Los peces no cierran los ojos

Los peces no cierran los ojos, de Erri de Luca

Los peces no cierran los ojos

Hay veces que coges un libro y no puedes dejarlo, devorándolo con auténtica gula. Otras, en cambio, paseas por sus hojas y a cada paso tienes que pararte, respirar bien lo que has leído, para proseguir el camino por el que te llevan sus páginas. Por eso, sin razón aparente, sabes que ese libro tiene que tener algo especial, porque sino, lo cerrarías y no volverías a pensar en él. Esta historia, pequeña, simple, casi nimia a los ojos que se posan en una estantería, es de esas que te tocan un pedacito del corazón, para después expandirse por todo el cuerpo, como si fuera un pequeño escalofrío. Porque las historias que hablan de los primeros amores, siempre tienen ese efecto, sobre todo cuando están bien escritas.

Los peces no cierran los ojos es una historia de la infancia. De cómo un niño, nacido en Nápoles, vive rodeado de pescadores, de los peces que se meten y salen de la red a voluntad. Pero también trata de cómo se despierta uno al mundo, de cómo las cosas cambian sin poder evitarlo, y de mirar de reojo al primer amor, sin poder ponerle el nombre que merece, porque ese primer sentimiento no es regalado, siempre tiene una pequeña justicia que nos pide algo a cambio.

Me enfrenté a esta pequeña novela con un poco de miedo. Me recomendaron Los peces no cierran los ojos con verdadera pasión, y casi siempre sigo las recomendaciones de gente que me importa. ¿Qué esperaba encontrarme? Erri de Luca me había llamado la atención desde siempre, pero era uno de esos autores a los que tenía “miedo” porque creía que me iban a hacer pensar demasiado, reflexionar sobre cosas que no me había planteado y, aunque precisamente eso es lo que hace grande a un autor, los momentos en los que había tenido un libro suyo en las manos no eran los adecuados. Pero esta vez me atreví. Y el resultado fue un golpe en toda la cara, una pequeña lagrima que intenta rebosar la cuenca del ojo, una pequeña sonrisa de reconocimiento ante las pequeñas tonterías que salen del corazón, y un beso en mitad de una tarde por tener a alguien a tu lado. Y es que son pequeñas veces, pero aunque las historias sean cortas, pueden resultar ese pequeño abrazo que necesitas.

No he creído nunca en las casualidades, y menos en materia de libros. Y es por eso que, cuando cerré este libro, este relato sobre la infancia de un niño rodeado por mar y un pedazo de tierra donde naufragar, supe que no era yo el que lo había encontrado sino él a mí. Fue una de esas historias que en su aparente sencillez, esconde todo lo compleja que es la vida. Porque hay veces que, autores como Erri de Luca, nos regala una historia tan viva, que se mueve incluso después de quedarse reposando en la estantería de nuestra biblioteca.

Porque aunque, a veces, intentemos evitarlo, los libros consiguen atraparnos de tal manera, que es difícil permanecer iguales una vez llegados al punto y final.

1 comentario en «Los peces no cierran los ojos»

  1. Fantástica reseña. Se nota que este libro no sólo lo has disfrutado, sino que lo has sentido, que te ha calado. Y desde luego me lo llevo bien apuntadito, que por no conocer, ni conocía al autor. Pero voy a tener que ponerle remedio.
    Besotes!!!

    Responder

Deja un comentario