Los Dioses Alados de Ácatar, de Leslie G.

Los Dioses Alados de ÁcatarEl Bosque Azul. Un viejo amigo para mí, pues ya tuve el placer de adentrarme en sus leyendas con La princesa de Elsseria

En esta ocasión, Leslie G. ha vuelto a darme la oportunidad de leer otro de sus libros, concretamente la segunda historia que se desarrolla en este mismo universo: Los Dioses Alados de Ácatar. Y yo, como quedé enamorada de aquella criatura llamada Liah, princesa valiente y letal, no pude decirle que no a Leslie cuando me ofreció este nuevo reino plasmado en un relato.

En él conocemos a Keith, un joven hertano, natural de Herta, guerrero y luchador, que consigue formar parte de la Orden de los Guardianes. Estos protegen y defienden a los ciudadanos y están alerta por si el último de esos Dioses Alados despierta en su torre para poder matarlo, para aniquilar a ese monstruo sin alma.

Pero el monstruo… ¿es en realidad un asesino sin sentimientos? ¿Una criatura malvada? Diferente a ellos es, por supuesto. Diferente y más fuerte, más poderoso. Una criatura rota con nombre propio: Alliezih. Una princesa con un hogar destruido y todo en su contra.

Hertano y criatura se enfrentarán sin piedad porque las circunstancias les han llevado a ese punto. ¿Estarán a tiempo Keith y Alliezih de cambiar el rumbo de las cosas?

Dicho esto, debo recalcar que la anterior novela de la autora me gustó, pero es que esta me ha deslumbrado, ha sido sublime. Aquí he notado la prosa de Leslie igual de elegante y cautivadora, pero más trabajada, más madura y totalmente adictiva. Sinceramente, una vez que paséis del prólogo, cada capítulo os va a atrapar más y más, porque la acción es continua y ofrece una historia trepidante.

Quizás esa es una de las diferencias con La princesa de Elsseria, que en aquella la primera parte de la novela fue más introductoria, me resultó más lenta, y en esta todo es más rápido, con más acción y embelesa desde el primer instante.

Cierto es que, tanto en un libro como en el otro, la ambientación es fabulosa. Aquí volvemos a calentarnos con dos soles esplendorosos que iluminan el bosque azul. ¡Y qué descripciones tan deliciosas! Cada escenario parece sacado de una pintura hermosa, de un postre lleno de color.

Por otro lado, los personajes principales, Keith y Alliezih, con capítulos alternos que nos muestran la perspectiva de ambos, tienen fuerza y personalidad, y nos vuelven adictos a su aventura, a su pasado y a su presente.

Precisamente hay unos pequeños capítulos que nos transportan al pasado de la princesa, antes de su metamorfosis, y nos proporcionan detalles esenciales sobre ella, sobre su familia y sobre su raza. Capítulos que me han hecho amarla y empatizar profundamente con ella.

Pero no solo los personajes nos enganchan, sino también la magia que respiramos. Magia especial, diferente y única creada por Leslie G: el control de la temperatura corporal y externa, un poder sumamente importante y útil que nos sorprenderá a lo largo de toda la novela.

¿Podremos utilizar ese poder y nuestras armas para hacer el bien o para hacer el mal? Algo muy relativo y subjetivo. ¿Cómo saber realmente si alguien, humano o criatura, es bueno o malo? Leyendas, habladurías, nuestro pueblo, nuestra sociedad, nuestras creencias. Un cúmulo de todo nos hace pensar que algo o alguien es maligno por naturaleza y debe ser destruido.

Sin embargo, a veces las cosas no son siempre como nos han hecho creer y debemos mirar más allá, abrir nuestra mente y escuchar, utilizar todos nuestros sentidos para conocer la verdad, pues la ignorancia solo trae desgracias.

Eso nos demuestra esta historia. Ambas, la de Keith y la de la criatura. Dos historias que se funden en una en Los Dioses Alados de Ácatar. Casi un retelling oscuro de La bella durmiente que os dejará exhaustos, pensativos, maravillados y satisfechos.

Por lo que no dejéis pasar esta lectura, ya que os aseguro que la disfrutaréis, sin duda.

 

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