Estamos sin duda ante una obra cumbre, seguramente a poco que se interesen por esta obra encontrarán que la califican de obra maestra de la literatura antibelicista, de monumento satírico y cosas por el estilo. Yo, si me lo permiten, quitaría todos los apellidos, aunque sean ciertos, y mantendría únicamente lo de obra maestra. Porque lo es, y hacer hincapié en su lado satírico o en su carácter crítico está bien siempre que no implique establecer una división artificial entre lo que es divertido y lo que no. No es que esta obra sea magnifica para ser un relato humorístico, como si se tratara de una división inferior, es que es un momento cumbre de la literatura centroeuropea.
Se compara con Gargantúa por el carácter torrencial y exagerado de Svejk, el protagonista, quien, como diría él mismo, “con su permiso, teniente primero, soy idiota, un idiota con papeles” , aunque a mí me ha sugerido una mezcla entre Oblomov y La conjura de los necios, rarezas que tiene uno. El tono humorístico le emparenta con Gargantúa y Pantagruel pero es mucho menos fantástica, en mi particular percepción, que tiende a ser bastante particular, es ferozmente realista. Por más que sea una sátira ácida y exagerada los personajes son extrañamente conocidos, tienen un cierto aire de familia. Dirán, cuando lo lean, que tal vez el exagerado soy yo, pero sólo es necesario hacer el esfuerzo de dejar la corrección política un momento en el cajón para darse cuenta de lo actuales que resultan Los destinos del buen soldado Ṧvejk durante la guerra mundial .
Sorprende lo realista del lenguaje, debió ser bastante polémico en su época y de hecho Jaroslav Haṧek, en su introducción al libro segundo, reivindica el tono de sus personajes y lo hace tan feroz y brillantemente que uno entiende cómo fue capaz de imaginar un libro tan contundente. Un tabernero habla como hablaba un tabernero, y el hecho de que salga en un libro no lo convierte en poeta laureado y lo que en su día fue polémico probablemente hoy sea una de las muchas razones que lo mantienen cercano al público.
Ṧvejk es un personaje original, capaz de hablar horas en respuesta a la más sencilla de las preguntas y de construir discursos a base de anécdotas tan hilarantes como probablemente irritantes si uno fuera la otra parte del diálogo. Su talento es aún mayor para meterse en líos pero esa combinación suya de sinceridad e inocencia que en el libro se considera recurrentemente imbecilidad acaban por dotarle de una extraña suerte de encanto, es un personaje entrañable aun cuando objetivamente no da una en su sitio. Pero no porque no entienda las cosas o sea impermeable al razonamiento, simplemente es fiel a unos principios diferentes a los de los demás y el desempeño de esa fidelidad es tan honesto como pueda serlo el de cualquier otro de los personajes del libro. Sólo que él, por muchos líos en los que se mete a sí mismo y a los demás, nunca trata de hacer daño a nadie.
El retrato de la sociedad austrohúngara es no menos crítico que el de la Guerra, Haṧek era checo y por tanto digamos que no era de la clase dominante en el imperio, pero tras la lupa satírica y los matices humorísticos vemos claramente una sociedad desigual, autocrática y arbitraria que bajo el traje de su civilizada apariencia era brutal en lo que a las libertades individuales se refiere. Al menos las de los checos, especialmente los menos favorecidos.
Una consideración más, si me lo permiten. Esta obra, como muchas otras grandes obras de la literatura, se publicó por entregas en la prensa y tengo para mí que no podría haber visto la luz de una forma más afortunada. La dosificación de unos personajes tan originales y personales sólo puede hacerles bien e imagino la impaciencia de la siguiente entrega en la época como un acontecimiento social de primer orden. Siguiente entrega que no siempre llegó, es decir, la obra como tal quedó inconclusa debido al fallecimiento del autor y aunque en su momento el cuarto volumen fue completado por un amigo suyo, los editores, entiendo que con buen criterio, no incluyen esa propina en el libro, que sólo contiene las palabras con las que el propio Haṧek logró dar forma a sus personajes y a sus propias experiencias en la primera guerra mundial.
Andrés Barrero
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