cómics, Kieron Gillen, no es la primera vez que se las veía con Los Nueve Reinos. Tras la marcha de J. Michael Straczynski de la serie Thor, fue Gillen el encargado de seguir manteniendo el pabellón bien alto durante unos pocos números. Realizó una gran transición con una impecable sensación de continuidad para que Matt Fraction tomara las riendas de la serie del dios del trueno. Pero Kieron Gillen, que había desarrollado sobre lo que Straczynski había planteado, se dejó cosas en el tintero. La mayoría tenían que ver con Loki. Este ómnibus publicado por Panini de Loki: Viaje al Misterio (que contiene Journey into Mystery 622-645, Exiled One-Shot, New Mutants vol. 4, 42-43 y The Mighty Thor vol. 4, 18-21 USA) recopila en más de 700 páginas toda la etapa de Gillen al frente de un Loki que se empeña por encontrar la redención.
Loki: Viaje al Misterio empieza por todo lo alto, como lo hacen las mejores leyendas o esos mitos inolvidables. La voz del narrador, un personaje más de toda la trama, nos irá llevando de aventura en aventura con un lenguaje exquisito, en ocasiones casi arcaico, que nos hará evocar una y otra vez esas leyendas antiquísimas que pasan de generación en generación. En seguida conoceremos a Loki: un chaval como otro cualquiera que chatea con su móvil, que hace alguna gamberrada, pero que en general es buen chiquillo, o al menos intenta serlo. Pero claro, cuando cargas con el bagaje de ser el dios más taimado y cabronazo de los Mundos de Yggdrasil, no son pocas las suspicacias que puedes ir levantando entre tus conciudadanos. Por mucho que Thor sea tu hermano y te defienda a toda costa. Así que cuando La Serpiente, el hermano chungo de Odín, decide conquistar Asgard, Loki ve la oportunidad perfecta para demostrar que ya no es el villano que los demás creen que es. Es una delicia ver como Loki se mueve como pez en el agua en la mentira y la manipulación. Y esta vez con un buen fin. Pero como lectores pronto descubriremos que con cada trato que haga con Hela, con cada doble juego que intente con Surtur o cada intento de engaño que pergeñe junto a Mefisto la cosa se irá liando un poquito más. Durante un centenar de estas páginas el ilustrador encargado de mostrarnos los juegos de trilero de Loki es Doug Braithwaite. Su estilo fotorrealista con un marcado acento en lo medieval es maravilloso y resulta el dibujo perfecto para la serie. Por desgracia, no lo volveremos a disfrutar hasta el epílogo.
Historias dentro de historias con sabor a cuento es lo que nos iremos encontrando a medida que nos internemos en Loki: Viaje al Misterio. Las elipsis narrativas son un recurso recurrente en el guion de Kieron y en ocasiones pueden llevar a cierta confusión. La mayoría no son más que huecos de una leyenda todavía por explicar. Algunas historias acaecen en el impasse entre dos viñetas de la historia anterior, otras son el resultado de todos esos tratos que va haciendo Loki, que deja a medias y que poco a poco se van convirtiendo en una gigantesca bola de mierda que hará que entren en acción algunos secundarios de lujo. Daimon Hellstrom (hijo de satanás pero que hace el bien luchando contra demonios) se plantará en Oklahoma en busca de Loki con intención de acabar con su vida. El tono del cómic se tornará más lóbrego y nos ofrecerá un poquito de horror, aunque siempre con toques de humor made in Loki, para presentarnos el arco argumental de los señores del miedo. Las Dísir (valquirias muertas con condena eterna en el inframundo por culpa de Loki) también aportarán su grado de mal rollo antes de que los Nuevos Mutantes hagan su aparición para descubrir que alguien ha hecho algo terrible con los habitantes de Asgard. Hasta este tramo el baile de ilustradores es continuo, unos con mejor tino que otros. A destacar el dibujo épico de Pasqual Ferry así como el minimalismo de líneas limpias y colores radiantes que Mitch Breitweiser utiliza para contar un bonito cuento de navidad.
En este ómnibus de Loki: Viaje al Misterio Kieron Gillen saca jugo a los personajes al máximo. Principalmente, y como no podía ser de otra forma, empezando por el que da nombre al cómic. Pero también crea un séquito de personajes peculiares que se convertirán en la familia forzosa, además de compañeros de aventuras e investigación, de Loki. De esta manera, Loki se verá acompañado del chucho del infierno Thori, del pajarraco de mal agüero Ikol y de Leah, la mano derecha de Hela, y con la cual forjará una relación de amor y odio. Estos cuatro personajes formarán una alianza para, por ejemplo, salvar a los seres de la mitología británica de los dioses de la tecnología o evitar por todos los medios que Surtur haga arder los nueve mundos antes de llegar al epílogo. Aquí es el ilustrador Alan Davis, con su toque de fábula mágica, al que hay que tener en cuenta. El colofón final demuestra lo sutil que es Gillen a la hora de narrar y de convertir una leyenda con toques de humor en, poco a poco, un mito con tintes de terror para, casi sin darnos cuenta, acabar descubriéndonos de forma desgarradora porqué Loki hizo lo que hizo, no sin dejar a los lectores con el corazón hecho un guiñapo.