No sé vosotros, pero yo, cuando era pequeña, siempre lo dejaba todo muy bien revisado antes de irme a dormir, y es que nunca se sabe. Por eso comprobaba que no hubiera nada ni nadie acechando bajo la cama, y ya que estamos también echaba una ojeada rápida dentro del armario, y como niña precavida vale por dos, dejaba una luz encendida y la puerta de la habitación entreabierta, no fuera a ser que Freddy Krueger me pillara en un despiste y me destripara mientras dormía. La precaución ante todo, ya sabéis.
Luego fui creciendo y aficionándome a Milenio 3 primero y a Cuarto Milenio después, como ya podéis imaginar soy de las que se sugestionan con facilidad y me bastaba con ver o escuchar un programa sobre aliens, para imaginarme a un ser verde de ojos penetrantes y almendrados apostado al pie de mi cama durante toda la noche. Ahora he conocido a Alfonso Casas, y me he dado cuenta de que los peores monstruos no son estos, sino los que nos acompañan en nuestro día a día, aquellos que esperan su oportunidad, agazapados, pacientes, mientras que pensamos que todo esta bien ellos se manifiestan de forma sutil, van apareciendo subrepticiamente hasta que un día te das cuenta de que estás atrapado.
Monstruosamente es el bestiario de todos y cada uno de nosotros, Alfonso Casas nos muestra sus monstruos, que son también los nuestros porque creedme, todos vosotros os vais a sentir identificados en las páginas de este cómic. Lo que hace este autor es tremendamente valiente, en las viñetas en blanco y negro de esta obra va poniendo rostro a todos esos miedos que nos arrastran y que incluso a veces nos limitan, y lo hace sin perder el humor, sacando sonrisas a los lectores e incluso a veces alguna carcajada, es que este bestiario es tan personal, que uno siente que están hablando de uno mismo desde la primera página.
Miedo al pasado, miedo al futuro, miedo a fracasar, a no ser suficiente, las dudas por lo que has hecho o peor aun por lo que has dejado de hacer, la tristeza que a veces sin tener una razón particular aparece y lo nubla todo, las inseguridades, o ese agujero negro que en ocasiones te succiona y te insta a quedarte todo el día en casa, en pijama, antes de socializar. Todos estos miedos están representados por un monstruo particular, pero no os dejéis engañar por el aspecto adorable de alguno de ellos, porque todos son igualmente peligrosos.
En este baile de monstruos, Alfonso Casas va deshaciendo la madeja de todos esos miedos, esos monstruos que conviven con nosotros, y con los que tenemos que aprender a vivir, ya que en mayor o menor medida siempre van a estar ahí, son nuestros compañeros de viaje. Lo que tenemos que aprender, como dice el autor es a que su efecto pase de ser limitante a ser limitado.
Por cierto, si como yo, también sois fans de Ana Oncina prestad mucha atención a las viñetas del cómic, solo os digo eso, quizá os llevéis una sorpresa.