Reseña del libro “Los enemigos”, de Kiko Amat
Me gustaría empezar poniendo en contraste algo: al coger por primera vez el libro y leer lo que sale en cubierta quizá interiorizas que este «pequeño libelo», como lo llama Amat, te ayudará a «sobrevivir al odio y aprovechar la enemistad»; y quizá a lo segundo sí, pero solo tienes que empezar a leer para que sea el propio autor el que te diga que a lo primero no, que te mintió, que nada de lo que hay ahí dentro te servirá para sobrevivir al odio. Aviso a navegantes. Esto es Los enemigos, la incursión de Kiko Amat en los nuevos cuadernos anagrama y que, si no estoy equivocado, ya salió hace unos meses fuera de colección y en exclusiva para Fnac como complemento a su última novela.
Pero lo siguiente que te vendrá a la cabeza es «¿y qué?». Porque tú, como yo, e imagino que como la gran mayoría, habrás llegado a él (habrás llegado aquí) porque te gusta Kiko Amat, porque quieres seguir leyendo lo que escribe, lo que escriba. Y eso es lo que vas a encontrar, a Kiko Amat hablando del odio que ha vivido desde la infancia, de los enemigos que ha tenido y su clasificación, de los regates a la ira (y a veces de los placajes contra ella), de sus experiencias en vida (y a veces casi en muerte) con el insulto, la rabia, la violencia o el cabreo.
En Los enemigos Kiko Amat nos hace un repaso (muy rápido y breve, por eso es uno de los cuadernos) por su vida. Dando pequeños saltos en los que en cada pie al suelo es una anécdota vivida a través del odio, conocemos su violenta y complicada infancia, alguna anécdota con sus hermanos, experiencias con su mujer, con sus hijos, con sus amigos y, sobre todo, sus enemigos.
Él tiene claro que su canon está formado por bloques temáticos de odio, que «todos mis héroes han sido haters», pero eso no hace que Amat nos hable desde una posición de víctima, nada más lejos. Él es consciente de ello, sabe de qué está hecho, y desde allí nos habla. Y ese es al Amat que a todos nos gusta. El que pone letra a su vida con canciones, el que puede pasar (como tantos de sus geniales referentes) de lo elitista al barrio, del panteón a la calle. ¿Que no? Pues prepárate para llenarte de referencias, que van desde Plutarco a Modern Family, de Nietzsche a “Junior” Soprano. Qué bailes de espejos se da.
Con notas al pie que dotan de todavía más gracia (no de risa, que también, sino santa) al libro, Los enemigos es como cuando hacíamos de pequeños colección de cromos de futbolistas y había algunos jugadores muy buenos que tenían dos tipos de carta, la normal (que ya de por sí era difícil de conseguir y que tenerla te convertía en el blanco de toda negociación o apuesta) y la dorada (que añadía un plus a tu mazo, que normalmente no cambiabas por nada, que redondeaba tu colección). Esto es este libro, el comodín con el que acompañar en tu biblioteca a sus novelas, el joker cuando juegas al remigio, la carta dorada de Kiko Amat.