Manos sucias, de Carlos Quílez
Caso Gürtel, Caso Brugal, Operación Púnica, Caso Bankia, Operación Malaya y Caso Campeón de primero. Pantojas, Pujoles, Blesas, Bárcenas, pequeños Nicolás y Fabras de segundo. Y corrupción, sobres, sobresueldos, bolsas de basura, EREs fraudulentos y comisiones como postre final. Este es el menú con el que desayunamos, comemos y cenamos diariamente, ya sea leyendo la prensa, escuchando la radio o viendo la televisión. Curados de espanto y ahogados por la deuda asistimos diariamente al saqueo de las arcas públicas por parte de políticos y empresarios de postín. España se hunde mientras la clase política desprende un hedor ya insoportable para la ciudadanía.
De todos estos ingredientes se sirve Carlos Quílez para preparar su última novela negra, Manos sucias. En ella, los Mossos d’Esquadra, el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil, junto a la periodista Patricia Bucana, preparan una redada anticorrupción, la más grande de la historia, donde sacarán a la luz los tejemanejes más pueriles del Gobierno de turno, cuyas red de mentiras y delitos llegan incluso a la mafia rusa.
La novela negra hace gala siempre de ir muy pegada a la actualidad, pero llama la atención que hasta la fecha, y con lo que se está viviendo en España, pocas obras del género se hayan centrado en el tema de la corrupción. Carlos Quílez no solo consigue escribir una novela interesante, también nos trae un trabajo de documentación casi excelente. No en vano, el autor ha sido Director de Análisis de la Oficina Antifraude de Cataluña, por lo que podemos deducir que las investigaciones ficcionadas de Andreu García, el comisario Pardina y el sargento Vílchez tienen una dosis muy elevada de realidad, algo que agrada y asusta a partes iguales.
Pese a ser una novela que engancha desde el inicio, no es un libro fácil de leer, al menos en su primera parte. La gran cantidad de personajes, cargos y secciones policiales o similares llegan a abrumar al lector. El autor dedica toda la primera parte a presentar a todos los personajes y a preparar poco a poco lo que se llamará la Operación Yanko, con la que se intentará sacar a la luz los turbios negocios que durante años han ido haciendo políticos con empresarios, banqueros y todo aquel que tuviera en su cuenta corriente un buen puñado de euros.
Si la primera parte es más densa, la segunda es todo lo contrario. La novela va claramente de menos a más ofreciendo unas cincuenta últimas páginas impresionantes, con un final frenético y apoteósico de los que no se olvidan por más que pasen los años.
Manos sucias es una novela negra muy dura no solo por su contenido; también por comprobar lo reales que son las situaciones que se dan en ella, que lejos de sonar a ciencia ficción muestran al lector la mala situación en la que queda el país. Y todo esto es gracias al fantástico trabajo de Carlos Quílez, que separa la realidad y la ficción por una línea tan delgada que es difícil distinguir quién y qué cosas están en cada una de las dos mitades. Y podría terminar contándo qué casos de corrupción se dan en Manos Sucias; pero dejaré que lo descubráis vosotros. Solo diré que casi todo lo que ocurre en esta novela sucede a diario en España… por desgracia.