Reseña del libro “Mira que eres”, de Luis Rodríguez
Antes de empezar a leer el libro pensé, mientas lo tenía entre las manos, lo difícil que tiene que ser para la editorial hacer un texto de contra para un libro de Luis Rodríguez. Porque un riesgo que suelen correr estos textos es el de contar demasiado, pero para contar demasiado tiene que haber algo sobre lo que contar. Y en Luis Rodríguez es todo tan confuso y a la vez tan genial que busca tú algo de lo que hablar. Hago referencia a la editorial pero ahora mismo podría estar hablando de mí. Qué decir de este libro: lo mismo que de los anteriores del autor, que mejor dejar de lado esta reseña y abrir un libro suyo. Así que hazlo. Ya.
Pero como mi trabajo aquí es escribir algo más, para quien quiera seguir leyendo (no lo hagas, ve al libro, y si no, mira que eres…) es lo que haré. Luis Rodríguez vuelve a publicar con Candaya después de 8.38 y nos trae este Mira quien eres. No hablaré mucho del contenido, básicamente porque tampoco sabría hacerlo, pero hablaré de algunas cosas que he vivido mientras lo leía, por si ayuda a alguien a acabar comprándolo:
En primer lugar, hablaré de que me lo llevé para un viaje de nueve horas en barco y antes de las dos primeras ya lo había devorado. Y mientras lo leía, esta vez quise cambiar un poco la mecánica de lectura para con los libros de Luis Rodríguez. Quería salir de la espiral en la que te mete desde las primeras páginas e intentar ser un poco más consciente de lo que estaba leyendo, de ver las claves, los andamios, la estructura; de descubrir de una vez por todas el secreto de su genialidad. Acabé el libro y me di cuenta de que no lo había conseguido. Lo siento.
Hablaré de que estoy bastante de acuerdo en una cosa de la que se habla en las primeras páginas donde el narrador reconoce que, al fin y al cabo, después de todas las referencias, personajes e historias que introduce sin parar, lo que hay detrás de todo, el tema que de verdad quiere abordar es él mismo. El problema aquí viene cuando te dicen que el narrador quizá sea el propio Luis Rodríguez. Ahí no estoy de acuerdo, porque sigo creyendo, aunque esté claro que Luis siempre se escapa y siempre es otro, que en verdad Luis no existe.
De que, como se lee dentro, «esto no es una novela, es la contemplación de un rescoldo».
De que Luis Rodríguez tiene el secreto de una técnica extraña que consiste en subirte a algo con motor, empezar el viaje a un ritmo tranquilo pero uniformemente acelerado, para acabar cogiendo bastante velocidad y parar de repente en seco. ¿El secreto? Que cuando acabas, aunque sea la última página, aunque veas que ya no hay más libro, te das cuenta de que no ha terminado. Los libros de Luis Rodríguez no acaban nunca.
De que solo por la página de referencias del final, donde se recogen todas las que se han comentado por el libro (que son muchas), ya vale la pena comprarlo.
De que hay un momento en que en el libro se pregunta: «¿Te gusta Borges?», y se responde «Mucho». De que hay un momento en que en la vida se te pregunta: «¿Te gusta Luis Rodríguez?», y tú respondes «Mucho».
De que gracias a Candaya por incluir en la contra del libro una frase mía escrita hace un tiempo en esta web.
De que no he contado absolutamente nada del libro.
De que ya lo sé.
De que lo siento.
De que, eso sí y por favor, si todavía no: Mira que eres.
No he leido nunca a Luis, pero creo que voy e empezar por esta propuesta.
Muchísimas gracias, Víctor, por la reseña.
Aprovecho para felicitaros por el blog. Os debo muy buenas lecturas.