Maider tiene diez años. Es una niña alegre y curiosa que vive con sus padres y su hermana mayor, una adolescente insoportable. Como Maider es tan curiosa, siempre está haciéndose preguntas. “¿Quién soy yo?, ¿qué hago aquí?, ¿por qué tengo esta familia?, ¿qué quedará cuando ya no esté?”. Pero claro, a veces es difícil desenredar la madeja del pensamiento y atar bien los cabos, a todos nos ocurre. Nos hacemos preguntas, nos ponemos a pensar y al final, nuestro pensamiento acaba liándose aún más. Imaginad lo difícil que debe ser si encima tienes diez años.
Pero Maider ha tenido una genial idea: ha decidido hacer un álbum con los cromos de su vida. Así podrá contar y reconstruir su historia y, sobre todo, la historia de su abuela. Porque su abuela es el hilo principal de esa madeja que Maider trata de desenmarañar en sus pensamientos. Así es cómo surge Los cromos de Maider, un libro para niños a partir de diez años publicado por Anaya.
Personalmente, respeto mucho a nuestros mayores. Me parece que a veces olvidamos el papel tan importante que desempeñan en nuestra sociedad. Se me parte el alma al saber que hay gente mayor que está sola, que no tiene a nadie que la cuide o que ni siquiera tengan gente con la que hablar un rato al día. Y ya si hablamos de personas mayores que tienen hijos que no les hacen caso, entonces me pongo de muy mal humor.
Pero bueno, hoy voy a centrarme en ese lado agradable de nuestros mayores y de nuestros abuelos en particular. Yo no conocí a mis abuelos paternos y mi abuelo materno murió cuando yo tenía cinco años, así que no lo pude disfrutar mucho. Mi abuela, la madre de mi madre, vivió hasta que yo tuve 23 años, así que tengo muchos recuerdos de ella. No era la abuela más cariñosa y entrañable del mundo, al menos no era muy de demostrar sus afectos. Pero nos quería. Recuerdo sus preciosos ojos, su sonrillisa, su tos en la cama y su onza de chocolate en la mesilla. Recuerdo las voces que daba por el telefonillo (podrían oírla cinco calles más allá) y el tacto de sus manos. Mi abuela era una mujer de mucho carácter (menuda era), pero también tenía esa dulzura que tienen las personas mayores, esa mirada afable y llena de momentos vividos.
La abuela de Maider disfrutaba leyendo, preparando la merienda y ayudando a su nieta con las partituras y la flauta. Pero la abuela enferma y la madre de Maider se pone muy triste. A través de los cromos, Maider intenta reconstruir esos momentos, la historia de su vida cuando su abuela ya no está. Los cromos ayudarán a Maider a entender todo lo sucedido y, sobre todo, a recordar las cosas más importantes y conservar los recuerdos para poder entenderlo todo y para volver a ellos siempre que lo desee.
Quizá, de esta forma, Maider consiga encontrar las respuestas a tantas preguntas. Es algo que tendréis que averiguar vosotros al leer Los cromos de Maider, lectores. Yo solo puedo recomendaros este librito, tan tierno y emotivo, que seguro os hará recordar y sonreír.