Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez
Cuatro relatos breves. Una protagonista: la derrota. Sobre tan sencilla arquitectura armó Alberto Méndez su primera y única novela, una obra que sorprende por su belleza trágica y deslumbra por la sutiliza con la que se articula su armazón de sentimientos enfrentados.
Una rara avis. Pocos casos más singulares que éste serán recordados en el mundo editorial español de los últimos años. Su autor la publicó con 63 años de edad y falleció once meses después, sin llegar a conocer el verdadero y gran éxito de su ópera prima, cimentado primero mediante el boca a boca y consagrado a título póstumo con el Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa.
Cada uno de los cuatro relatos, sutilmente relacionados entre sí, son historias que nos hablan de aquellos que de algún modo perdieron la guerra civil; pero a pesar de su realismo lírico y de su excelente ambientación histórica no son relatos ni sobre la guerra ni sobre la historia: testimonios de pérdidas y ausencias, atemporales como el miedo y el horror pero casi siempre abiertos a la ternura.
Primera derrota. Un oficial del ejército fascista decide rendirse a los republicanos a pesar de que sabe que en unas pocas horas sus compañeros entrarán triunfantes en Madrid.
Segunda derrota. La agonía de un joven poeta huido en las montañas con su mujer embarazada, enfrentado a la soledad, el frío y la ausencia cuando ella muere en el parto y le deja a solas con su hijo recién nacido.
Tercera derrota. El soldado Juan Serna trata de eludir la pena capital reinventando su relación con el fallecido hijo del presidente del tribunal que ha de juzgarle.
Cuarta derrota. La opresiva vida cotidiana de una familia que esconde un secreto en el armario de su dormitorio, confesada a tres voces entre el narrador, la víctima y el verdugo.
Alberto Méndez consigue hacernos protagonistas de cada una de sus derrotas, sentir en nuestra piel la nostalgia de los sueños rotos, de las ambiciones traicionadas. Y lo hace sin estridencias, con especial tacto y cuidado en no herir sensibilidades ni provocar suspicacias; sus relatos son subjetivos, están narrados desde la perspectiva del perdedor, pero no se alinean en el odio ni tampoco en la revancha, tan solo buscan dar testimonio y perdurar en la memoria.
Un libro de personajes vencidos por la vida, que recrea con precisión y desapego una época marcada por el silencio. Un maravilloso ejercicio de composición literaria, narrado a varias voces, con un lenguaje ya en desuso que da cohesión y verosimilitud a todos los estilos y narradores que conforman la novela.
Imprescindible y conmovedora.
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Primero que nada, felicitaciones por tu reseña; ya había leído la reseña de este libro escrita por una de nuestras compañeras de página y entre las dos me formaron una excelente idea de un libro que no debo dejar de leer; creo que el tema de la derrota da que hablar, sin lugar a dudas; qué rara la historia del autor, publicar tan tarde, como en una especie de despedida… como una especie de derrota. Saludos!
Pd: ¿Qué está pasando con los casi 8 mil seguidores en facebook y todos los que visitan directamente la página? ¿Acaso solo nos gusta leer pero no comentar? La verdad es que estoy un poco apenado con las pocas firmas de los últimos posteos… VAMOS A PONERNOS LAS PILAS, A NO SOLO LEER, SINO TAMBIÉN A COMENTAR Y VALORAR EL ARDUO TRABAJO DE CADA UNO DE LOS QUE FORMAMOS LYL!!! (Y yo me quejo, aunque aclaro, firmo en cada uno de las reseñas diarias, las mías y las de mis compañeros)
Preciosa esta reseña. Llevo tiempo queriendo leer este libro y me acabas de dar el empujoncito que me faltaba para terminar de decidirme, cogerlo de la estantería, abrirlo y dejarme llevar por esta trágica historia.
Besotes!!!
El tercero de los cuentos es espléndido, genial. Los otros bastante más previsibles y tópicos de buenos y malos, pero el tercero, desde luego, lo compensa todo. Y queda demostrado que uno de los principales valores literarios es morirse oportunamente
!Qué bueno saber que sigues colgando reseñas por la web¡ Sabiendo que estás por aqui te seguiré la pista. Este libro no me atrae especialmente pero muchas de las reseñas que has hecho si. !Te seguiré los pasos, amigo Tarrou¡