Madera podrida con un clavo oxidado, de José Luis Ordoñez
Debería haber dejado este libro para los momentos más tórridos del verano, esa era la idea, pero inicié su lectura y ya fue … Imposible parar. Con algunas novelas pasa eso, yo sé que los amantes de la novela negra me comprenden perfectamente. También puede ser que este tipo de lectura me guste mucho más de lo que quiero reconocer ¿Se han dado cuenta de que siempre que les hablo de una novela negra lo hago desde el entusiasmo?
No conocía al autor, José Luis Ordóñez, que por cierto, con Madera podrida con un clavo oxidado ha obtenido el accésit del II premio de Novela Negra Wilkie Collins, y me dejé llevar un poco por este título tan original para una novela negra, original, sí, pero que a este libro le viene como anillo al dedo. Así que durante unos días he convivido entre hombres rudos y rubias explosivas, todos ellos en un tiempo pasado, la época dorada de Hollywood, años cuarenta, cuando se iniciaban las carreras de las grandes y míticas estrellas, y es que hablamos, como el mismísimo Errol Flynn que nos acompañará durante una buena parte del relato.
Para la gente lectora y pacífica como yo, adentrarse en estos mundos donde quien mata por dinero es a su vez el dueño y mantenedor de una antigua librería, es puro romanticismo, pero no se crean que Madera podrida con un clavo oxidado es una novelita suave y gris, que no, que no. Diría que es una novela negra como el tizón, asesinos, alcohol, tipos duros, rubias explosivas, partidas de póker y persecuciones, porque eso era Hollywood en estado puro, y Estados Unidos ya había entrado en la Segunda Guerra Mundial, así que aparecen también los espías.
Sin embargo, todo parece entrar en la normalidad de la vida de nuestro protagonista, James McGinty, un típico irlandés que vive de forma habitual en Nueva York, aunque pasa largas temporadas en la agradable California, allí está su rubia favorita, y allí conocerá a Errol Flynn, el mítico actor que interpretó a Robín de los Bosques y que nos acompañara durante una buena parte del relato. ¿Cómo nos presenta el autor a este mítico actor? Según le he oído decir como “Un canalla simpático, jugador, mujeriego, envidiado, deseado por las mujeres…”.
Un libro que podría regalarle a alguna de mis queridas amigas que me cuentan chistes de abogados del tipo:
¿Qué son mil abogados en el fondo del mar?
– ¡Un buen principio!
En la novela queda bien claro que siempre habrá un contable peor, aun, que un abogado 😛
Muy, muy interesante esta novela de José Luis Ordoñez, un sevillano nacido en 1973 y Licenciado en Filología, también está ya rodado en el mundo del cine como guionista y director de cortometrajes, y naturalmente como autor teatral, y se nota; todo eso se nota en esta novela negra, negra como la leña podrida y ya quemada de la que tan solo quedará aquel clavo oxidado.
Susana Hernández
¡Cómo que el contable peor que el abogado! ¡ce ne pas possible (como diría Hércules Poirot). La novela negra la leo muy a contagotas, ya lo sabes, pero esta la presentas de forma muy tentadora, además de que eso de la librería es un punto, y los whiskitos y la las partidas de póker más, jeje. Me quedo con el título, y el autor sabdiendo ahora que merece la pena, que si no llego yo, tengo a muchos cercanos que sí leen este género por encima de los demás.
Por cierto, ¿no decían las malas lenguas que Errol Flyn era gay? Aunque ¡qué importa eso! el del celuloide era de lo más masculino :D, ¡qué lejos queda ya toda aquella época! ¿Verdad? Las jovencitas de ahora no creo que lo conozcan, pero sí quieren viajar a esa época de la novela, no les queda otra que conocer a este guapo galán.
Un abrazo, Susana.
Jajajaj, pues sí, querida Icíar, siempre habrá un contable más depredador (si cabe) que un abogado jajajaj
La verdad es que la novela me ha gustado, me ha entretenido mientras tomaba el sol a la orilla de la mar, pero también ha gustado en mis circulos de amigos y familiares, y todos ellos son muy dispares en su s lecturas, así que debo reconocer ese ese éxito al autor.
Lo de Errol… habrá que indagar 😛
Besicos !