Reseña del libro “Los astronautas”, de Laura Ferrero
No tengo muy claro cómo enfrentarme a esta reseña literaria, porque la lectura de Los astronautas ha sido diferente a lo que me esperaba; quizás el leer su sinopsis me hizo recrear en mi mente una historia diferente, y al leer lo que ha escrito Laura Ferrero me ha transmitido todos esos temores que nuestra protagonista padece. Me da la sensación de que este estilo sosegado de narrar me ha permitido empatizar gradualmente con ella.
La editorial Alfaguara da formato a una obra que habla de la familia, de lo que nos aporta y de lo que nos falta en ella.
“Yo tenía una familia, pero nadie me lo conto” es la primera frase que nos encontramos en Los astronautas y que nos da de lleno en esa parte del cerebro que nos advierte de que algo está pasando, nos pone en alerta y sus nueve palabras exponen de modo directo de qué va la historia.
Con 7 años, nuestra protagonista se sentía diferente, por eso decidió cambiarse el nombre y fue Kuki el elegido, todo el mundo respetó su decisión, aunque algunos no entendieran sus motivos, o puede que fuera porque pensaban que quería llamar la atención y no le dieron importancia precisamente por no darle esa razón a alguien tan pequeño.
Pero Kuki tenía sus motivos, hija de un matrimonio roto, vivía a caballo entre dos familias, la que habían formado su padre y su madre con otras personas. Hay quien en esta situación se puede sentir afortunado por tener todo eso, pero ella sentía que no pertenecía a ningún sitio, que no tenía una familia propia. Se ve a sí misma como la hija de una mujer y de un hombre que en algún momento pensaron que se amaban pero que quizás eran muy jóvenes para darle el nombre adecuado a aquello que sentían. Tuvieron una niña y luego él se marchó. La madre adoptó un rol enfocado en la premisa de “esto no me vuelve a suceder a mí” y el padre estuvo ausente, aunque lo viese dos fines de semana al mes.
Más tarde la madre se volverá a casar y tendrá otro hijo, un hermano para Kuki, un buen hermanastro; y su “padre” hará lo mismo, pero tendrá una niña cuya madre la tendrá siempre en búsqueda de la perfección física, y de pases de modelo. La segunda esposa de su padre coincide en nombre con la primera (como si el hombre no hubiese querido molestarse en no confundir nombres) y será una madrastra correcta pero demasiada obsesionada porque toda la familia sea guapa y delgada.
La pobre Kuki será la que salga por la puerta de la casa materna, dejando allí a su hermanastro libre y rodeado de cariño, para invadir el poco espacio que le corresponde en la casa paterna.
No estamos en Los astronautas ante una historia de maltrato ni nada por el estilo, estamos ante dos familias que no supieron hacer lo correcto con una hija que tuvieron y que sigue estando ahí cuando se despiertan cada mañana, como si se empeñara en existir.
La niña era brillante, tenía mucha imaginación y ya en el colegio la consideraban como una escritora en potencia, pero nadie le dio las herramientas adecuadas, estaban simplemente en otras cosas. Aun así, se hace escritora y nos narra su vida en una novela que se llama “Los astronautas” en honor a esos seres que convirtió en sus héroes cuando su padre se fue de casa y ella los hizo parte de su vida mintiendo descaradamente a sus compañeros de clase al afirmar que su padre trabajaba en la N.A.S.A. (esto la hizo tener que investigar mucho y al final aficionarse a sus aventuras espaciales).
La vida en una novela tal y como la conocemos.
Esta historia escrita por Laura Ferrero me ha hecho reflexionar en muchas ocasiones y eso me gusta, porque es lo que un libro debe hacer. Y el tema de las fotos familiares, tan importante en el relato, me ha hecho pensar en mi propio pasado y creer entender que precisamente, el pasado, es el centro de toda esta historia. Debemos conocerlo para saber quiénes somos y poder afrontar nuestro futuro. Necesitamos un sitio en el mundo, sentirnos protegidos, amados. Debemos sentir y ser sentidos.
Los astronautas ha sido una lectura muy interesante. Alfaguara es una editorial que sabe elegir muy bien las historias que quiere contar. Es una elección siempre fiable.