Reseña del libro “Los animales de ciudad no lloran”, de Graziella Moreno
En Los animales de ciudad no lloran, la jueza y escritora Graziella Moreno nos presenta un thriller con trama legal, caracterizado por un caso el cual podría ser calificado inicialmente como un claro ejemplo de violencia de género, pero del cual el lector pronto percibirá su complejidad y profundidad. Por lo tanto, será sencillo adivinar que nos encontramos ante una historia mucho más profunda de lo que a simple vista parece. Así pues, los abogados de las partes, Víctor y Olivia, dos antiguos compañeros de facultad, se verán enfrentados en esta trama vertiginosa de la que no todos pueden salir indemnes.
En primer lugar, debo confesar que mi ausencia en Libros y Literatura se ha dado por circunstancias que me han llevado a mantener en los últimos meses una relación algo extraña con la lectura y he necesitado poner distancia para reconciliarme. Quería recuperar la ilusión por las historias y por ello en los últimos meses, mi ritmo de lectura ha bajado en picado, de modo que al no poder mantener un ritmo de lectura estable opté por darme un tiempo para salir del gran bloqueo lector en el cual me he visto sumida. Sin embargo, ¡estoy de vuelta con más ganas que nunca!
Así pues, para este retorno, opté por una lectura que me pareciese ligera, que no me supusiese un gran esfuerzo y di con la novela perfecta para ello. Dado que nunca había leído una novela con trama legal (por aquello de no saturarme dado que yo misma estudié Derecho), de pronto al leer la sinopsis de Los animales de ciudad no lloran, hubo algo que me captó y decidí lanzarme a su lectura.
Asimismo, la trama gira entorno a Nadia Linde, una joven que es amante de Enrique Rosado, un empresario pez gordo en el sector hotelero y quien ha sido detenido acusado de causarle una serie de cortes por todo el cuerpo. No obstante, no todo es lo que parece, ya que mientras que Víctor Bedia, el abogado de Enrique, se ve inmerso en una intensa investigación a la par que lidia con errores del pasado que no le dejan la consciencia tranquila, Olivia Marimón, la abogada de la supuesta víctima, intenta por todos los medios creer a su clienta e igual que Víctor, trata de manejar su matrimonio que hace aguas. Así pues, mediante el presente caso, se reencontrarán después de un tiempo separados y juntos se verán envueltos en un caso más turbio de lo que aparentemente parecía. De este modo, las vidas de Olivia y Víctor se entremezclarán y nos encontraremos con una historia caracterizada por el pasado turbio de sus personajes, pero también de pasión, ambición y pérdida.
Si bien es cierto que yo normalmente como lectora no busco tramas sino más bien personajes, dado que disfruto mucho más de las historias que me permiten conocer la psicología de las personas, igual que sus pensamientos y sentimientos, debo decir que me ha resultado sencillo disfrutar de esta novela ya que tiene también de ello. A pesar de que los hechos mantienen un ritmo ágil, la autora también nos permite hacer una introspección a la psicología de los personajes. Creo que ese elemento ha sido precisamente lo que ha hecho que la devorase y su lectura me resultase muy fácil y ligera. Por otro lado, mencionar que el final es inesperado, lo cual siempre es de agradecer en este tipo de historias. Tal vez la única pega que le encontraría a la novela es el hecho de que el final me pareció un tanto precipitado y no me dio tiempo a digerirlo, pero aun así, me reitero en que nos encontramos ante una historia que vale la pena por su agilidad y profundidad.
Por lo tanto, recomendaría Los animales de ciudad no lloran a aquellas personas que busquen una historia trepidante, con una trama que se va desgranando poco a poco pero sin freno, y sobre todo, escrita por una profesional que escribe con profundo conocimiento del mundo jurídico y que a pesar de la aparente sencillez en la trama, nos adentra en una historia con complejidad.