Mientras escribo

Mientras escribo, de Stephen King

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Recuerdo las estanterías de casa de mis padres salpicadas de libros de Stephen King. Estaban por todas partes. Un montón de libros del escritor de Maine en edición de bolsillo. Una edición con fondo negro llamada “Los JET de Plaza & Janés” de la que recuerdo títulos que leí de crío como eran “Cujo”, “El Resplandor”, “El misterio de Salem’s Lot”, “Tommyknockers”, “Apocalipsis”, “Carrie”… y mi idolatrada “It”. Creo que con aquella colección Stephen King comenzó a perfilar mi gusto literario, al que más tarde acabaría de dar forma J.R.R. Tolkien.

“Mientras escribo” no es una novela de terror. O sí. En algún sentido nos presenta varios de los fantasmas que acechan la mente del autor y cómo le afectan en su proceso de creación. Pero no es una novela, sino un ensayo. Este libro es una “rara avis” dentro de la obra de Stephen King. De hecho,  ahora que han pasado más de quince años desde su publicación, empieza a considerarse como una suerte de libro de culto. Se recomienda en talleres de escritura y en universidades y, aunque es un libro para escritores que están iniciando o para fans del autor, los párrafos vuelan delante de tus ojos.

La estructura del libro tiene dos partes bien diferenciadas. Un compendio de lo que King llama “recuerdos” y una serie de consejos para escritores. La verdad es que catalogar el género del libro es complicado ya que está a caballo entre el libro técnico y la autobiografía. Esta primera parte en la que el autor nos cuenta las cosas que le marcaron durante su vida, está escrita en forma de recuerdos fragmentarios e inconexos que van escribiéndose ordenados en las etapas de niñez, instituto, sus comienzos como escritor y su madurez. Además, del texto emana una sinceridad que le da muchísima frescura a su lectura. Es asombroso como King, despojado de toda personalidad de divo de la literatura contemporánea, hablando de tú a tú al lector, se nos presenta como un hombre que ha vivido una serie de experiencias durísimas, se ha hundido, se ha levantado y ha decidido contarlo en el único idioma que domina: la palabra escrita.  Esos recuerdos, directamente relacionados con su afán por escribir, nos cuentan cómo se forja ese escritor que poco a poco va consiguiendo sus objetivos. Al terminar este episodio autobiográfico, el libro va directamente a explicar  su método de creación. El manual del escritor.

La parte técnica se compone de cuatro bloques:

-Currículum Vitae:  Durante medio verano trabajé de conserje en el instituto de Brunswick. Un día nos encargaron que limpiáramos las manchas de óxido que había en la ducha de las chicas. Al entrar en el vestuario, lo observé todo con el interés de un joven musulmán trasladado por ensalmo a los aposentos femeninos. Era igual que el vestuario masculino, pero al mismo tiempo no se parecía en nada. Como es obvio no había urinarios de pared, y sí dos cajas de metal atornilladas a las baldosas, sin nada escrito y de un tamaño que no servía para toallas de papel. Me interesé por su contenido. —Tapachochos —dijo Harry—. Para cuando tienen los días.  Ahí nació “Carrie”.

 

-Caja de Herramientas: Yo soy del parecer de que la unidad básica de la escritura es el párrafo, no la frase. Es de donde arranca la coherencia, y donde las palabras tienen la oportunidad de ser algo más que meras palabras. En la prosa expositiva los párrafos pueden ser ordenados y utilitarios, y hasta conviene que lo sean. coge una novela de la estantería, una que no hayas leído, si puede ser. Observa la forma visual. ¿Verdad que no hace falta leer el libro para saber si has escogido uno fácil o difícil?

 

-Escribir: Respecto a Apocalipsis, pasé varias semanas pensando sin llegar a nada. Parecía todo demasiado     difícil, y demasiado complejo el puto libro. Había encarrilado demasiadas líneas narrativas, y corrían el peligro de enredarse. Di vueltas y vueltas al problema, le di puñetazos, cabezazos… hasta que un día, distraído, me llegó la respuesta. Vino entera, completa, de un fogonazo. Volví corriendo a casa y la apunté en un papel; es la única vez que lo he hecho, porque me daba un miedo atroz olvidarme.

 

-Postdata – Vivir: Escribir no es cuestión de ganar dinero, hacerse famoso, ligar mucho ni hacer amistades. En último término, se trata de enriquecer las vidas de las personas que leen lo que haces, y al mismo tiempo enriquecer la tuya. Es levantarse, recuperarse y superar lo malo. Ser feliz, vaya. Ser feliz. 

 

-Varios: aquí no voy a desvelar lo que hay, y os exhorto a que lo leáis. Es una verdadera joya.

Tras leer el libro nos damos cuenta de que Stephen King es más que un escritor prolífico a la hora de hilvanar frases. Es más que alguien que tuvo que inventarse un pseudónimo (Richard Bachman) para poder dar salida a todo lo que escribía, sin caer en la acusación de tener quien le escribía sus novelas. Y es que, en mi modesta opinión, nos encontramos ante el más importante escritor “costumbrista” de la segunda mitad del siglo veinte. Seguro que mucha gente no está de acuerdo con esta afirmación, pero si vamos más allá de analizar la novela de terror, podemos ver en las historias de King cómo son las relaciones entre diferentes grupos de personas. Stephen King es capaz de contarnos cómo es la vida en un pequeño pueblo de la América profunda. En el devenir del día a día, con sus rencores y odios típicos de pequeña comunidad,  King coloca unos vampiros que rompen una paz social ya establecida (Salem’s Lot). También es capaz de narrar cómo una familia que se dedica a cuidar un hotel cerrado por mantenimiento hasta la siguiente temporada, sufre los delirios  psicóticos más terroríficos que se hallaban  escondidos en la mente del padre de familia (Resplandor).

Este pequeño libro da muchísimo de sí y no puedo terminar la reseña sin incluir una pequeña cita del autor, que éste convierte en el mantra de todo aquel que quiera poner algo en negro sobre blanco:

“Si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. Cuanto más leas, menos riesgo correrás de hacer el tonto con el bolígrafo o el procesador de textos.”

Es un sabio consejo de un gran escritor que sabía, antes de publicar este libro, que iba a ser considerado por la crítica “como si la puta del pueblo quisiera enseñar modales a la gente decente”.

Yo por mi parte, desde este pequeño taller literario, le agradezco a King el consejo y a la vez le maldigo, ya que me acabo de dar cuenta de que, inconscientemente, su obra ya ha calado en mí y he revisado este texto unas treinta veces.  Todo un maestro en esto de escribir.

 

7 comentarios en «Mientras escribo»

  1. Muy buena reseña, Gorka. Yo siempre he reivindicado a King como uno de los grandes escritores de finales del siglo XX. A lo mejor, con suerte, en el futuro recibirá el reconocimiento que, en mi opinión, merece. Lo bueno de este hombre es que no va de gran escritor. Me gusta mucho su sana autoironía, cómo se ríe de sí mismo y del ninguneo al que lo somete la mayor parte de la crítica. Pienso que quien quedará en evidencia, con el tiempo, será la crítica, y no King. Dicho esto, algunos de sus escritos provocan verdaderas pesadillas y preguntas acerca de qué hay verdaderamente en el subconsciente de este buen hombre. Recuerdo cierto relato, incluido en alguna de sus antologías, que a día de hoy no me puedo quitar de la cabeza y que desearía no haber leído jamás.

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    • Gracias Leire! A mí la verdad es que Stephen King me gusta mucho. Efectivamente, la crítica ha sido dura con él, pero yo sigo pensando que es un ESCRITOR con letras mayúsculas. Parece que a parte de la crítica no le gusta que haya vendido más de quinientos millones de libros… Dominar toda su obra es complicado, pero hay libros magistrales como “Apocalipsis” o “IT”, o uno desconocido que firmó como Richard Bachman, titulado “La larga marcha”. Este libro, de 1979, describe una especie de Gran Hermano sádico. Trata de cómo un grupo de niños, son obligados a andar por una carretera. Sólo hay una norma. No pueden parar. Si paran, mueren. El juego lo gana el último que sobreviva. Es una especie de visión promisoria de los juegos del hambre, pero mucho más dura y de hace 35 años! Una novela increíble. Es cierto que tiene historias aterradoras, y ya me has dejado con la intriga… ¿De qué trata ese relato?

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      • ¡Hola, Gorka! El relato del que te hablo trata de un tipo que acaba en una isla desierta y no tiene nada que comer. Es cirujano. Imagínate el resto.

        Mis novelas favoritas de King son “Misery”, “El resplandor” (por cierto, jamás estaré de acuerdo con quienes dicen que la película es mucho mejor -es una película vagamente basada en la novela, pero no es nada fiel a ella), “Cujo” y “Carrie”, esta última por la fuerza del personaje principal.

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        • Pues a mí la película sí me gusto, pero la entendí como algo ajeno al libro. En el libro, creo que lo que provoca las situaciones que se dan es el propio hotel, mientras que en la película, lo que se deduce es que el personaje de Jack Nicholson está loco. Efectivamente no tiene nada que ver una cosa con la otra. Por cierto, lo de “Cujo” si que me dejó sin habla. ¿Sabías que Stephen King no recuerda haberla escrito? Es de su época en la que estaba todo el día drogado. Hay parte de la crítica que deduce la situación de gente encerrada en un coche, amenazada por un perro sanguinario fuera de él, como una angustiosa analogía de su drogadicción.
          He tenido que quitar un montón de cosas de la reseña por que me había quedado larguísima, y aún así me quedó bastante extensa. La verdad es que el autor da para mucho!!! ¿Un monográfico, tal vez? ¿Te animas ;-)?

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          • Es un autor que da mucho de sí, en efecto. Había leído su confesión de que había libros que no recordaba haber escrito en absoluto. Ojalá a mí me pasara lo mismo con la plancha, la colada, etc. Tiene que ser fantástico encontrarte las cosas hechas sin darte cuenta. Bueno, que me voy por las ramas 🙂 Olvidaba mencionar “La zona muerta”, muy buena también, así como algunos de sus libros de relatos, como “Todo es eventual”, en especial el relato sobre la habitación 1408 (no recuerdo el título).

  2. Veo que tenemos unos inicios literarios muy parecidos. Aunque llevo muchísimo sin leer nada de King, he de reconocer que las lecturas que recuerdo con más alegría de mis inicios son los libros que escribió con el pseudónimo de Richard Bachman. En un verano devoré “Rabia”, “Maleficio”, “Carretera maldita” y “La larga marcha” (este último brutal, ¿a que sí?)
    Gran reseña Gorka! Saludos

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    • Gracias César!! Es cierto, “La larga marcha” es brutal. A mí la verdad que me impactó Apocalipsis (el primer tocho de más de 1000 páginas que leí) y Cementerio de Animales (la escena del atropello aún me pone los pelos de punta…). De todas formas, IT sigue siendo mi favorita. Lo bueno de King es que después de tantos años sigue sorprendiéndome. Tengo unas ganas de echarle mano a Revival y a 11.22.63 …
      Gracias por el comentario!

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