Esta es mi tercera reseña como miembro del jurado de los Premios Guillermo de Baskerville 2019. El objetivo de estos premios, organizados por Libros Prohibidos, es dar visibilidad a los mejores libros publicados por editoriales independientes, descubrir a los lectores esas joyitas literarias que rara vez encontrarán en los escaparates de las librerías más concurridas. A mí me ha tocado reseñar y valorar a las tres finalistas en la categoría de Novela Corta, y tras hablar de Aracnefobia y Legado de plumas, concluyo mi labor hablando de Micosis, de Enerio Dima.
El edificio Cónsul es con lo primero que nos topamos al abrir este libro, un sitio horrible para trabajar, según el narrador, pero que a más de uno le resultará familiar; al fin y al cabo, es una oficina como otra cualquiera. Enseguida nos presenta a Marga, la protagonista: una mujer de una edad indeterminada, vestida con bata azul. Es la limpiadora del edificio Cónsul, invisible para el resto de los empleados y para el mundo en general. ¿En serio es esa la protagonista? Hasta el narrador remarca la posible sorpresa de los lectores. Pero entonces Marga se ve obligada a enfrentarse a una situación fuera de lo común. ¿Demostrará ser la heroína que aún no sabe que lo es?, ¿dará algún indicio, al menos? No, porque Marga es lo que se ve: una mujer normal y corriente. Y por eso mismo conecté con ella desde el primer momento.
Como el título indica, la micosis es la otra protagonista de esta historia: un hongo que está infectando a la población. La epidemia ya alcanza al cinco por ciento de la población mundial. Los primeros síntomas son el mal humor repentino y las alucinaciones, luego llegan las autolesiones y, si no se tratan a tiempo, pueden terminar en suicidio. Lo que los medios no cuentan es que transforma el cerebro y que aumenta la fuerza y la velocidad de los fúngicos.
Marga teme estar infectada, sin embargo, no puede salir de dudas: hacerse las pruebas la pondría en el punto de mira, y en caso de confirmarse el contagio, perdería lo poco que tiene: sus hijos, su trabajo. No piensa en el dolor, en la muerte, en el fin de la humanidad, solo en que sus problemas cotidianos la derrumben definitivamente.
Micosis no es una historia más sobre infectados por un virus extraño y una protagonista que pone en juego su vida para salvar a los suyos y, de paso, al mundo. Enerio Dima sitúa el foco en el terror real al que te enfrentarías en caso de verte en esa situación. Todo el rato te planteas qué harías tú. Y si no, el narrador te interpela de manera directa y hasta transcribe tus pensamientos en más de una escena, cuando juzgas a Marga por su inacción, y te pide que por favor te calles, no vaya a escucharte la pobre Marga, que bastante tiene. Esta forma de interactuar con el lector me ha parecido original y contribuye aún más a que nos metamos en la piel de la protagonista.
La micosis, a fin de cuentas, es solo un símbolo que cada lector interpretará a su manera, según sus vivencias. Para algunos, ese hongo que nos infecta será la sociedad en la que vivimos, que nos anula y sentencia si no cumplimos las expectativas, si no encajamos en la norma establecida. Para otros, la micosis será la enfermedad mental, que hoy en día es una epidemia silenciosa; nos avergüenza, por eso la negamos y la normalizamos, con tal de evitar las miradas acusatorias de los demás.
Micosis es una de esas historias crudas, tan reales que duelen, porque nadie quiere ser Marga, pero todos los somos en algún momento de nuestra vida, y lecturas como estas nos hacen sentir que no estamos solos en ese vacío existencial, en esa frustración permanente.
Nada vuelve a ser igual después de la micosis, ni para los personajes de este libro ni para los lectores que se asomen a sus páginas.