Maus. Relato de un superviviente, de Art Spiegelman
Antes de nada he de decir que no soy ningún experto en cómics, y que el último que me leí fue uno de Súper López. Aclarado esto, creo que pese a mi inexperiencia puedo distinguir un buen trazo de uno malo, y sobre todo, un buen guión de otro mediocre. Así que puedo afirmar con rotundidad que Maus es un buen cómic.
Bueeeno, vaaaale, he de admitir que no es difícil decir esto cuando la publicación de la que hablamos cuenta con un premio Pulitzer a sus espaldas… Pues sí. Este buen hombre, Arthur Spiegelman, ganó una mención especial en la entrega de premios de 1992 por su trabajo con Maus, y ahora veremos porqué.
Los padres de Art, Vladek y Anja, sobrevivieron al holocaustro y a Auschwitz gracias a una mezcla de astucia, tesón y buena suerte. Al cabo de los años, en una visita a casa de sus padres, Art y su padre comienzan a charlar sobre el comienzo de la guerra. Vladek (el padre) echa mano de sus recuerdos para convertirlos en palabra, y Art percibe que en esas palabras hay una historia que merece ser contada… y dibujada. Y así comienza Maus.
Me ha gustado mucho. La historia de supervivencia se cruza con la vida actual de Art y su padre en Estados Unidos, y sirve para dar alma y personalidad a los protagonistas. En realidad, creo que ese es uno de los pilares del éxito del libro. El autor aparece en la obra y expresa sus propios miedos, sus temores ante la obra que estaba escribiendo. Las dudas que le asaltaban mientras creaba el libro: ¿Quién soy yo para escribir del holocausto?; quizás sea demasiado pretencioso, Yo no soy ningún superviviente, así que ¿qué me dá derecho a escribir sobre esto?; es más, ¿Para qué escribir más sobre el holocausto? ¿No se ha escrito ya demasiado?
Todo esto ayuda a comprender no sólo la historia y sus protagonistas, sino el propio proceso de construcción del cómic. Resulta que originalmente se fue publicando en la revista Raw (que fundó el propio Spiegelman), y este libro es la recopilación de casi 10 años de viñetas. Y eso es extremandamente interesante, porque es muy curioso descubrir las fases del libro y la forma en la que su publicación fue afectando el desarrollo de los capítulos siguientes. Es un libro vivo donde no tienes que intuir una evolución: se aprecia a simple vista.
Y me despido con una viñetas que me parecieron geniales.
Una es la serie de tres viñetas que podéis ver en la imagen, donde se puede leer: “[…] Samuel Beckett dijo una vez: “cada palabra es una mancha innecesaria en el silencio y la nada” […]”. Luego silencio. Y en la siguiente viñeta: “Por otra parte, lo dijo“.
La otra es la última de las viñetas del libro. El padre se despide de nosotros con un “soy cansado de hablar, Richeu, basta de historias de momento…“. Atentos a cómo llama a su hijo. No podría haber terminado mejor. Así Art se reconcilia con su pasado y el padre acepta y reconoce su trabajo y su talento.
Leedlo, y lo entenderéis.
Francisco Sánchez Cid (Twitter: @LightMyWay78)
Antes de leer la reseña de Francisco, escribí la mía propia -a ambos nos dejaron el mismo cómic en la oficina- y observo ahora, después de leerla, ¡lo gracioso que es ver cómo no nos solapamos en nada e incluso nos complementamos! 😀
Mi reseña
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Del mismo modo que a veces es saludable acercarse a la poesía y alejarse un poco (desintoxicarse más bien) de otros géneros a los que estamos más habituados, ya sean novelas, ensayos, etc, creo que todo el mundo debería probar “cómo sabe” un cómic. Su formato corto, sus trazos detallados, su manera de narrar de manera condensada una historia invitan a una diversión diferente a la que emana una narración estándar.
Maus, aún llevando a primera vista entre sus páginas unos alegres dibujitos de ratas, trata de una cruda experiencia: la realidad del propio padre del escritor (Art Spiegelman) en los campos de concentración de Auschwitz. Entre sus páginas se cuentan las miles de peripecias que tuvo que pasar el padre en la guerra, cómo se separó de su mujer y cómo finalmente se reencontró con ella.
Una de las cosas que más me gustan de Maus es que el autor (Art), que es también protagonista del cómic y cuenta desde él su relación con su padre, no escatima en ningún momento en mostrar lo bueno y lo malo de la personalidad de cada uno. Creo que esto es lo que dota principalmente a Maus de una perspectiva muy humana. Resulta gracioso intuir que la mayor parte de las conversaciones mantenidas entre padre e hijo en el cómic conforme el padre le relata al hijo el material de los campos de exterminio que constituirá el eje central de la historia han sido a su vez reales y que ellos han tenido (el padre murió ya) esa forma de comunicarse en la realidad. Me pirra ver que el padre ha sido un rácano toda su vida y el hijo un auténtico despreocupado que lo único que quiere es vivir su vida haciendo su papel de hijo lo menos posible. Estas características tan humanas son las que perfilan la historia y dan juego a los personajes. Incluso los personajes más secundarios (como la novia de Art o su madre) están llenos de una vitalidad que desborda.
Es un cómic muy entretenido. Su formato en forma de capítulos y el que de vez en cuando el padre se salga de la historia que cuenta para mostrarnos cosas del momento en que se las cuenta a su hijo hacen que no sea una novela pesada.
Me pregunto después de leerla si hubo algún motivo por el que el autor decidiera dibujar ratas en lugar de humanos: ¿fue una forma subliminal de indicar que los nazis no eran más que otra forma de alimañas?
Muy buenas Sergio,
Tu reseña merecía su propio post dentro del blog. Me alegro mucho de que te haya gustado, porque es un libro muy especial.