Supongo que hacía mucho tiempo que no leía a Juan José Millás. Escucharlo sí, lo sigo en la radio algún día por las mañanas en el programa de Gemma Nierga, a la que por cierto casi no le quedan días en la Ser, así que no estoy segura de si seguiré escuchando también a Millás como colaborador suyo ¡Lástima!
Es curioso que algunos asociemos obras, o incluso a escritores, como “Premio Planeta” en un sentido un poco despectivo, pero con algunos autores no pasa, y desde luego no con éste incluso siendo tan premiado, pues tiendo en su haber, entre otros muchos, el Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, yo nunca lo he leído con esa conciencia. Tampoco yo soy una especialista en Millás. He leído siete de sus obras. Me guata leerlo y me gusta escucharlo.
En relación a su última novela, Mi verdadera historia, tengo que reconocer que me ha impactado, que incluso sabiendo de qué trataba, me ha cautivado su escritura, desde su inicio:
“Yo escribo porque mi padre leía. Miradme en el salón de la casa de entonces, los muebles oscuros, oscuro yo también detrás de la butaca…”
Como me alegra haber leído y releído en varias ocasiones “Crimen y Castigo”, de Dostoievski, una lectura que debería ser obligatoria durante la adolescencia. Porque si cualquier obra de este autor daría para un interesante debate con los jóvenes, esta es una obra básica para entender y profundizar sobre el ser humano, y es por ello que tantos escritores se ven en la obligación de utilizarla como fondo o base de sus propias obras.
Naturalmente que podemos leer a Millás sin haber leído a Dostoievski, claro, y entonces seguro que esta reseña no tendría ningún parecido a lo que les cuento ¿O sí? Yo creo que no sería lo mismo si yo no conociese a Raskolnikov, aquel que reflexiona sobre su próxima integración en la sociedad… .
¿Acaso estamos ante una novela de iniciación dirigida a los adolescentes? Yo diría que no, que de ninguna manera. Por supuesto que la pueden leer, incluso chavales más jóvenes, y podrán trabajarla en institutos, claro que sí, pero la realidad es que es una obra de esas inclasificables en relación con la edad del lector.
¿De qué va en definitiva este libro? Pues en palabras del propio Millás: “Por de pronto toda mi última novela está basada en la ambivalencia, en un complejo sentimiento de culpa: un adolescente provoca de la manera más tonta un accidente de tráfico de gravísimas consecuencias, y eso desencadena una culpa que remodela toda su vida”
Podía haber puesto lo que pone en la contraportada pero creo que está mejor dejar escrito aquí lo que el propio autor dice de ella, lo que quiere que el lector sepa antes de emprender el paseo por sus páginas, concretamente 107 páginas que contienen un puñado de dibujos de Lucas Climent ¡Y cómo me gustan estos libros en los que en tan pocas páginas nos cuentan tantas cosas y tan profundas!
Porque es la historia de un chaval de 12 años que no se siente mirado por sus padres, que solo quiere un poco de atención… Ya no digo ni cariño, ni amor. Un chaval que no se encuentra ni ve su lugar porque no es visto; por eso es un pequeño Raskolnikov, incluso antes de ser un joven Raskolnikov.
Está contada en primera persona y eso bien sabe el autor que nos meterá de lleno en la novela, los temas que trata son delicados, asuntos de los que, como cuando hablamos de Crimen y Castigo, son para leer y rumiar en la más absoluta intimidad. Ya estarán para hacernos compañía la soledad y la conciencia de cada cual. Pero también es cierto que son temas que nos gusta comentar aun cuando al ser tan tocantes a la moralidad y la ética incluso al hablar de ello en grupos reducidos tendemos a ser sencillamente políticamente correctos en nuestra exposición.
¿Y los padres? Los padres son dos grandes lectores y por ello el libro está plagado de títulos y autores impresionantes. Y siendo importante e imprescindible el personaje de la madre, aquella que no quiere ver porque no puede asumir, el padre es el más complejo y el que más me ha interesado. Un hombre que vive por y para la ficción… Que prefiere un libro a un hijo y el chaval, nuestro protagonista, se ha de convertir en un personaje para ser visto por él y que le muestre un mínimo aprecio.
Y es por eso que el libro empieza con la frase:
“Yo escribo porque mi padre leía. …”
Y creo que Juan José Millás ha logrado otra vez sorprender al lector y conseguir una historia redonda…
Casi como una canica 😉
No sé si serás o no experta como dices que no de Millás, pero después de haber leído 7 trabajos de él, seguro que te aproximas a eso, en cualquier caso, lo que sí es seguro es que te gusta y mucho.
¿Sabes que esta semana salió precisamente esta novela en el programa de libros con uasabi en la que s entrevistaba a Millas? Y para que luego digas de mí, ahí se contó la última frase de la novela. Millás hasta se dejó y todo, porque al fin y al cabo, en este tipo de libros lo de la trama viene a ser lo de menos.
Crimen y Castigo tengo que leerla ya, que me doy cuenta que es una referencia a la que recurren muchos escritores, Coetzee incluido.
Pues sí, leer Crimen y Castigo te llevaría poco y te vendría muy bien para otras lecturas y para poder hablar de él y reflexionar sobre ese libro, claro ! jajaj El caso es que me ha gustado este libro de MIllás, me parece muy interesante la forma en que ha desarrollado el tema. Es un libro que se lee en dos horas pero que no desaparece rápidamente de tu mente… Muy bueno para un club de lectura.