Ya me tocaba leer otro libro de relatos de terror. De esos relatos a los que me acerco con precaución, no porque tenga miedo de lo que me vayan a contar, sino por hacerme ilusiones de pasar miedo y que al final se quede en eso, en mera ilusión. Eso siempre es lo peor. El “autohype” (palabra que no sé si existe pero me la quedo igualmente) es aún peor que el hype porque no puedes echar la culpa a nadie más que a ti, a ti y a ti.
Obviamente, lo primero que me llamó la atención, como volutas de humo elevándose hacia la nada, fue el título: Los peligros de fumar en la cama. Todo el mundo sabe que es peligroso, pero que un libro de relatos terroríficos tenga semejante comienzo ya es un punto a favor. Lo segundo, la portada con esa mujer portando en su cabeza una corona de velas, que tanto me recordaba al personaje de Hades de la nueva etapa de Wonder Woman.
Luego ya vino la contraportada con su enumeración y breve sinopsis de algunos de los cuentos… Decidido. Tenía que leerlo y lo hice. Y no me arrepiento para nada.
Mariana Enriquez escribe con frases cortas, con vocabulario argentino (y comprensible por el contexto), lenguaje fácil, con el misterio propio de la temática y con tinturas góticas. Con un gusto también por la escatología (sin llegar a caer en la cerdería injustificada, sino formando parte de una estructura argumental bien elaborada), el sexo y las relaciones entre familias, parejas y amigos.
La forma de contarnos las cosas me ha parecido muy hábil e inteligente. El ritmo que imprime no es ni lento ni rápido, es el justo. El necesario. El que te hace avanzar con miedo de saber/no saber lo que te vas a encontrar a la vuelta de la página, pero a la vez queriendo desvelar el desenlace. Por otra parte, lo que más me ha gustado (y de esto no me he dado cuenta hasta un tiempo después de leer los cuentos) es que el mal gana siempre.
De los doce cuentos que integran Los peligros de fumar en la cama, los que más me han gustado/aterrorizado han sido:
–La Virgen de la tosquera: por esa crueldad inherente al ser humano, sobre todo en el humano adolescente, y ese buen narrar y meterte tan bien en una historia con un final de espanto.
–El carrito: porque comienza con una “mierda floja casi diarreica” y el clima se va enrareciendo de forma terriblemente malsana hasta un final apocalíptico.
–El mirador: por tener un narrador tan peculiar y una historia tan hipnotizante.
–Dónde estás corazón: porque seguramente hay gente así, tan rara como en este cuento. Porque, a pesar de ser raro, está tan bien contado que te lo crees todo, y por ese final tan de ¿Poe? e inesperado a la vez.
–Cuando hablábamos con los muertos: por saber desviar tan bien la atención cuando lo más lógico (y trillado también) era centrarse en lo evidente del “juego”.
Que de los doce haya destacado cinco no quiere decir que los demás están mal. En absoluto. Es mi top cinco. No hay ninguno que sobre. Todos tienen algo estremecedor, algo que te deja mal cuerpo, una oscuridad que avanza imperceptiblemente y te atrapa… Pero si tuviera que elegir cinco, esos serían mis seleccionados.
Mariana Enriquez se ha hecho ya merecedora de ser seguida en adelante por aquellos que quieran sufrir con sus lecturas un terror al margen de la corriente fácil, comercial y convencional. Mariana Enriquez nos regala un terror escondido en lo cotidiano. Un terror que cautiva con muy buen gusto. Un terror que hace pensar.
¡Me encanta, me encanta, me encantaaa!
Anotado queda!!