Hay escritores capaces de ir más allá de la página, y Juan Gómez Bárcena es uno de ellos. En Los que duermen, una colección de quince relatos, hay historias que apenas ocupan cuatro páginas, pero consiguen quedarse rodando por nuestra cabeza durante mucho tiempo por su enorme poder de sugerencia. Podría decir que Juan Gómez Bárcena vale más por lo que sugiere que por lo que cuenta, pero no estaría siendo justa, pues su prosa también es exquisita. No me extraña que haya ganado numerosos premios literarios.
Como muestra del poder evocador de sus relatos, he aquí las premisas: un navío arriba a una tierra donde se compran las palabras; la joven reina Bandica viaja en el tiempo por amor a un muerto; a lomos de una vieja yegua desdentada, los hombres visitan el pasado y el futuro; la Diosa, que Todo Lo Puede, una vez al año solicita a los deshonrados y criminales que la transporten como a una impedida; Aquiles abandona Troya para que la flecha mortal no se clave en su talón; el cadáver de una muchacha hermosa se convierte en la Virgen de los Cabellos Cortados; las tropas estadounidenses hallan una inscripción de más de cuatro mil años de antigüedad en Irak; en 1937, dos excursionistas encuentran en una laguna de Alemania al primer miembro de la raza aria; en un campo de concentración nazi, llevan a cabo una «Campaña de Embellecimiento» para engañar a las inspecciones internacionales; un vigilante nocturno vela el sueño de momias de más de dos mil años; una mujer aterroriza a su madre demenciada; el mundo comienza de nuevo en 2012; seres humanos crionizados vuelven a la vida en un año indeterminado; unas máquinas abandonadas ansían el regreso de sus creadores: los hombres.
Tras leer Los que duermen, me doy cuenta de que la elección de la portada no es casual. Juan Gómez Bárcena parece esa araña que se atreve a tejer la infinidad del espacio-tiempo y, encima, sale airosa. Con estas quince historias, independientes en apariencia, pero sutilmente conectadas, nos hace reflexionar sobre la relatividad del pasado y el futuro, sobre las paradojas de la historia, sobre la memoria, el destino y las religiones, sobre los humanos como individuos y como sociedad… Igual reinventa leyendas y personajes mitológicos que hace guiños a autores como Jorge Luis Borges o Franz Kafka o imagina ucronías y distopías. Con esta miscelánea de influencias e invenciones, desbarata nuestra concepción de los límites del mundo y de nosotros mismos y logra el equilibrio perfecto entre la literatura clásica y el enfoque novedoso.
Una vez leí que el cuentista es un mentiroso que busca la verdad un poco más lejos. Y creo que no hay mejor manera de definir a Juan Gómez Bárcena. A través de sus ficciones en Los que duermen —o de esas obras de teatro dentro de otras obras de teatro, como dice uno de sus personajes— nos enseña a mirar la realidad desde perspectivas que nunca nos habíamos planteado. Hay autores que demuestran que aún queda mucho por decir, y Juan Gómez Bárcena es uno de ellos.