Corría el año ochenta y muchos o noventa y pocos, lo dejaré simplemente en que era un chaval que trasteaba con walkie talkies, que se daba paseos con su bicicleta BH roja y que soñaba con conducir el Seat 127 amarillo de su padre, cuando vi la serie Cuentos Asombrosos. Detrás del proyecto, que contó con dos temporadas y más de cuarenta episodios, había directores de la talla de Steven Spielberg o Robert Zemeckis y actores como Kevin Costner o Patrick Swayze que se encargarían de dar vida a un producto que se asemejaba a The Twilight Zone, aunque primando más la fantasía con toques de fábula que la ciencia ficción. Por desgracia, la serie pasaría por la parrilla televisiva sin pena ni gloria; aunque marcando lo suficiente a los que la disfrutamos como para recordar algunos de sus capítulos con cierta nostalgia.
La Misión era el título del capítulo que recuerdo con más cariño. La acción ocurría durante La Segunda Guerra Mundial y el centro de toda la historia era un bombardero que se disponía a realizar su misión número 23; un número que para la tripulación era portador de malos augurios. Entre los muchachos que volaban en dicha aeronave de guerra se encontraba un joven soldado, el encargado de la ametralladora que hay en la panza, al cual le encantaba pasarse los ratos libres dibujando. La narración llegaba a ciertas cotas de dramatismo cuando el tren de aterrizaje, si no recuerdo mal, dejaba de funcionar. Las habilidades para el dibujo del soldado, el profundo deseo de supervivencia y un poco de fantasía conducirían a los telespectadores al final de una historia que quedaría para el recuerdo; y si encima te gustaba dibujar aquel final era incluso más especial.
Kei Kawade es como el soldado del relato: un muchacho con una sensibilidad especial a la hora de plasmar monstruos y robots sobre el papel y con un hondo empeño en que estos se conviertan en realidad. Algo que logrará al transformarse en Inhumano tras ser afectado por La Niebla Terrígena. A partir de entonces, y ya con el nombre de Kid Kaiju, creará un grupo de monstruos y robots gigantes que lucharán para vencer a otros bichos de tamaño descomunal. Esto, a grandes rasgos, es Monsters Unleashed!
De la mano de Panini Cómics ahora podemos disfrutar de los doce números de Monsters Unleashed! que compusieron la serie regular (antes de ser cancelada) de este peculiar héroe en un solo tomo. Así pues, asistiremos a aventuras en las que el niño héroe deberá enfrentarse a El Hombre Topo, Míster Siniestro o Lady Infierno, una cazadora intergaláctica de monstruos con más mala baba que Hulk aquejado de estreñimiento un lunes a la siete de la mañana. Por suerte Kid Kaiju no solo contará con sus monstruos y robots si no que en la batalla le acompañarán Elsa Bloodstone (cazadora de bichos asquerosos al estilo Van Helsing) o la mismísima Chica Luna y Dinosaurio Diabólico.
Demonios, abejas, deidades primigenias, dragones mitológicos y robots sospechosamente (evidente parodia, por supuesto) parecidos a los Transformers, ninguno de ellos más pequeño que un edificio de siete plantas, son el principal atractivo del cómic que hoy nos ocupa. Así pues, las batallas que se desarrollan, ya sean en alta mar, en medio de una ciudad o en la luna, son vistosas y llegan a recordar tanto a las películas clásicas de Godzilla como a filmes más recientes, como por ejemplo el Pacific Rim de Guillermo del Toro.
Mientras que en el guion se reparten las tareas casi al cincuenta por ciento entre Cullen Bunn y Justin Jordan, en lo que respecta al arte llegan a sobrepasar la decena los artistas (incluyendo portadistas) que llevan la tarea de darle rostro al protagonista y de poner en acción su grupo de súper monstruos. De entre ellos sobresalen (y sí, barreremos un poco para casa) los dibujantes españoles David Baldeón y Ramón Bachs. El primero con un trazo límpido, un planteamiento narrativo muy peliculero y un diseño del robot Aegis tan impecable como alucinante, el segundo es más proclive a mostrar un trazo grueso y duro, menos juvenil y más agresivo.
En resumidas cuentas, Monsters Unleashed! es un cómic con un marcado tono juvenil donde prima el humor y las aventuras de lectura facilona. Especialmente recomendado para todo aquel que siempre deseó tener como mascota a un Tiranosaurio Rex, a King Kong o al mismísimo Gamera.