Reseña del libro “Los viajes de Gulliver”, de Jonathan Swift
Jonathan Swift es conocido por ser culpable de hacernos disfrutar con inolvidables historias de aventuras y en Los viajes de Gulliver nos ofrece cuatro oportunidades para descubrir lo que hay más allá de los límites establecidos. En esta edición ilustrada que os traigo hoy, de la Editorial Blume, sólo aparecen dos de ellos, la que nos habla de Liliput, el país de los diminutos y, la que nos cuenta los acontecimientos acaecidos en Brobdingnag, el país de los gigantes.
Todos los capítulos empiezan con una anotación especial (en forma de esos pergaminos antiguos que anunciaban algo en la plaza del pueblo), donde se nos hace un resumen de lo que estamos a punto de leer.
Los otros dos viajes que más adelante llevaría a cabo el bueno de Gulliver, el de la isla “Laputa” y el de “Houyhnhnms” intentaremos conocerlos cuando la Editorial Blume decida ponerlos a nuestra disposición en librerías, pero ahora, nos quedaremos y disfrutaremos todas las veces que podamos de esta edición ilustrada por Robert Ingpen.
En cada una de las aportaciones que incluye el ilustrador australiano, sientes un poco más el libro. Las proporciones de los gigantes y los liliputienses; los barcos, la hierba, la mar,… todo tiene su justo tono.
Los viajes de Gulliver no es tan sólo un libro de aventuras, es una crítica a la sociedad, a la religión, y al ser humano en general y su protagonista, es el claro ejemplo de aquél que no se conforma con nada. ¿Quién si no sería capaz de salir de viaje una y otra vez aunque el que acabase de terminar fuese un completo desastre?, ¿quién si no sería capaz de emprender negocios uno detrás de otros, aunque todos sean una completa ruina?.
Es increíble la capacidad de Gulliver de no permanecer en el mismo sitio mucho tiempo, ni siquiera junto a su mujer e hijos. A esto no se les dedica más que un par de líneas cuando está con ellos, son algo así como una consecución de hechos: vuelve con la familia, se despide de la familia.
Puede que Swift lo que pretendiera decir era algo así como: no podéis decir que mi protagonista no “sea normal”, está casado, tiene hijos y los mantiene…pero no me pidáis que lo tenga encerrado en casa… si te paras a pensar en el contenido de Los viajes de Gulliver es un conjunto de sutiles críticas.
Y el oficio de médico, ¡la de veces que se ha empleado en otras historias!, pero definitivamente, no son tan extrañas como las de Gulliver.
Liliput es un lugar que entretiene mucho, o por lo menos a mí, como lectora, lo ha hecho. Y en Brobdingnag no me ha abrumado tanta altura, porque como yo mido no más de 152 cm., estoy acostumbrada a deambular por la vida entre “gente grande”.
Personalmente, al país de Liliput le tengo más cariño, pero eso se debe a esa niñez mía en la que, sentada en el sofá durante las navidades, veía como Gulliver llegaba a la isla y lo pasába muy bien. La de los gigantes me daba casi miedo, ahora la disfruto de otra manera.
En definitva, se pueden leer estos viajes de Gulliver con un bagaje anterior, sabiendo de alguna manera lo que viene, o hacerlo sin tener conocimientos previos. En ambas opciones lo vas a disfrutar, porque es imposible no hacerlo con esta prosa tan amena y esta edición tan exquisita de Blume.
Que interesante, no lo he leído pero la idea de que sea una crítica a la sociedad lo hace más interesante para leerlo. Gracias.
Si, como empieces a ver similitudes, ya estás perdida. Gracias por el comentario.