¡Mecagüenlaputa! No es nada fácil reseñar este cómic aunque parezca que sí. No lo es sin explicar más de la cuenta, y no lo es aunque lo hagas, porque es, en general, muy difícil explicar de qué demonios va esto.
Para empezar, aunque no es necesario creo yo, haber leído los infernalmente cojonudos tomos de Mike Carey, sí que su lectura aporta ese conocimiento del pasado que arrastra el personaje, esa rotura de un mito del que siempre se nos ha contado una versión, y el descubrimiento de su carácter y naturaleza. Porque además, lo cierto es que quien mejor conoce la historia de uno, es, precisamente uno mismo, pero también quién está a su lado. En los tomos de Carey Lucifer, quien por cierto, fue parido por Neil Gaiman y apareció por primera vez en el nunca suficientemente alabado The Sandman, no es el hombre del saco que se nos pinta en la Biblia, sino, simplemente, alguien que se opuso, alguien que se rebeló al tirano Creador y gracias a eso nos dio la libertad. Igual que Prometeo desobedeció a los dioses y entregó el fuego a los hombres. Pero claro, la mala fama es para el Caído. No obstante, pensad que, si Dios es tan sumamente listo y tiene un plan, Lucifer forzosamente forma parte de él y estaba prevista esa insumisión. Fijo. Porque lo necesita para fortalecerse.
Y bueno, todo esto no son más que chorradas que los frikis vamos analizando del libro de cuentos de la Biblia igual que hacemos con series, pelis u otros libros.
Media reseña y aún no he explicado nada. Vamos bien, vamos bien. Manteniendo el misterio… o algo parecido.
En fin, que a lo que vamos. Lucifer se ha evaporado. ¿Exiliado? Puede. No se sabe. Ahora es un anciano desmemoriado y tullido que se encuentra atrapado en un extraño lugar al que no sabe cómo ha llegado, en el que hay fuerzas que le atormentan y solo le preocupa encontrar a su hijo.
Mientras, en el mundo terrenal, un policía intentará entender lo que sucede a su alrededor. ¿Ve visiones fruto de su enfermedad o se está volviendo loco? Sea como sea, será una pieza clave en toda esta historia.
Lo cierto es que Lucifer Vol. 1-La comedia infernal gana, pero que muchísimo, en una segunda lectura (una vez conoces toda la historia) y cobra más sentido lo que antes era algo confuso. (Conviene saber que en el cómic aparecen personajes reales como William Blake, personajes ficticios como Sycorax y leyendas como Stingy Jack – de este último tuve que buscar en internet quién cojones era–).
Dan Watters juega con la iconografía, metáforas, símbolos, algunas escenas oníricas o imposibles, gores e infernales y una mitología previamente establecida de la que saca todo el jugo posible de manera inteligente, sin subestimar al lector y haciéndole pensar y plantearse qué es lo que le están contando.
En cuanto al dibujo, me gusta el contraste de colores anaranjados para el Lucifer del presente, el azulado verdoso para la parte dedicada al policía enfermo y el negro y rojo del Lucifer del pasado, el de su esplendor, en el que no puedes ver otro rostro que el de David Bowie.
En resumen, un cómic redondo para un público preferentemente con algo de conocimiento previo sobre el personaje, en donde además, volveremos a encontrarnos con Mazikeen y Caliban, por ejemplo, y que sirve de preparación para que en futuros números se monte la de Dios es Cristo. Y se va a montar. Creed en Lucifer.
Me froto las manos solo pensando en la que nos espera…