Cuando se habla de un canon de autores de literatura de terror, casi siempre sale a colación el ensayo que escribió H.P. Lovecraft El horror sobrenatural en la literatura. En sus páginas tenemos algunas de las más acertadas críticas a los autores del género desde la Antigüedad hasta los contemporáneos de su propio autor. En el caso del londinense Algernon Blackwood, el soñador de Providence escribía que en su obra “pueden encontrarse algunos ejemplos de la mejor literatura espectral de ésta o de cualquier época”. El caso de Blackwood supuso para Lovecraft todo un descubrimiento. Para él, “nunca nadie se ha acercado siquiera a la habilidad, seriedad y minuciosa fidelidad con las que él registra las insinuaciones de anormalidad de ciertos objetos”. Efectivamente, en Blackwood confluye el paganismo de Arthur Machen con el toque de horror cósmico y antihumano que tanto estaba buscando Lovecraft. Los sauces, relato que por primera vez y de manos de Hermida Editores, se publica en solitario, es quizá donde mejor puede verse esto.
En Los sauces, nos encontramos dos excursionistas que bajan por el cauce del Danubio en lo que iba a ser un viaje de placer. A una determinada altura del río donde se forma una isla artificial deciden acampar y pasar la noche para no adentrarse más en una zona especialmente complicada. La estancia en la isleta se hace cada vez más opresiva; en esa zona donde los sauces dominan el horizonte, ambos sienten una presencia terrible y no humana que amenaza su cordura y quizá algo más.
Blackwood apuesta por una naturaleza inhóspita, salvaje, que va más allá de lo puramente animista. Los personajes intuyen en su entorno una fuerza que va más allá de su comprensión, que se han adentrado en un territorio que no les pertenece, que desdibuja la frontera entre lo humano y lo inhumano. Como cita Llopis en su Historia natural en los cuentos de miedo, “El meollo de toda la obra de ficción de Blackwood es la confrontación del hombre moderno de la época postracionalista con aterradoras fuerzas naturales o sobrenaturales”.
Los sauces es un relato corto (apenas unas setenta páginas) en las que encontramos las cotas más altas de Blackwood. Sin apenas usar el diálogo, el narrador interno del relato nos va introduciendo poco a poco en ese ambiente que se va enrareciendo alrededor de los dos personajes. Blackwood es un maestro a la hora de que un escenario aparentemente tan idílico como la campiña centroeuropea se convierta paulatinamente en un lugar ajeno a cualquier noción humana. Los personajes son bamboleados por esta incertidumbre, y por la malignidad de esa presencia que tan sólo intuyen.
La edición de Hermida es excelente. No sólo por la excelente traducción de Óscar Mariscal, que también redacta una breve noticia sobre el autor, sino por los textos, la mayor parte de ellos inéditos en español, que se incluyen de H.P. Lovecraft, extraídos de su correspondencia, que permanece todavía, inexplicablemente, sin traducción a nuestro idioma. Los sauces es, quizá, la mejor oportunidad de conocer a este autor formidable que habría de tener una importancia capital en la literatura de género posterior.