Justo el otro día comentábamos varios reseñistas que, precisamente, las reseñas que más nos cuestan hacer son las de los libros que más nos han gustado. Así dicho suena raro, pero tiene sentido. Queremos decir tantas cosas del libro y tan bien que tememos quedarnos cortos y no estar a la altura. ¿Y por qué os cuento esto? Pues porque el libro del que voy a hablaros hoy es precisamente uno de esos libros. Así que desde ya os pido disculpas, porque no sé si voy a ser capaz de transmitiros todo lo que quiero sobre él, pero lo haré lo mejor que pueda.
No sé bien por qué, siendo yo tan poco lady, me gustan tanto este tipo de libros tan british de principios del siglo XIX. Una época complicada, donde el fantasma de la Primera Guerra Mundial y la amenaza de la Segunda Guerra Mundial están más que presentes, donde las mujeres han de ceñirse a su papel sin osar salirse de él y donde, como diría Javier Krahe, todo es vanidad. Porque a pesar de las miserias y los miedos, la apariencia lo era casi todo. Y más si provienes de una familia acomodada, como es el caso de los Cazalet. Los años ligeros, Crónicas de los Cazalet, se centra en las vivencias de esta familia en los veranos de 1937 y 1938. Imaginad si es extensa la familia, que al comienzo del libro, encontramos un árbol genealógico de la misma y de su personal doméstico.
El Jefe y la Duquesita son los padres de Hugh, Edward, Rachel y Rupert. A ellos hay que añadirles sus respectivas mujeres, Sybil, Viola y Zoë y una tropa de nueve nietos con sus niñeras y demás personal. Todos ellos pasarán juntos los veranos de 1937 y 1938 en Home Place, una casa señorial propiedad de la familia que se encuentra en la campiña de Sussex.
Lo que sucede en las cuatrocientas y pico páginas del libro no es más que la vida misma. Actividades cotidianas, rutinas y, como os decía, un poco de vanidad. Pero, si hay algo que me gusta de este tipo de novelas, es que tras la aparente calma, tras toda esa monotonía y liviandad, siempre se esconde algo más. Y es que los sueños y pasiones de todos y cada uno de los componentes de esta familia van desgranándose a lo largo de la novela de manera magistral.
Los años ligeros, Crónicas de los Cazalet es un reflejo maravilloso de las costumbres de la alta sociedad británica de aquella época. La prosa de Elizabeth Jane Howard me ha parecido una maravilla. Una observadora nata e inteligente, honesta y sumamente cautivadora.
¿Sabéis? Podría pasarme horas hablando de todos los personajes, de cómo han ido evolucionando a lo largo de la novela, de lo que me han trasmitido cada uno de ellos. También podría hablaros de las ganas con las que volvía a retomar la lectura del libro, de cómo la autora me ha llevado a aquellos veranos haciéndome sentir allí, como una observadora más de la familia Cazalet.
Lo mejor de todo esto es que Los años ligeros, Crónicas de los Cazalet es el primer de cinco libros, así que tenemos familia Cazalet para rato. No hace ni veinticuatro horas que acabé el libro y ya estoy deseando leer el siguiente. Voy a tener que escribir a Siruela para que me digan cuándo van a publicar el siguiente, porque a ver cómo lleno yo ahora este vacío.
Hola, encontré este libro en la mesa de novedades de una librería. No lo compré de golpe no por falta de ganas; no era barato y no iba preparado. Pero se quedó rondándome y aquí me tienes indagando sobre él. Tu reseña es justo lo necesario para invitar a su lectura, que es, en mi opinión, lo que debería bastarle a cualquier reseñista.
Gracias!
La verdad es que ha sido el libro del verano… ¡recomendadísimo!
donde se consigue?